11 fotosEl viaje de María desde la desnutrición a la posible recuperaciónMás de un millón de niños pasan hambre en Sudán del Sur. Entre ellos está María John. Estas imágenes reflejan su camino desde el tratamiento inicial hasta la actualidadEl PaísJUBA - 15 dic 2017 - 21:46CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLa infancia de Sudán del Sur está al límite. Más de la mitad de los menores del país africano es víctima de desnutrición, enfermedades, reclutamiento forzoso, violencia y falta de escolarización tras cuatro años de conflicto, ha alertado este viernes Unicef en el informe 'Childhood under Attack'. En la imagen, María John, una niña de dos años de Juba. Es una de los más de un millón de niños sursudaneses que sufren desnutrición severa. Recibe tratamiento en el Hospital Infantil de Al Sabbah desde el pasado mes de octubre. En ese entonces pesaba apenas seis kilos. "No tenemos nada de comer en casa", lamenta la madre de Maria, Gisma Augustino. En la imagen, Maria desvía la mirada ante un nutricionista en el Hospital Infantil de Al Sabbah (Juba). Casi tres millones de niños están en situación de grave inseguridad alimentaria en Sudán del Sur. Las organizaciones humanitarias aún se enfrentan a muchos obstáculos para entregar ayuda en distintas zonas del país, consideradas demasiado inseguras, y exigen al Gobierno central un permiso de acceso sin restricciones para alcanzar a los más necesitados. Desde que comenzó el conflicto en 2013, 95 trabajadores humanitarios han sido asesinados en Sudán del Sur, 25 de ellos este año.Maria aún está demasiado débil y no puede andar. La infancia en Sudán del Sur se enfrenta a muchos otros retos, más allá del hambre. Más de 2.300 niños han resultado muertos o heridos desde el comienzo del conflicto en diciembre de 2013 y se han registrado cientos de casos de violaciones y agresiones sexuales, asegura el informe. Dos millones de menores están fuera de la escuela y, si la situación actual se mantiene, es probable que solo uno de cada 13 niños acabe la escuela primaria.Un nutricionista del Hospital Al Sabbah prepara leche terapéutica para Maria y los otros niños ingresados en el centro de estabilización. Unicef estima que serán necesarios 183 millones de dólares (155,3 millones de euros) para actuar en Sudán del Sur en 2018, pero actualmente el déficit de fondos es del 77%. En la etapa inicial de su tratamiento, Maria recibía una leche terapéutica llamada F-75, que se emplea en los casos más graves. Este alimento es rico en nutrientes, fácil de digerir y proporciona energía a los niños malnutridos de manera muy rápida. Tras registrar avances, pasó a tomar una fórmula distinta (F-100). Maria está sentada en compañía de su abuela, esperando a que midan su peso y altura. Los niños malnutridos primero reciben tratamiento en centros de salud cercanos a sus domicilios y, en caso de complicaciones, se derivan al hospital de estabilización Al Sabbah. Muchos niños no son tan afortunados como ella. Mary, de 15 años, perdió a su hermana a causa de una diarrea, tal y como cuenta en el informe de Unicef. "Estoy muy triste, fue todo por culpa del agua contaminada. Si hubiéramos tenido agua limpia mi hermana no se habría puesto enferma y no habría muerto". Maria está mejorando, pero la fiebre ha disparado las alertas sobre su salud. Los médicos le hicieron un examen para descartar la malaria y, afortunadamente, resultó negativa. Un niño malnutrido tiene nueve veces más probabilidades de morir que uno sano. La crisis económica que azota a Sudán del Sur, con una tasa de inflación que supera el 800%, ha expuesto a millones de niños a la pobreza y la inseguridad alimentaria. "Para que los niños tengan una oportunidad justa en la vida, necesitan una nutrición y atención adecuadas. Necesitan ser protegidos de los combates y de las enfermedades. Necesitan un entorno seguro en el que puedan jugar y aprender. Si no les damos esta oportunidad, ¿qué futuro le espera a este país cuando quienes hoy son niños crezcan?", se pregunta el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia en Sudán del Sur, Mahimbo Mdoe. La familia de Maria suele comer alubias y arroz. Dietas extremadamente pobres como esta, junto con un limitado acceso a los servicios de salud, epidemias y escaso saneamiento han incrementado los casos de malnutrición en el país africano. El informe de Unicef recoge los testimonios de jóvenes como Yangde (nombre ficticio), empujado a tomar las armas para escapar del hambre y de la pobreza. "No teníamos nada en casa, ni comida. Pensé que era mejor unirme a los rebeldes y luchar contra el Gobierno", cuenta este adolescente de 17 años. "Nos enseñaron a combatir y disparar, nos trataban mal. Nos obligaban a cocinar, a llevar agua, a hacer fuegos". Más de 19.000 niños han sido reclutados en las filas de las fuerzas o grupos armados en Sudán del Sur.La familia y los amigos de Maria ya estaban preparados para lo peor y se alegran de ver que la pequeña está mejorando. “No me lo puedo creer”, dice la abuela. "Me parecía tan débil que no estábamos seguros de que podría acabar el tratamiento".Un mes después del diagnóstico, Maria ha vuelto a sonreír.