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Tentaciones

Hablamos con la autora de la novela #MeToo que anticipó el 'caso Weinstein'

Sara Vaughan es la escritora de 'Anatomía de un escándalo', un libro necesario y destinado a convertirse en 'best-seller'

Portada de 'Anatomía de un escándalo' (Roca Editorial)
Portada de 'Anatomía de un escándalo' (Roca Editorial)

En una sociedad que ya podría categorizarse en sociedad A.W. (antes de Harvey Weinstein) y sociedad D.W. (después de Weinstein), es previsible que tanto el cine como la literatura incluyan, bebiendo del escándalo y de las sucesivas historias relacionadas con ello que a diario salen a la luz, relatos en donde los abusos sirven de detonante para explorar el sistema judicial y cómo el ser humano reinterpreta sus propias acciones a merced de sus intereses. La novela por antonomasia de la sociedad A.W. es Anatomía de un escándalo, que los medios británicos ya llaman “la novela del #MeToo”. 

“Me sentí muy extraña cuando salieron a la luz las revelaciones acerca de Weinstein y las alegaciones de agresión sexual en Westminster el pasado otoño, especialmente porque alguno de los detalles del caso aparecían reflejados en el libro. Creo que si los casos de acoso sexual en la Cámara de los Comunes hubieran sido revelados antes de que comenzara a escribirlo, habría cambiado la forma de hacerlo, porque podría haber habido alguna implicación legal. Sin embargo, lo cierto es que siempre he estado interesada en el abuso de poder, en el asunto del consentimiento y en cómo los hombres poderosos pueden utilizar su poder para aprovecharse de las mujeres y el impacto que todo ello trae consigo”, explica Sarah Vaughan, la autora del libro. La británica ha sido reportera y corresponsal de política para The Guardian, por lo que conoce los entresijos y secretos de los políticos más importantes. La escritora ha hecho uso de sus conocimientos para dar forma al personaje de James Whitehouse, el brazo derecho del primer ministro británico que se ve inmerso en un escándalo de abusos sexuales en esta novela destinada a ser el fenómeno editorial del 2018 por su temática y por proceder de la misma agencia literaria que Paula Hawkins, autora de La Chica del Tren.

"Siempre he estado interesada en el abuso de poder, en el asunto del consentimiento y en cómo los hombres poderosos pueden utilizar su poder para aprovecharse de las mujeres y el impacto que todo ello trae consigo”

La novela trata situaciones que hoy son fuente de polémica y debate. En un momento de la trama se expone el miedo que las mujeres sienten, en ocasiones, a la hora de rechazar a un hombre. Precisamente son muchos los que ponen en tela de juicio las acusaciones de Grace, una fotógrafa de 23 años que bajo este pseudónimo relata en la web feminista Babe cómo el protagonista y creador de la serie Master of None, Aziz Ansari, hizo gala de un comportamiento sexual inapropiado en una cita. ¿La razón? Algunos no entienden la razón por la que la mujer no se fue de la casa de Ansari, y algunas mujeres equiparan su incómoda experiencia como una “mala cita Tinder cualquiera”.

El problema radica en que la culpa vuelve a depositarte sobre la figura de la mujer y en que decir ‘no’ no es siempre tan sencillo. “No he leído mucho sobre el caso, pero tras leer el artículo de Babe, queda claro que le hizo sentir profundamente incómoda y que no solo dijo en repetidas ocasiones que no quería tener relaciones con él, sino que apartó sus manos de su cuerpo en múltiples momentos. No entiendo la razón por la que la gente la pone en duda. Parece que intentaba salir de una situación incómoda con un hombre mucho más exitoso que ella al que no quería ofender. Las mujeres se sienten incómodas muchas veces a la hora de decir ‘no’ a un hombre. La protagonista de la novela, Kate, señala en el libro que las mujeres sienten pavor por enfrentarse a sus asaltantes o se sorprenden ante la reacción de los mismos en los casos en los que momentos antes de que actuaran de forma determinada, les habían resultado atractivos”, explica Sarah.

En cualquier caso, el asunto Ansari plantea el debate sobre el consentimiento sexual y cómo en ocasiones, algunos hombres no saben -o no quieren- interpretar las señales que indican si este tiene o no lugar. “Los hombres que han leído el libro han creído que lo que cuento es relevante y provocador. El comportamiento del personaje de James, al que he dado forma a base de su narcisismo y su creencia de que todas las mujeres quieren acostarse con él, es extremo. Pero, ¿qué ocurre con el tema del consentimiento y con el asunto de si una mujer realmente quiere hacer algo con un hombre o si preferiría no hacerlo? Ese es el asunto sobre el que los hombres deberían pensar y al que los hombres deberían dirigirse”, aclara la escritora.

El segundo caso tan en boga es el de las violaciones acontecidas dentro de una relación. Anatomía de un Escándalo trata las violaciones dentro de las relaciones en lugar de hablar de las violaciones a manos de un desconocido. Son casos mucho más complicados de demostrar ante la ley y es más difícil dictar una condena al respecto, de ahí que sean pocas las acusaciones de violación existentes. Creo que, al menos en el Reino Unido, ya somos conscientes de que las violaciones pueden ocurrir dentro de una pareja, al igual que ahora reconocemos que la violencia doméstica existe en todas las clases sociales, así como el abuso a menores. Creo que los que tienen prejuicios acerca de las mujeres jóvenes que disfrutan su sexualidad aceptan con mayor dificultades que esto ocurra, y me temo que desafortunadamente, es el momento de que se reconozca de forma universal. No sé qué podría decir para convencer a esa gente”, explica Vaughan.

El libro incluye un extracto en el que uno de los personajes masculinos se siente molesto cuando una mujer no recibe de forma positiva sus piropos. ¿Cómo puede una mujer hacer ver a un hombre que su papel en la sociedad no es ser valorada por su físico? “Todo se reduce al contexto, ¿no es así? Si un hombre con el que tienes una relación o con el que quieres tener algo te suelta un piropo, entonces este es aceptable. Si se trata de alguien por el que careces de interés alguno, si es un desconocido con el que te topas por la calle o si es un compañero de trabajo que no es cercano, entonces todo cambia. En esos casos, no se trata de un piropo, sino algo que te inquieta. Este tema me toca de cerca, porque a mi hija de 12 años la alabo por ser inteligente y divertida, en lugar de centrarme en el hecho de que sea bella, algo que obviamente creo que es. No digo que no debamos señalar y admirar la belleza femenina, pero ha de haber paridad al hacerlo. ¿Acaso gritaríamos a un hombre por la calle porque le consideramos guapo? ¿Le susurraríamos un piropo a un compañero de trabajo? Definitivamente, no lo haríamos…”, asegura la autora.

Anatomía de un Escándalo también pone de manifiesto la tendencia que no solo la sociedad, sino también la justicia, manifiesta a la hora de juzgar a las mujeres que denuncian casos de acoso sexual. Cuando comento a Sarah el caso de La Manada, la británica responde lo siguiente. “En cualquier caso, el papel del abogado del acusado -es decir, en el caso que comentas, al hablar del papel del encargado de defender a los hombres acusados de esta violación-, se centra en encontrar lagunas en la demanda o en la historia de la víctima, para sembrar así la duda en los miembros del jurado. En Reino Unido hay normas acerca de lo que puedes y no puedes preguntar a una víctima. Su historial sexual es solo relevante en algunos casos, por ejemplo. Pero me temo que cualquier mujer es sometida a un juicio al denunciar un caso de violación, al igual que le ocurre al personaje de Olivia en Anatomía de un escándalo. A algunos extractos de la sociedad aún les cuesta aceptar que una joven tenga una vida sexual activa, y esa dificultad de asimilación es la que lo ensucia todo. También es cierto que cuando un hombre es acusado de violación, no es jamás tratado especialmente bien en la cárcel y tendrá que vivir el resto de su vida con esa cruz. Por eso, quizás, hay cierto reparo a la hora de creer que un hombre es culpable y por ello hay una tendencia a pensar que la mujer es la que le ha dado señales que pueden ser malinterpretadas”, aclara Sarah.

"¿Acaso gritaríamos a un hombre por la calle porque le consideramos guapo? ¿Le susurraríamos un piropo a un compañero de trabajo? Definitivamente, no lo haríamos…"

Antes de finalizar nuestra charla, le preguntamos si cree que un autor masculino podría haber retratado con tanta emoción y claridad una historia digna del hashtag #MeToo. “Sin duda, no creo que un hombre lo hubiera hecho de esta forma. He de aclarar que aunque nunca me han violado, supongo que como a la mayoría de las mujeres les ha ocurrido, me he encontrado en situaciones en las que me he sentido incómoda, por lo que he vivido momentos que ahora llamaríamos Experiencias MeToo. Me refiero a casos en los que un hombre se exhibe en un parque o en el transporte público o a momentos en los que regresas a casa desde el trabajo y un hombre se acerca a ti; así como a situaciones en las que te tocan sin consentimiento alguno y a casos en los que hombres que se encuentran en una posición de poder te sueltan determinados comentarios. Por todo ello, no me ha sido difícil ponerme en la piel de mis personajes femeninos para imaginarme el error que supone haber vivido sus experiencias”, explica.

Mucho nos tememos que a un alto porcentaje de las mujeres que estén ahora leyendo esta entrevista tampoco les costaría mucho ponerse en la piel de estos personajes, por lo que esperamos que en la era P.W. -Post Weinstein, por si alguien lo había olvidado- sean más las voces femeninas las que se encarguen de recordar al mundo el significado de dos letras: "N-O".

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