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Cuando hablamos de las migraciones internacionales nos viene a la mente un movimiento de carácter racional de seres humanos de unos países a otros países como respuesta a razones totalmente lógicas. Con eso nos creemos entender el porqué, el cómo, el para qué y el cuándo de estas migraciones, pero la realidad nos lleva a chocarnos con la verdad. Como siempre decimos, las migraciones son incontrolables, y responden a razones inimaginables. No podemos explicar por qué un ser humano en vez de girar a la izquierda lo hace hacia la derecha. La mente humana no es cuadrada.

Hoy en día, los trabajadores del tercer sector estamos viviendo a duras penas una realidad de la que los medios de comunicación no han prestado demasiada atención. Esta realidad es la del nuevo auge migratorio de los menores extranjeros no acompañados o Menas, como se les conoce en el campo de los estudios sociales. Desde el segundo trimestre del año anterior, una parte de España está recibiendo a un número de Menas por encima de posibilidad. Andalucía es la comunidad receptora y Cataluña es la comunidad acogedora. La primera sirve de puerta de entrada y puente para los menores para llegar a la segunda. Algunos menores se dirigen a Cataluña porque tienen un imaginario de vida que lo identifican con la comunidad catalana y, más concretamente, con la ciudad de Barcelona. Otros niños son casi empujados por los trabajadores de varios centros de acogida de para que abandonen la comunidad andaluza amenazándoles con quedarse en una situación irregular.

Según los datos de la memoria de la Fiscalía General del Estado en 2016, había casi 4.000 Menas tutelados por el Estado español, ahora bien, según la jefa del servicio de los centros de menores de la Junta de Andalucía en 2017, se atendió más de 4.000 nuevos Menas que llegaron a las costas españolas, de los cuales más de 1.300 han acabado acogidos en Cataluña, lo que se traduce en una llegada de 200 niños mensuales a suelo catalán. En el mes de noviembre, 220 fueron los menores llegados a Cataluña, una cifra récord que jamás se había alcanzado.

En noviembre, llegaron 220 menores a Cataluña, una cifra record que jamás se había alcanzado

Y, obviamente, la administración no estaba (ni lo sigue estando) preparada para este escenario. Se han encontrado centros superpoblados por encima de sus límites, menores durmiendo en la Ciudad de la Justicia a la espera de una plaza, menores separados de hermanos u otros familiares por el sistema de asignación de plazas a los centros, etc. Los últimos dos meses del año pasado y estos primeros dos meses del presente ha bajado el flujo migratorio, pero eso puede ser perfectamente explicado por el mal tiempo de los últimos tiempos.

La administración catalana exige al Gobierno central medidas para un reparto equitativo de los menores en las diferentes comunidades autonómicas aunque, hoy por hoy, el Ejecutivo está más centrado en otros temas de naturaleza más política que social. Seguimos sin tener datos exactos de los Menas llegados a territorio español ni el número de acogidos en cada comunidad autonómica, ya que los últimos datos recogidos por las instituciones públicas datan del 2016.

Según los datos elaborados por el Departament de Treball, Afers Socials i Familia de noviembre de 2017, los menores extranjeros no acompañados llegados hasta la fecha doblaban el número de Menas de años anteriores.

Los menores son, lógicamente, personas que utilizan su intelecto para buscar su supervivencia y bienestar, por ello van buscando las comunidades o ciudades más y mejor acogedoras y propicias para cumplir su imaginario vital. Haciendo una comparativa de los datos ofrecidos por la Fiscalía General del Estado y el departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia de Cataluña podemos observar que algunos años casi el 80% de los menores que llegan a las costas españolas acaban acogidos en Cataluña. E incluso algunos años los números de niños acogidos en Cataluña son superiores al de llegados a las costas españolas, y ello podría ser explicado fácilmente por el continuo flujo de estos chicos en busca de las mejores condiciones para su proyecto vital.

No podemos cerrar este apartado estadístico sin volver a darle la relevancia que poseen los datos de los Menas que han llegado hasta noviembre de 2017 a suelo catalán. Puesto que la cifra de 1.334 menores prácticamente supera al último boom migratorio de este perfil de los años 2006-2008 que superaron ligeramente el millar.

La solución a este fenómeno que tenemos de reto es un trabajo multidisciplinar en todo el país para resolver los problemas que tienen algunas comunidades autónomas. Como hemos dicho en repetidas ocasiones, controlar el flujo migratorio es prácticamente imposible. Por lo tanto, nos queda repensar en cómo gestionarlo. Y este tema lo trataremos en el próximo artículo.