El difícil equilibrio del PNV
El PNV desea el rápido restablecimiento de la Generalitat porque facilitaría la negociación presupuestaria con el Gobierno
La responsabilidad que el representante de Junts per Catalunya, Eduard Pujol, trató de endosar al PNV en el Aberri Eguna para que condicione su apoyo a los Presupuestos del Gobierno de Rajoy al levantamiento del artículo 155 de la Constitución en Cataluña ha causado perplejidad en Euskadi, incluidas las filas nacionalistas, porque el problema es más bien el inverso. Si el independentismo se pone de acuerdo y forma Gobierno, desaparecerá la intervención del Estado en Cataluña, según la promesa pública que Rajoy hizo al PNV al pedir su apoyo a los Presupuestos.
El PNV se mueve en un difícil equilibrio en su doble rechazo a la declaración unilateral de independencia y a la aplicación del 155 por parte del Gobierno, y carga las tintas en función de los movimientos de unos y otros. Ayer, el PNV acusó al independentismo de “falta de clarividencia y liderazgo” y a Carles Puigdemont de situar “sus intereses personales por encima de los de su país”. Así recordaba al independentismo que la ausencia de Gobierno y el mantenimiento del 155 es responsabilidad suya, no del PNV. La víspera atacó a Rajoy por haber rehuido un tratamiento político del conflicto catalán, dejándolo pudrir, y habérselo endosado a los tribunales.
El PNV desea el rápido restablecimiento del autogobierno catalán porque facilitaría la negociación presupuestaria con el Gobierno y consolidaría las ventajas obtenidas hace un año. Pese al conflicto catalán y sus lazos con el PDeCAT, no ha roto con el PP. Su pragmatismo se lo impide. Ha congelado sus relaciones en espera de que haya Gobierno en Cataluña y desaparezca la intervención. Es su único compromiso con el PDeCAT y su condición para negociar los Presupuestos. Algo que no es descartable que suceda en abril.
Pero, más allá de los Presupuestos, la prolongación del conflicto en Cataluña preocupa al PNV en extremo porque ha generado en España un cambio social y político importante y ha despertado al nacionalismo español. Las encuestas coinciden en el alza de Ciudadanos, convertido en enemigo político del nacionalismo sin distinciones y partidario de la recentralización del Estado. Es un reflejo de que los excesos del nacionalismo catalán han enemistado a amplios sectores de la opinión española no sólo con el independentismo sino con el nacionalismo, en general. También en Europa, aunque Rajoy tampoco sale limpio. El PNV, consciente de ello, debería abrir una reflexión.
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