Mujeres hacen yoga para bloquear una calle
Las clases medias ensayan nuevas formas de protesta para evitar la reelección de Morales
Cuatro esbeltas mujeres practicaban yoga mientras bloqueaban una calle, en un barrio acomodado de La Paz. No lejos de allí, otros vecinos se sentaban en sillones colocados en medio de la pista. Otros más, habían atravesado sus elegantes coches para impedir el paso.
Las redes estaban llenas de imágenes de modos insólitos de bloquear: la más curiosa provenía de Tarija, en el sur, donde una violinista y un anciano lo hacían en pareja, la una mientras tocaba y el otro mientras tomaba un mate, una infusión.
Las clases medias bolivianas están saliendo a las calles quizá por primera vez en la historia (los únicos antecedentes son actos de defensa en medio de momentos de crisis), dejando en ellas la marca de su personalidad. Su objetivo es impedir que el presidente Evo Morales, desoyendo el resultado del referéndum constitucional de 2016, vuelva a candidatear en 2019 en uso de una reciente autorización ad hoc del Tribunal Constitucional. En un último episodio de su lucha, pararon al país el 21 de febrero, que es el aniversario de la realización de esta consulta.
El 70% de la población está en contra de la reelección, pero los grupos que en el pasado hicieron famosa a Bolivia por su desempeño en lo que los sociólogos llaman “acción colectiva” se hallan dentro del 30% restante: campesinos y vecinos indígenas que respaldan al presidente y que el mismo 21 organizaron nutridas concentraciones para proclamarlo.
Durante este día se dio una verdadera “lucha de clases” en el país. Si bien no se produjeron encontronazos serios, en los nudos viales más importantes los bloqueadores intercambiaron insultos y gritos con la gente que no simpatizaba con la medida y quería moverse a sus trabajos. En tales casos, como es usual en Bolivia, el racismo salía de inmediato a relucir.
Mientras tanto Evo Morales, aupado por el apoyo de Garzón, Iglesias y Zapatero desde Madrid, dijo que no cambiará de planes, ya que solo se le oponen los “privatizadores”.
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