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Un tesoro llamado Juan Fernández

La especie de langosta endémica puede medir medio metro, pesar hasta 8 kilos y no es fácil pescar

Pescadores de langostas en el archipiélago Juan Álvarez.
Pescadores de langostas en el archipiélago Juan Álvarez.ALEX MUÑOZ

La langosta de Juan Fernández es uno de esos regalos que te llegan a la boca muy de tarde en tarde. Cotizada y esquiva, propone una carne dulce, tersa y poderosa que justifica su prestigio. Hay alguna razón más, como la escasez y el aislamiento de las zonas de producción. Hablo del jasus frontalis, una especie de langosta endémica del archipiélago de Juan Fernández y las Islas Desventuradas, que puede medir medio metro y pesar hasta 8 kilos, aunque el único ejemplar que he tenido delante era bastante más chico. No es fácil pescarla y menos encontrarla; las capturas son escasas y solo una parte llega a Chile. Sobre todo vuelan a Francia y China. Es una especie particularmente protegida. Sólo se puede pescar usando grandes jaulones de madera convertidos en trampa, únicamente están autorizados a hacerlo un pequeño grupo de pescadores artesanos residentes en las islas, siempre que utilicen pequeñas embarcaciones con capacidad para unas pocas trampas.

Esta langosta vive sobre todo en el pequeño archipiélago de Juan Fernández, a 690 kilómetros de distancia de la costa chilena, más o menos a la altura de Valparaíso. Lo componen dos islas mayores, la Robinson Crusoe y la Alejandro Selkirk, el islote de Santa Clara y algunos islotes menores, y fue declarado parque natural en 1935. Desde 1977 es Reserva de la Biosfera. No es fácil llegar. El viaje se hace en pequeños aviones que despegan de Valparaíso y no es precisamente barato.

Sobre el papel, la langosta de Juan Fernández vive días tranquilos, al amparo de la veda que arrancó el 1 de octubre y la mantendrá a salvo de los pescadores hasta el próximo 14 de mayo. La exhaustiva regulación del marco de las capturas para el resto del año, proporcionan protección añadida. Se descarta la pesca con buzo, a mano o con red y se limitan las capturas a ejemplares cuya cola supere los 11,5 centímetros. También está prohibido sacar del mar las hembras que portan huevos. La langosta de Juan Fernández tiene el respaldo de una Indicación geográfica Protegida (IGP).

El cangrejo dorado de Juan Fernández vive una situación parecida. También es una especie única. Sólo se pesca en estas aguas y las de las Islas Desventuradas —más alejadas de la costa continental y también adscritas a la región de Valparaíso—, a unos 600 metros de profundidad y su nombre viene del color anaranjado que muestra su caparazón. Es abundante, de gran tamaño y se procesa en la propia isla Robinson Crusoe para extraer la carne, que acaba vendiéndose en el continente. Cocinado en fresco, recién pescado, alcanza niveles más que destacables.

Hay otros miembros de la familia Juan Fernández a tener en cuenta. No son pocas las especies marinas que añaden a su nombre la referencia del origen insular. Sucede con variedades concretas de cabrilla, lenguado, corvina, tollo, bacalao, vieja, rollizo y jurel, siempre diferentes a sus parientes de otras latitudes. Todas son de Juan Fernández. No es un hecho aislado. El 87,5% de las especies que pueblan estas aguas son únicas. Imposible encontrarlas en otro lugar, como sucede también con el león marino de dos pelos, que se llegó a creer extinto y tiene aquí su último refugio. Por estas aguas transitan otras especies particularmente amenazadas, como el atún de aleta azul, el tiburón azulejo y el tiburón mako. Todas ellas sufren la amenaza de la pesca industrial que recorre la zona en busca del pez espada, el tiburón, el atún y el jurel.

Todo parece navegar a favor de corriente en este espacio idílico para el que la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció el pasado 1 de junio un sistema especial de protección, con la creación del mayor parque natural marino del continente americano. Si lo aprueba el consejo de ministros del próximo lunes, 22 de enero, ocupará cerca de 400.000 kilómetros cuadrados alrededor de las islas y supondrá el cierre definitivo de estas aguas a la pesca industrial. No va a ser tan fácil como parece. La Subsecretaría de Pesca, dependiente del Ministerio de Economía, ha asumido el papel de portavoz de la industria pesquera, presionando para reducir el alcance del nuevo parque natural a la décima parte de lo anunciado.

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