En busca de la taza perfecta
El 85 % de los españoles toma café al levantarse. Por eso el diseñador Santos Bregaña ha creado el recipiente que él considera ideal
El 84 % de los españoles comienzan el día con una taza de café, según la Federación Española del Café. Es decir, 41 millones de ciudadanos de nuestro país realizan un mismo hábito cada mañana en torno a un objeto de cerámica y una infusión de grano molido. Pero ¿lo hacen sobre el recipiente correcto? Probablemente no, según el diseñador Santos Bregaña (Pamplona, 1965), que ha creado la que él considera “la taza de café perfecta” para la firma francesa de porcelanas de Limoges, Bernardaud.
En el diseño de este nuevo recipiente doméstico, Bregaña ha tenido en cuenta las costumbres equivocadas y estéticas que tenemos a la hora de tomar un café. “Existe una inercia cultural a la hora de tomar café. La ortodoxia de los muy cafeteros incurre en el comprensible error de buscar tazas gruesas que, siendo desagradables en la boca, son apropiadas para mantener la temperatura”, cuenta el diseñador.
Para ello, ha dotado a su taza de un pie de gran grosor frente al labio de la taza que es depurado y fino: “Se consigue mantener el café caliente sin sacrificar el placer de un labio delgado; el café no puede tomarse a una temperatura inferior a 60 grados durante todo el proceso de degustación, y esta taza tiene resistencia a enfriarse”.
El café no puede tomarse a una temperatura inferior a 60 grados durante el proceso de degustación, y esta taza tiene resistencia a enfriarse
La clave: la curvatura
Pero Santos Bregaña, conocido sus diseños de vajillas para los grandes restaurantes del mundo –en 2005 Ferrán Adrià afirmó que una de sus creaciones le había “permitido componer ciertas recetas de manera totalmente dependiente del recipiente”– considera que el punto de inflexión de esta taza es la curvatura del fondo.
“Las tradicionales tazas italianas de café tienen secciones cónicas y no de parábola, que es la curva sobre la que mejor desliza el café desde la cafetera sin que tenga roturas; nuestra taza permite que la infusión negra, la crema melancólica del café, baje sin la amenaza de un suelo donde se estrellaría arruinando la cohesión de la emulsión coloidal”, afirma Bregaña.
Más ergonómica
Una vez creada la forma, había que escoger el material, en este caso la porcelana blanca: “La defiendo por encima de cualquier otro elemento. La falta de imaginación del cocinero ha provocado un fenómeno de camuflaje con vajillas de aluminio, de pizarra, de cerámica de baja temperatura o madera”.
Esta taza está pensada para el café Jamaica Blue Mountain, una denominación de origen cuyo equilibrio en todas sus cualidades hace que no se mezclen entre sí, como ocurre con otros cafés. Para mantener sus aromas, el diseñador le ha añadido una cúpula, “le otorga al ritual misterio y juego”, y un asa contemporánea más ergonómica adaptada a todo tipo de grosor de dedos. Y es que la que se considera la bebida más democrática de todas, como añade el diseñador, es, además “un ritual más poderoso que el comer en Occidente”.
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