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Lo que Hans Rosling nos enseñó sobre el desarrollo

Hace un año que falleció el doctor y estadístico sueco que evidenció cómo los prejuicios y un mal uso de los datos condicionan la visión de los problemas del mundo

Hans Rosling, durante una charla.
Hans Rosling, durante una charla.Youtube
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Hace poco más de un año que fallecía el médico, estadístico y divulgador sueco Hans Rosling (Upsala, 1948-2017). El especialista en salud global ejerció la medicina en el norte de Mozambique e investigó las relaciones entre salud, hambre y pobreza en distintos países africanos. También trabajó con distintas ONG y agencias internacionales. Pero su salto a la fama se produjo en febrero de 2016, 11 años antes de su fallecimiento, en un encuentro sobre tecnología en Monterey (California).

Usando novedosos gráficos interactivos, Rosling causó sensación durante una charla TED en la que desafió todo tipo de prejuicios e ideas preconcebidas sobre pobreza y salud global. "¿Dónde hay mayor mortalidad infantil: en Sri Lanka o Turquía?". La respuesta era Turquía y, según el profesor, la mayoría de sus estudiantes en el Instituto Karolinska sueco, fallaron en esta y otras preguntas. Hasta los chimpancés lo hicieron mejor, dijo en una broma que luego se haría recurrente.

Porque el académico fundó, junto a su hijo y su nuera, la ONG Gapminder. Un proyecto contra la "ignorancia" de la realidad del mundo. Ese desconocimiento que nace de prácticas como considerar a todo África, a todo Asia o a todos los Estados árabes como todos homogéneos a la hora de analizar problemas y proponer soluciones.

Una de sus primeras batallas fue solicitar el libre acceso de todos a las bases de datos de las agencias internacionales. Y su organización se dedicó a generar herramientas para que toda esa información se tradujese en gráficos o presentaciones útiles y comprensibles. Fue crítico también con los medios y su capacidad para interpretar tendencias y datos, y en 2012 la revista estadounidense Time lo incluyó entre los 100 personajes más influyentes del año.

Gapminder continúa su lucha contra los prejuicios que, dicen, todos tenemos. En primer lugar, por el sitio donde hemos nacido y la realidad que hemos conocido. En segundo término, por la educación que nos han dado. Y además, por los medios que leemos. Si a todo eso le sumamos nuestras intuiciones, advertía su hijo, Ola Rosling, podemos acabar viendo el mundo del revés.

Del espíritu de Hans Rosling en la entidad surgieron cuatro reglas para vencer las ideas preconcebidas. Que, a pesar del pesimismo reinante, la mayoría de las cosas tienden a mejorar cuando hablamos de desarrollo. Que, pese a la creciente desigualdad, la mayor parte de la población se encuentra en el medio entre los más ricos y los más pobres. Que el desarrollo económico suele seguir al social, y no al revés. Y que no hay que exagerar problemas que asustan (el ejemplo gráfico, las muertes por ataques de tiburón) pero que cuantitativamente no son tan graves.

Una de las últimas iniciativas de Gapminder es Dollar Street. Bajo la premisa de que en las noticas la gente parece más lejana de lo que realmente es, la organización ha visitado a 264 familias de 50 países distintos y ha colgado más de 30.000 fotos. Las familias aparecen ordenadas de menor a mayor renta, y la idea es que el visitante se pueda hacer una idea más precisa y real de como es el día a día de personas en realidades distintas, pero no tan distantes.

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