Por qué todos en EE UU se están riendo de las desventuras románticas de este cómico
Aziz Ansari triunfó con la comedia 'Parks and recreation' y repitió con la segunda temporada de la serie de Netflix ‘Master of none’
En la vida hay muchas formas de saber que has triunfado. Si eres cómico, que un programa como Saturday Night Live, acaso la emisión televisiva de humor más relevante del planeta, te llame para que te encargues de hacer un monólogo el día después de la toma de posesión de Donald Trump puede ser una de las formas más evidentes de reconocer el éxito. Aziz Ansari (Carolina del Sur, 1983) escupió aquella noche ante millones de espectadores uno de los monólogos más memorables, vistos y comentados de la historia reciente del humor. Venía de triunfar con la clásica Parks and recreation, una de las mejores comedias televisivas de este siglo. Había girado por EEUU llenando espacios como el Madison Square Garden con sus bromas, le había llamado Judd Apatow para aparecer en Hazme reír y, sobre todo, se encontraba a pocos meses de estrenar en Netflix la segunda temporada de Master of none, la serie que creó junto a Alan Yang cuando finalizó Parks and recreation y ambos –aparte de divertidos, listos– intuyeron que el mundo quería más de aquello que les habían estado dando.
Master of none es una exploración de las relaciones raciales en EE UU, algo que gustan mucho de repetir en todas las críticas, pues su protagonista es este señor de la foto de origen indio. Pero, sobre todo, es un tratado impecable sobre la incomodidad de las relaciones personales en una era en la que la mitad de los inventos se orientan a que nos quedemos solos en casa y la otra mitad, a que salgamos y nos acostemos con la primera persona que nos responda un mensaje a través de una app. A pocos días de que se cuelguen los 10 capítulos de la serie en la que Aziz fracasa inexorablemente en el amor hasta el punto de que, al final de la primera temporada, decide mudarse a Italia harto de comerse los mocos en Nueva York, que de todos los lugares del mundo debe ser el peor en el que sentirse un perdedor, nos recibe en el londinense Soho Hotel. Hasta ahora solo se ha visto un tráiler que es un homenaje a El ladrón de bicicletas, de Vittorio De Sica. Nos avisan de que está cansado, que es la forma que tienen los representantes de decirte que no te vengas muy arriba pensando que vas a entrevistar a un cómico y esa media hora será una fiesta.
"Un ‘show’ con un tipo con mi aspecto que se convierte en el protagonista de una historia romántica ya es un alegato político en sí mismo"
Parece cansado. Tengo jetlag.
¿Es de aquellos buenos cómicos pero malos entrevistados? Creo que sí.
¿Porque se guarda las bromas o porque tampoco es usted una persona divertida? Hoy, porque tengo jetlag.
¿Cuál es el motivo por el que ha tardado casi dos años en sacar la segunda temporada de Master of none? ¡Esta me la sé! La primera temporada salió en noviembre de 2015 y los de la cadena querían que cuando acabara escribiera la siguiente. Pero ya lo había dado todo, no tenía nada que contar, ni ideas, ni experiencias, ni nada. Hay mucho en la serie y no quieres arrancar con lo primero que se te pase por la cabeza. Fui a Italia dos meses y me di tiempo para vivir, llenarme de historias y volver con la libreta llena de ideas.
¿Cómo de peligroso es ser amigo o familiar suyo? Es jodido. A veces vivo experiencias que no tienen nada que ver con mi carrera o con quien soy, pero cada vez menos. Me sirve lo que me pasa con amigos y familia, porque para ellos no soy famoso. Entonces se relajan y me aprovecho de ellos.
¿Qué les dirá a quienes esperan que esta segunda temporada sea muy política y vean que, en realidad, no lo es? Todo lo que escribo viene de mi cabeza, de lo que consumen mis pensamientos. Si este lío político me llega, se mete en el show. En la primera temporada no había Trump. Pero es curioso, porque hay episodios en aquella primera temporada que después de su victoria han adquirido un significado distinto. Sobre todo, en los momentos en los que se habla de religión. Ahora el contexto ha cambiado y ese tema es muy político. Un show con un tipo con mi aspecto que se convierte en el protagonista de una historia romántica ya es un alegato político en sí mismo.
Uno de los aspectos que más chocó a la audiencia en la primera temporada de la serie fue la aparición de los padres de Aziz en uno de los episodios interpretándose a sí mismos. El cómico solo se encoge de hombros cuando se le recuerda eso y le quita importancia con la tranquilidad del que sabe que ya se la han dado los demás. Y demasiada. Otro fue la relevancia que poco a poco fue ganando la gastronomía, hasta el punto de que la serie termina con el tipo yéndose a Italia a aprender a hacer pasta. Aziz, junto a unos colegas del gremio, tiene una suerte de club gourmet. Y tuvo una novia chef. “En EE UU les parece muy extravagante, pero he estado en Italia o en España y vosotros le dais incluso más importancia a la comida”, interviene el tipo que descubrió que era buen cómico dando monólogos en los bares cercanos al campus de la universidad en la que estudiaba y que, como no sabía muy bien por qué no ligaba, escribió un libro sobre el tema, Modern romance.
¿Puede darme algún consejo para ligar? ¡No! Mire, estoy soltero. Eso responde a su pregunta, ¿no? Escribí un libro sobre las apps para ligar, pero no es un manual para triunfar como una bestia. De eso no sé. Bueno, un consejo le puedo dar: jamás llame, use siempre los mensajes. Es genial porque no debes escuchar la voz del otro. No hay dudas, no hay debate, es más rápido. Y si eres borde no te sientes mal.
¿Se siente parte de la generación que ya ha ligado más por Internet que en un bar o en un museo? ¡No! Qué va. Mire, me asusta mucho mi teléfono. Si vibra, me acojono. No puedo.
¿Qué es lo que más le fascinó cuando se puso a investigar en las apps y webs de ligue? Flipé con el esfuerzo que todos ponían en ser muy personales y únicos y, al final, estaban todos colgando las mismas fotos y contando las mismas cosas.
¿Fue eso o las constantes broncas lo que hizo que usted dejara Twitter? Me cansé. Pensé que estaba pasando demasiado tiempo allí. La cultura de Internet es tóxica. Mejor salir.
Nos quedan dos minutos. ¿De qué quiere hablar? De comida, jajá.
¿Cómo se logra integrar la gastronomía en una serie sin que parezca ridículo? Usándola como excusa. En un episodio de esta temporada se habla de religión. Se llega a Dios a partir de descuartizar un cerdo. Funciona de manera muy orgánica. Hablas de tradición, familia, religión, y ahí, el puerco. En la primera temporada mis padres me regañan por comer cerdo. Me estoy repitiendo.
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