Cyrano
Encuentro con el narigudo espadachín, encarnado en el actor Lluís Homar
Con medio mundo enfermo de mal de amores, quedé a comer en el Flash Flash con Cyrano. Si alguien sabe de penas del corazón, me dije, es Cyrano, que perdió a Roxane por una nariz, lo que no significa que llegara el segundo a la meta en apretada carrera sino que tenía, realmente, un narizón. Cyrano acudió a la cita sin su famoso apéndice y en la persona de Lluís Homar que lo encarna en un espectáculo que se estrena la semana que viene en el festival Temporada Alta de Girona. Como es notorio, los actores no dejan por ahí sus personajes, colgando en alguna percha, sino que de alguna manera los llevan consigo, así que si quería asesoramiento sentimental de Cyrano, ese era el momento.
Homar apareció con prisas y —señaló— sin apetito, lo que no fue óbice para que se tomara unas habitas, un arroz y más de la mitad de mi tarta de chocolate (digna del pastelero Ragueneau), sobre la que nos enfrentamos con las cucharas mientras hablábamos como en el famoso duelo rimado del Hotel Bourguignon. Ganó él, pues bueno es con los molinetes de espada, pero, on ne se bat pas dans l’espoir du succès.
¿Tiene alguna fórmula Cyrano para las penas de amor? Decía Stendhal que el amor es una flor preciosa pero que hay que tener el valor de ir a cortarla en los bordes de un precipicio. “Creer que encontrarás en otro lo que te falta suele causar mucha infelicidad”, reflexionó Homar compartiendo también mi vino. “Has de completarte tú como persona para poder amar de verdad”. Ya, Monsieur de Bergerac, pero entonces igual no es tan romántico; yo soy solo una sombra y tú Roxane el sol, y tal. C’est la nuit qu’il est beau de croire à la lumière. “Todos llevamos nuestra nariz, nuestros complejos, tormentos y oscuridades, solo comprendiéndolo y trascendiéndolo podemos aspirar a la luna”. Me pareció que una lágrima resbalaba junto a la narizota de Cyrano, pero entonces miró el reloj, masculló algo de los cadetes de la Gascuña, se levantó apresurado y se marchó en un revolotear de capa y sombrero. "¡A batirse!, ¡a batirse!, ¡a batirse!".
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