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Así es el primer año de nuestras vidas

En los primeros 12 meses de vida, el bebé cambia espectacularmente. Repasamos los hitos más importantes

Aunque mi hijo Martín aún no ha cumplido su primer año, quería escribir este post para hablar de cómo es el primer año de un bebé. Lógicamente nada tiene que ver con cómo es el primer año de vida de un bebé por ejemplo de un país africano, con cómo lo vive un bebé nacido en un país europeo. Por ese motivo hablaré de la realidad que conozco mejor y que es para mí la más cercana.

Nazca donde nazca un niño, los científicos coinciden en que todo aquello que nos sucede en nuestro primer año es determinante para nuestro posterior desarrollo o manera de entender la vida.

Está demostrado que los niños mejor atendidos y cuidados suelen presentar un cociente intelectual más alto, o que los que reciben más estimulación cognitiva obtienen mejores resultados en pruebas lingüísticas.

Es verdaderamente alucinante ver cómo un niño nace sin tener casi capacidad visual y se convierte en un ser capaz de dibujar, gatear, hablar o cantar y relacionarse con el exterior.

El desarrollo de un niño se puede dividir en 4 áreas:

● Desarrollo Psicomotor

● Desarrollo Cognitivo

● Desarrollo Social y Emocional

● Desarrollo del Lenguaje

Cuando un bebé nace, en el ámbito de desarrollo físico, observamos que hace movimientos globales, simétricos, como pataleos o aspavientos con las manos y brazos. Si se le coloca boca abajo podemos notar que levanta un poco la cabeza.

Con respecto al desarrollo sensoriomotor, responde a estímulos de manera involuntaria (son los reflejos). Pueden reconocer la voz de la madre y otras voces humanas, aunque se relacionan a través del llanto.

De 3 a 5 meses comienza la etapa de autodescubrimiento. Van encontrando partes de su cuerpo que les llama la atención, sostienen su cabeza con más fuerza, descubren sus manos y un poco más tarde sus pies... y, aunque desde el primer momento tienen capacidad de coger elementos con sus manos (modo pinza), ese agarre inicial es involuntario mientras que a partir del segundo mes se hace más consciente y voluntario por parte del bebé.

En esta época comienzan los volteos. Es muy importante jugar con ellos y además comienzan a ver colores básicos como el verde, rojo, azul y el amarillo. Se sienten tan atraídos por los colores que tratarán de seguirlos tanto con el cuerpo como con la mirada… y esto nos ayuda a enseñarles a voltearse.

Alrededor de los 5 o 6 meses comienzan a tener un control de su tronco mucho más fuerte, con lo cual veremos que tratan de sentarse, incluso de reptar. Es una época en la que los sonidos llaman mucho su atención.

En relación con potenciar su desarrollo cognitivo entre los 3 y 5 meses hay varios juegos que se pueden hacer, como el juego del espejo. Es sorprendente ver como el bebé no se reconoce en el espejo y piensa que está ante otro bebé. También los juegos en los que un adulto se esconde y le sorprende les encantan. El bebé aprende a tener expectativas.

Desde el punto de vista de lenguaje van haciendo sonidos, balbuceos, pedorretas...

De 6 a 9 meses, a nivel de desarrollo psicomotor, comienza el gateo, es decir, empieza su independencia. Hasta aquí sus desplazamientos dependían de un adulto , pero ahora dependen de él. Gatear es un paso muy importante porque ayuda al desarrollo neurológico y a su coordinación.

La estimulación al gateo es muy interesante de realizar. Recomiendo que se realice en una superficie donde el bebé esté a gusto y preferiblemente acolchada. Para ello podemos colocar diferentes y vistosos juguetes a distintas distancias sobre una alfombra, para que él se acerque.

Si ves que alguna pierna se le queda atrás, te recomiendo que insistas sobre ella, cogiéndole la otra para que tenga que moverla por obligación.

Poco a poco y si sigues jugando al juego del espejo o al escondite, comenzarán a reconocerse y a participar de la dinámica. También es capaz de responder a su nombre cuando le llamas.

Entre los 10 y los 12 meses el bebé comenzara a caminar. Aumenta la curiosidad por descubrir el mundo que les rodea. Primero necesitará apoyo, como nuestras manos, pero poco a poco irá ganando confianza en sí mismo y será capaz de calcular distancias.

Un dato curioso sobre los bebés menores de un año es que cuentan con rótulas pero no son de hueso, sino de cartílago, para amortiguar las frecuentes caídas de esta etapa sin riesgo de fractura y de cara a permitirles seguir creciendo.

A esta edad ya hacen muchos gestos como adiós, tocar las palmas o tararear canciones.

Lógicamente el desarrollo de cada bebé es único y determinado por su entorno, por eso este post comparte un estado general de lo que deberíamos observar en nuestros bebés a medida que van creciendo e intervenir en el momento en que sea necesario… para así celebrar sus primeros 365 días de vida: un acontecimiento verdaderamente mágico.

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