De la peluquería a las ovejas: Así son los pastores del siglo XXI
MIRIAM TALAVERA estudió peluquería y estética. Así que resulta comprensible que, al verse ahora bajo el sol, en medio de una finca, rodeada de gallinas azules, ovejas negras y vacas blancas, exclame que “nunca se habría imaginado” que acabaría en el campo. Pero no se queja, al contrario. Nacida hace 32 años en Casar de Cáceres, se encuentra aquí por convicción, como uno de los 11 alumnos de la Escuela de Pastores del Siglo XXI. La iniciativa, con sede en su pueblo, surgió en 2016 para intentar paliar la falta de relevo generacional en las profesiones rurales y actualizar los conocimientos ante los nuevos retos tecnológicos. Esta mañana, ella y sus compañeros, ocho hombres y dos mujeres, todos jóvenes de la zona, han salido temprano para visitar una finca de la dehesa extremeña donde aprender sobre razas autóctonas. Otros días hacen prácticas en explotaciones, cuando no estudian los plaguicidas o la reproducción, alimentación y morfología de los animales. “Ya no funciona lo del pastor que se pasa las mañanas con su zurrón y su garrocha pastando por la cañada, ahora hay que reconvertirse”, subraya Enrique Izquierdo, coordinador de la escuela, un proyecto que se suma al de otras comunidades autónomas. “Lo último con lo que hemos trabajado es la imagen satelital, usada para localizar pastos óptimos”.
Los planes de Miriam Talavera pasan por la explotación de ovejas y, quizás, en un futuro, establecer una quesería. “Esta es una profesión de la que se puede vivir”, certifica Enrique Izquierdo. Otra salida la perfilan los “productos estrella” de la zona, como la famosa torta del Casar, que, “sin los ganaderos que producen la leche, corre peligro”.
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