Premio a la batalla por extender la vacuna contra el papiloma
Nubia Muñoz, epidemióloga que investiga la relación de la infección del papiloma humano con el cáncer de cuello de útero, galardonada por la Fundación BBVA
El Virus del Papiloma Humano (VPH) es una enfermedad de transmisión sexual que puede prevenirse con una vacuna o desembocar en graves problemas de salud, como el cáncer de cuello de útero o cervical. Una de las investigadoras que más ha estudiado esta relación es la epidemióloga colombiana Nubia Muñoz (Cali, 1940). Este martes 27 de febrero, su trabajo desde hace tres décadas ha sido galardonado por la Fundación BBVA con el Premio Fronteras del Conocimiento en su vertiente de Cooperación al Desarrollo. El jurado la describió como “un ejemplo” y destacó el papel “clave” para evitar una dolencia que afecta, sobre todo, a mujeres de lugares desfavorecidos.
“Un 80% de los casos de esta patología lo sufren en países en vías de desarrollo”, apuntaron los asistentes al acto, celebrado en la sede madrileña de la fundación. “La doctora Muñoz ha establecido la relación entre el VPH y el cáncer de cuello de útero, y su trabajo ha sido un catalizador para el progreso de vacunas y su posterior aplicación en todo el mundo”, explicaron desde el jurado, presidido por Pedro Alonso, director del Programa Mundial sobre Paludismo de la Organización Mundial de la Salud y premiado en la edición anterior.
Lo hicieron antes de que la propia doctora agradeciera —en conversación virtual— la “estupenda noticia” en una madrugada “agitada”. “Estoy muy emocionada. Cada vez soy más consciente de que esto va a mejorar la vida de las mujeres”, anunció. “He tenido la suerte de trabajar con un gran equipo y de ver el trabajo culminado, algo que no todos los biólogos consiguen”, expresó la Catedrática Emérita del Instituto Nacional de Cancerología de Colombia. Dedicada desde la juventud a la investigación del cáncer, Nubia Muñoz ha pasado por centros de Estados Unidos o Francia. A mediados de los ochenta se centró en la búsqueda de una evidencia epidemiológica sólida para descifrar las causas del cáncer de cuello de útero. Así comenzó un estudio en 30 países y durante 25 años que halló un 80% de incidencia de esta enfermedad y un 70% en el caso del cáncer de cérvix se producían debido al VPH.
La vacuna está plenamente introducida en 84 países, en su mayoría desarrollados
Desarrollar una vacuna para impedirlos fue el siguiente paso. Aun hoy, Muñoz lamenta los obstáculos por los que atraviesa este remedio. “Es un gran avance que hemos probado en 35.000 personas de 33 países. La vacuna del VPH es muy eficaz y segura. Desgraciadamente, el precio, la desinformación y algunos grupos que la rechazan sin apoyarse en datos científicos han desestimado su valor”, indicó. La polémica por sus efectos secundarios o su inclusión como problema de salud pública ha lastrado la implantación en algunos países (como el suyo, Colombia). También habló de su utilidad en varones para prevenir cánceres de ano (asociado en un 80% al virus, según el Instituto Nacional de Salud inglés), de pene (con relación en hasta en un 47% de casos) o de boca y garganta, con una correspondencia ocasional.
“En algunos países, las tres dosis de la vacuna cuestan más de 100 euros, y eso entorpece su propagación. Se ha demostrado que con dos tomas o incluso una basta para quedar protegido, y eso puede ser de gran ayuda”, adelantó. Según especificó, en América Latina hay un fondo para comprar en grandes cantidades que abarata el coste, y añadió también que continuar con los estudios es fundamental para ver los tipos de transformaciones celulares y seguir el rastro a cualquier tipo de cáncer. “Hay que tomar muestras de tumores y hacer cálculos, tratar a los pacientes… La investigación es muy importante. Podría erradicarse la infección, pero se han utilizado los estudios para la prohibición cuando se ha confirmado que las citologías vaginales (análisis de extracción de células) detectan hasta un 80% de los casos”, agregó ante las preguntas de los asistentes.
Muñoz vivió de cerca “el impacto devastador de las enfermedades infecciosas”, tal y como emiten desde la Fundación, ya que su padre —agricultor— falleció de difteria. La ahora consultora del Programa de Investigación de Epidemiología del Cáncer del Instituto Catalán de Oncología o del Ministerio de la Salud y Protección Social de Colombia se quedó con su madre y otros cuatro hermanos en una situación más que humilde. “Fue una muerte especialmente dolorosa porque podía haberse evitado si hubiera recibido un tratamiento adecuado de penicilina, en aquella época poco extendido en nuestro país”, declaró en una entrevista a The Lancet.
Preguntada por el reconocimiento a su colega Harald zur Hausen (premio Nobel de Medicina en 2008 por relacionar el VPH con el cáncer de cuello de útero) y no a ella, la doctora anotó que la anécdota ya es “historia” y remarcó que el galardón noruego “nunca ha contemplado la investigación epidemiológica, solo la vacuna”. La Organización Mundial de la Salud aclara que hay más de 100 tipos de VPH, pero solo 13 son “oncogénicos” o de alto riesgo. “En 2012, aproximadamente 270 000 mujeres murieron de cáncer de cuello uterino; más del 85% de esas muertes se produjeron en países de ingresos bajos y medianos”, advierten.
Detalle que Muñoz también subrayó: “La vacuna está plenamente introducida en 84 países, en su mayoría desarrollados. Muy pocos africanos tienen campañas. Esperamos que a partir de ahora la prevención llegue a más rincones”, zanjó. “Hace falta que se siga implementando en los países en vías de desarrollo, que es donde más se necesita”, insistió la premiada, asegurando que su dedicación a la ciencia “nunca ha sido complicada, sino que ha sido un placer porque estoy haciendo lo que me gusta hacer. Siempre me propuse investigar para ayudar a la gente”.
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