El día que nos fuimos de fiesta con Beckham
El británico presentó House 99, su propia línea de productos de cosmética masculina, en una fiesta londinense
Nieva en Londres y mientras la ciudad desciende a un caos logístico, otro tipo de vorágine reina en una nave industrial al este del mapa. Estamos en la presentación de House 99, la nueva línea de cosmética de David Beckham (Londres, 1975), y todos los invitados de esta fiesta se mueven copa de Tattinger en mano con una sola misión: sacarse una foto con el mítico exfutbolista. Periodistas, distribuidores, influencers, y hasta algún famoso, no se irán del evento hasta conseguirlo. El británico accede con una educación y una paciencia infinitas, y por supuesto con una habilidad tal frente al smartphone que se diría que está investido de la infalibilidad selfie.
Beckham ha lanzado su primera línea de cuidado masculino junto a L’Oreal Luxe, tras dos años de trabajo con el gigante cosmético. “Hace tiempo decidí que no quería limitarme a ser simplemente la imagen de marcas, quería montar mis propios negocios, y esta fue una oportunidad perfecta”, cuenta a ICON cuando por fin nos guardamos el móvil en el bolsillo.
House 99 es una marca inspirada en los utensilios de barbería, con productos para el cuidado de la piel, el cabello y los tatuajes. El nombre hace referencia a 1999, un año que el futbolista siempre recordará. En 1998 se había convertido en uno de los personajes más odiados entre sus compatriotas: había sido expulsado del Mundial después de propinar una patada a Simeone durante un Inglaterra-Argentina. En cambio, al año siguiente su suerte cambió radicalmente. En apenas doce meses ganó la Champions, la Liga y la Copa de Inglaterra con el Manchester United, se casó con Victoria y tuvo su primer hijo, Brooklyn. Y el resto, como dicen, es historia.
A continuación, vino una década de diferentes peinados, tatuajes múltiples y lookazos, como las trenzas, las crestas o el impagable momento pareo. Beckham fue pionero y emblema del ya olvidado hombre metrosexual. La pregunta es por qué lanzar una línea de cuidado masculino precisamente ahora, cuando la industria cosmética vira hacia la neutralidad de género. “En estos últimos diez años los hombres han empezado a cuidarse más y a prestar más atención a su aspecto. También los deportistas, en el fútbol y el baloncesto, son mucho más conscientes de la imagen que proyectan”, dice.
Haciendo balance de esos años, no se arrepiente de ningún cambio de imagen. Ni siquiera de las diademas y mechas platino que tanto daño han causado entre generaciones posteriores. “Lo único es que no era muy consciente de lo malo que es tomar el sol en exceso, y me hubiera aplicado más protección solar”, concede.
Beckham empezó en esto de los potingues robando productos a su mujer Victoria, y aun curiosea por su neceser para probar nuevas cremas: “Empecé a cuidarme y a preocuparme de mi look cuando la conocí”, confiesa. “Todos los productos que había en su baño olían mejor que los míos y conseguían mejores resultados”. ¿Y el mejor consejo que le ha dado ella en ese aspecto? “Me dijo que nunca hay que ser olido antes de ser visto, y siempre lo recuerdo al perfumarme. O sea, si te echas mucho perfume vas a ser olido antes de llegar. Eso es malo”.
Para los Beckham todo queda en familia (tienen cuatro hijos). “A mis dos hijos mayores les enseñé a afeitarse, el más pequeño me lo pide, pero aún no tiene edad. A mi hija Harper le pinto las uñas. Todos mis niños han probado mis productos. De hecho nos acabamos de mudar de casa y uno de mis hijos creía que había fabricado esos cosméticos solo para el baño de nuestro nuevo hogar”. Algo perfectamente posible si uno se apellida Beckham.
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