Urbes, indispensables en la lucha contra el VIH/Sida
La implicación de las ciudades es crucial para ganar la lucha contra el virus al que los jóvenes urbanos están más expuestos
"Las medidas adoptadas en las ciudades determinarán el éxito nacional y mundial para poner fin a la epidemia en 2030. Con una alta densidad de población, las ciudades representan una mayor proporción de personas que viven con SIDA y otras enfermedades. El riesgo y la vulnerabilidad a la infección por tuberculosis y VIH, por ejemplo, siempre son más altos entre los jóvenes urbanos", aseguraba Takiwaa Manu, directora de la División de Políticas de Desarrollo Social de la Comisión Económica para África (ECA), durante la mesa redonda "Poner fin a la epidemia del sida como inversión económica: crear recursos humanos en las ciudades y en las regiones más afectadas", celebrada el pasado mes de marzo en Dakar, Senegal, en el marco de la Semana Africana del Desarrollo.
Por primera vez, más de la mitad de las personas que viven con el virus disponen de acceso a tratamiento y las muertes relacionadas con la enfermedad se han reducido a la mitad desde 2005, según el último informe del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), presentado el pasado mes de julio. Desde que ONUSIDA marcase el Objetivo 90-90-90, en 2014, esta meta se ha convertido en un pilar central en la lucha para acabar con la epidemia. El fin no es solo dar tratamiento a 30 millones de personas para 2020 sino también que el 90% de los infectados con el VIH conozca su diagnóstico, el 90% de los portadores reciba tratamiento y el 90% de quienes lo reciben alcance una carga viral negativa. Según Badara Samb, director de la Oficina de Iniciativas Especial de ONUSIDA, aunque siete países ya han alcanzado ese 90-90-90 (Botswana, Camboya, Dinamarca, Islandia, Singapur, Suecia y el Reino Unido) y 11 más -entre ellos, España- están a punto de lograrlo, en la actualidad, las cifras están en 60-77-81.
Hoy, las ciudades están en la vanguardia del desarrollo mundial. Son centrales en las estrategias y acciones que deben alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Las estimaciones apunta a que para 2030, el 60% de la población mundial vivirá en ciudades, y como ya hemos mencionado en diferentes ocasiones en Seres Urbanos, se espera que el 90% del crecimiento urbano desde hoy hasta 2030, se produzca en países de ingresos bajos y medianos, principalmente en África y Asia.
Debido a su alta densidad de población, las ciudades representan una gran proporción de personas que viven con VIH, tuberculosis (TB) y otras enfermedades. Los datos muestran que una sola ciudad puede concentrar hasta un 30-60% de la carga nacional de VIH. Eso se explica porque, el riesgo y la vulnerabilidad a la infección por VIH y TB suelen ser mayores en las zonas urbanas que en las rurales debido a diferentes dinámicas urbanas como la migración, el desempleo, el hacinamiento, la pobreza y las desigualdades sociales y económicas, tal como explica Eleanor Gouws en un artículo especializado de 2016.
No es de extrañar, entonces, que en el calendario de las ciudades el fin de la epidemia del SIDA para 2030 o la eliminación del estigma y la discriminación sean temas cruciales. Siendo centros dinámicos de crecimiento económico, educación, innovación y transformación social, las ciudades tienen el potencial para ofrecer servicios enfocados al 90-90-90.
Con este objetivo nació Fast-Track Cities o la Iniciativa de Respuesta Rápida en las Ciudades. Barcelona, Sevilla, Madrid y Torremolinos, son 4 de las ciudades que participan en esta red, junto a Abidjan o N'Jamena en África, Ho Chi Minh en Asia o Kingston en el Caribe o Lima en América Latina. En total, son más de 200 ciudades y municipios de todo el mundo las que se han comprometido a acelerar, enfocar y ampliar sus respuestas al SIDA a través de esta asociación de urbes, como parte de las estrategias de la Declaración de París de 2014.
Los líderes y lideresas de estas ciudades han reconocido que bajo el paraguas de Fast-Track Cities sus estrategias para responder a la epidemia del SIDA son más efectivas y que encuentran en la alianza, una plataforma para la transformación que aborda la necesidad de inclusión social, protección, seguridad y salud. Integrando la respuesta al VIH en la agenda de Desarrollo Sostenible, brindan más oportunidades para asegurar una mejor salud, reducir la desigualdad, avanzar en derechos humanos, y promover sociedades inclusivas y equitativas. El compromiso político de la Declaración de París, y de las ciudades que forman parte de Fast-Track Cities se puede resumir en:
- Poner fin a la epidemia de SIDA en las ciudades para el año 2030.
- Situar a las personas en el centro de la respuesta al sida.
- Abordar las causas del riesgo, la vulnerabilidad y la transmisión del VIH.
- Usar la respuesta de la ciudad al SIDA para una transformación social positiva y construir sociedades que sean equitativas, inclusivas, receptivas, resilientes y sostenibles
- Desarrollar una respuesta apropiada a las necesidades locales
- Movilizar recursos para integrar la salud pública y el desarrollo
- Unirse como líderes, trabajar de manera inclusiva e informar anualmente sobre el progreso.
Si observamos los avances concretos conseguidos en los últimos años, encontramos diferentes casos de éxito. En ciudades africanas, vemos que:
- Windhoek y Harare son ejemplos de ciudades con grandes epidemias entre la población que han proporcionado servicios de VIH para la prevención de la transmisión del VIH de madre a hijo a más del 95% de las mujeres embarazadas que viven con el VIH.
- En ciudades como Blantyre, el alcalde ha hecho su misión personal el terminar con la transmisión vertical del VIH.
- En Nairobi, se estima que el 74% de las personas que viven con VIH conocían su estado de VIH a finales de 2015, el 64% recibía tratamiento y el 55% de todas las personas que vivían con VIH tenían una carga viral suprimida.
- En Harare, la prevalencia del VIH, que en su apogeo era el doble de la prevalencia nacional, disminuyó de aproximadamente un 20% de 2005 a un 13% en 2013.
- Las trabajadoras sexuales en Ciudad del Cabo han sido educadas y cuentan con el apoyo del Women's Legal Center, donde se las asesora sobre sus derechos legales y reciben asesoramiento y asistencia judicial o pueden presentar quejas contra abusos.
- Casablanca ha sido una de las primeras ciudades en Marruecos en introducir programas de metadona en las cárceles.
- Johannesburgo, Dar es Salaam o Kigali, están fortaleciendo los servicios de VIH y salud sexual y reproductiva para jóvenes y adolescentes.
- En Abiyán, el uso de la tecnología de telefonía móvil se está probando como una forma de mejorar los servicios de VIH, retener a los pacientes bajo su cuidado, garantizar la adherencia al tratamiento y eliminar el estigma y la discriminación.
- Lusaka está impulsando el apoyo de las organizaciones comunitarias para expandir los servicios y llegar a más personas.
- Libreville se ha unido a organizaciones internacionales de Francia para proporcionar servicios descentralizados en la prevención de la transmisión vertical.
- Alcaldes y gobernadores de varias ciudades de la región, incluidos Abidján, Durban, Lusaka, Kinshasa y Accra, han asumido un papel de liderazgo en la movilización de sus contrapartes regionales para adoptar un enfoque de ciudades Fast-Track a través del reclutamiento activo y liderando con el ejemplo.
Las ciudades están tomando medidas e involucrando a las comunidades afectadas, para alcanzar los objetivos globales sobre el VIH para 2020. Poner fin a esta epidemia tendrá beneficios profundos y duraderos tanto para las comunidades urbanas como para los Estados y el mundo. Por eso, en el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, no hay que olvidarse del rol fundamental de las urbes en esta batalla.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.