Vicky Losada: "Hay pocos clubes en los que las chicas podemos vivir del fútbol"
Se curtió en la exigente Liga femenina de Estados Unidos. Hoy es una estrella del FC Barcelona. Y ha creado un campus para abrir el camino a futuras promesas del fútbol.
DE PEQUEÑA, Vicky Losada (Terrassa, 1991) se sentía como una marciana. Con seis años era la única niña que jugaba al fútbol en su calle. Y se convirtió en la única chica del Can Parellada, cuando a los ocho convenció a su madre para que la apuntase al club. Pero ya destacaba. Fue capitana las dos temporadas que pasó en el equipo. La sorpresa llegaría con el cambio al Sabadell. “Aluciné. No sabía que había tantas chicas que jugaban al fútbol”, recuerda hoy sonriente tras una jornada de entrenamiento con la primera escuadra femenina del FC Barcelona. A sus espaldas ya suma cuatro Ligas, cuatro Copas de la Reina y el orgullo de haber sido la primera española en marcar en un mundial. Ha brillado en Estados Unidos e Inglaterra. Y en diciembre cumplió su sueño de fundar un campus mixto para convertirse en la maestra de decenas de jóvenes promesas del fútbol.
Siendo adolescente, el entrenador del Barça femenino vio en ella a “un futuro referente del fútbol”
El Barça fichó a Losada cuando tenía 14 y un año después la centrocampista ya debutaba en el primer equipo a las órdenes de Xavi Llorens. El que fuese el primer entrenador de Messi en la Masía asegura que desde el principio vio en ella a “un futuro referente del fútbol femenino”. Pero en aquel momento la catalana no se planteaba vivir de su pasión. No era realista imaginar una carrera profesional para una mujer en España. Obtuvo con sus compañeras azulgranas todos los títulos nacionales que se podían ganar mientras compaginaba el fútbol con los estudios. Primero bachillerato, después comenzó un ciclo superior de laboratorio.
Entonces llegó la gran oportunidad. “Me descuadró todo”, resume la centrocampista catalana. Un equipo estadounidense, el Western New York Flash, había hecho una oferta por ella. La Liga femenina del país norteamericano es la más potente del mundo. Se disputa durante los meses de verano, cuando otros deportes con más aficionados se toman un descanso. Por aquel entonces, las jugadoras ganaban allí unos 5.000 euros al mes de media mientras que las españolas más afortunadas no llegaban a los 1.000. “Me costó mucho decidirme. Por un lado, en el Barça estábamos en un momento muy dulce, lo habíamos ganado todo. Pero por otro, sentía que esto se me había quedado un poco pequeño”, relata Losada. “Era la primera vez que me iba a algún sitio sola y mi nivel de inglés no me permitía mantener una conversación con confianza. Recuerdo que lloré en el avión”.
Los primeros meses fueron duros, pero mereció la pena. Por primera vez sintió que estaba jugando como profesional. Compartió el terreno con leyendas como Carli Lloyd o Abby Wambach y llegó a disputar partidos en estadios con 20.000 espectadores. Antes de lo que se esperaba, la siguiente oportunidad llamó a su puerta. El Arsenal, uno de los mejores conjuntos de la Liga británica, quería ficharla. Nuevo equipo, nuevo país, nuevas compañeras. Pasó dos temporadas en el club londinense. “Maduré muchísimo. Tanto la americana como la inglesa son Ligas muy competitivas y físicas. Estados Unidos era más el marketing, el espectáculo. Pero en Inglaterra se vivía más el fútbol. Inglaterra era fútbol puro”.
Tras la aventura internacional, Losada volvió en 2016 a su casa, al Barça. A las órdenes de su entrenador de siempre, Xavi Llorens. Y a la rutina. Las azulgranas llegan a la Ciudad Deportiva Joan Gamper a las ocho de la mañana para desayunar. Después visitan al fisioterapeuta, practican ejercicios individuales, van al gimnasio y entrenan unas dos horas. La jornada suele terminar a las 13.00 con la comida. Algunas tardes, si hay un partido próximo, repasan vídeos para mejorar su táctica. “Nos cuidan mucho, pero también trabajamos mucho”.
“Hace años podíamos pasarnos 10 horas en un bus para ir a Santander. A la última Champions fuimos en ‘jet’ privado”
Desde hace un par de años la situación de las jugadoras ha empezado a mejorar en el equipo. Losada ya puede decir que se gana la vida como profesional en España. Por un lado, los patrocinadores han comenzado a interesarse por ellas. “Antes nos gastábamos cada temporada como mínimo unos 500 euros en dos pares de botas de goma. Y 750 si queríamos tener también un par con tacos de aluminio. A mí ahora cada dos meses me mandan cuatro pares y mogollón de ropa”. El conjunto se ha enriquecido además con varias incorporaciones internacionales. Una de las últimas que ha llegado es la actual mejor jugadora del mundo, la holandesa Lieke Martens. Hay fichajes de Dinamarca, Brasil, Francia e Inglaterra. Losada presume de haberse convertido en la traductora del vestuario. También han mejorado los desplazamientos a los partidos. “Hace años podíamos pasarnos 10 horas en un bus para ir a Santander. A la última Champions fuimos en jet privado”.
Pero la centrocampista se apresura a aclarar que ni todos los equipos ni todas las deportistas disponen de las mismas condiciones. “Yo tengo mucha suerte porque el Barça en los últimos años ha apostado fuerte por el fútbol femenino. Pero hoy día son pocos los clubes en los que las chicas podemos dedicarnos cien por cien a esto en España. Aparte del Barça, el Atlético de Madrid, el Valencia y quizás el Athletic de Bilbao”. El sueldo medio en el vestuario azulgrana ronda los 2.000 euros. Comparar estos honorarios con los de sus homólogos masculinos resulta irrisorio. Y aun así las del Barcelona se sienten afortunadas, sigue habiendo compañeras en la Primera División que están lejos de poder vivir del deporte.
“Yo ahora intento pelear para que las niñas que están empezando tengan recursos, una educación, un seguro médico… Que estén cubiertas”, sostiene. Durante los meses que la mediocentro pasó en Estados Unidos le sorprendió ver cómo chicos y chicas entrenaban juntos en campus de formación durante todo el año. “De hecho, ellas eran mayoría y manejaban la situación”, puntualiza. “Yo eso no lo había visto en mi vida”. A raíz de aquella experiencia, Losada decidió crear su propio campus mixto. El proyecto vio la luz con éxito durante tres días del pasado mes de diciembre. Losada asegura que cuando son pequeños, no hay diferencia entre el toque de balón de un niño y el de una niña. “A edades de iniciación, es bueno que aprendan juntos. Más tarde, ellos alcanzan más fuerza física y tiene sentido entrenar por separado”.
Ya planea la segunda edición del campus sin perder de vista el que ahora es su objetivo prioritario: ganar la Liga. El Barça lleva dos años quedando segundo. La temporada está resultando dura. “Este año tenemos que ganarla sí o sí”.
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