_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Épico

Tremendos y magníficos personajes que en la actual universidad 'podemizada' seguramente deben de pasar por explotadores capitalistas

Félix de Azúa
“Naufragios y comentarios” de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, editado por Fundación Castro.
“Naufragios y comentarios” de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, editado por Fundación Castro.

Debemos aguzar la imaginación para ver a cuatro náufragos españoles que hacia 1528 chapotean, se arrastran o dan manotazos entre manglares, pantanos, junglas. Llevan luengas barbas, cabellos enmarañados y van desnudos como lombrices. Así anduvieron durante nueve años, a través de toda la América sureña, lo que es hoy el Misisipi, Luisiana y Texas. Eran esclavos. Los abuelos de los sioux, gente que vivía en el neolítico, se los cambiaban de una a otra tribu porque ejercían de curanderos. ¿Curaban de verdad? Nunca lo sabremos, pero ellos se lo acabaron creyendo, como contó uno de los cuatro, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en su fabulosa autobiografía Naufragios y Comentarios, editada ahora con un gran prólogo de Juan Gil (Castro).

Nueve años pasaron desnudos, atacados por insectos, fieras, caníbales, pero, sobre todo, por el hambre. Esa fue, sin embargo, solo la primera aventura. En 1537 arribaron por fin a tierra cristiana, seguidos por un numeroso grupo de indios que creía en la divinidad del cuarteto. Entonces empieza la segunda aventura. En cuanto los recogen, lo primero que hacen los cristianos es esclavizar a los indios contra las protestas de Cabeza de Vaca. Tiempo después vuelve a España y la Corona lo nombra gobernador de Río de la Plata, adonde viaja, pero, una vez allí, choca con los vascos de Irala y comienza la tercera aventura. Tras ordenar el cierre de los harenes de esclavas sexuales fue calumniado, encarcelado y condenado por tribunales corruptos. Eso dejó a Cabeza de Vaca más desnudo, arruinado y desesperado que con los indios y la jungla. Muere en la miseria.

Tremendos y magníficos personajes que en la actual universidad podemizada seguramente deben de pasar por explotadores capitalistas. O ni eso.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_