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Ni terrorismo medioambiental ni mafias: los datos desmienten los bulos sobre incendios

La mayor parte de los fuegos proceden de maniobras para regenerar el pasto y eliminar matorral

Patricia R. Blanco
Operarios de la UME luchan contra un fuego de Pontevedra, el pasado 16 de octubre.
Operarios de la UME luchan contra un fuego de Pontevedra, el pasado 16 de octubre. ÓSCAR CORRAL

Los incendios que arrasaron 35.500 hectáreas en Galicia a mediados de octubre hicieron germinar viejos tópicos que vuelven a florecer cada vez que el fuego devora grandes superficies de terreno. Aunque la Fiscalía indaga las causas de estos incendios y no se ha determinado aún quién o qué los provocó, los datos de fuegos anteriores y las investigaciones de científicos, técnicos forestales y ecologistas permiten desmentir los bulos más recurrentes:

Las mafias que queman los bosques y el terrorismo medioambiental

Los incendios que han azotado España en los últimos años no son en su mayoría producto de mafias organizadas, y menos aún, el resultado de lo que se ha comenzado a calificar como “terrorismo medioambiental”. Según los datos sobre incendios forestales entre 2001 y 2014 del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente recopilados por Civio (una organización que lucha por la transparencia y la apertura de datos) la causa más común en incendios forestales en España de más de 100 hectáreas son las maniobras de pastores, ganaderos y agricultores para regenerar el pasto y eliminar matorral y residuos agrícolas. Entre 2001 y 2014, hubo por este motivo 574 incendios de los 2.036 registrados, es decir, el 28% de los fuegos.

De acuerdo con los mismos datos, en un 30% de los incendios se desconoce la causa que los provocó, lo cual no implica que una trama organizada se encuentre detrás. “No nos podemos creer que no haya una conexión entre casi cien focos en un mismo día. Pero no se ha demostrado, ni antes ni ahora, que estas olas incendiarias hayan tenido detrás una trama del fuego que podamos calificar como ‘terrorismo ambiental”, explica Mónica Parrilla, ingeniera técnica forestal de Greenpeace.

Desde el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes recuerdan que “en el noroeste de España, donde se producen el 75% de los incendios del total nacional, hay un arraigado uso del fuego para la eliminación de matorral y vegetación indeseada”.

Recalificación de los terrenos quemados

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La reforma impulsada en 2015 por el Partido Popular del artículo 50 de la Ley Básica de Montes introdujo una excepcionalidad a la prohibición de recalificar la superficie quemada de un terreno en 30 años: solo en caso de interés público, siempre que lo apruebe la comunidad autónoma, y nunca en montes de utilidad pública. “La reforma no es una carta blanca para la recalificación. Pretende impedir, en casos realmente excepcionales, la paralización de la dotación de infraestructuras públicas que de otra manera sería imposible de llevar a cabo si se produjese un incendio, por pequeño que este fuese”, explica el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes.

En los últimos grandes incendios, las redes sociales no han tardado en asociar el fuego a esta ley. Pero en todos esos casos se ha demostrado que era falso. Según Greenpeace, la excepcionalidad que contempla esta norma “no ha sido utilizada hasta la fecha”.

El eucalipto, el culpable de los incendios

Aunque el eucalipto arde con mayor facilidad que otros árboles, “no había eucaliptos en muchos de los incendios que han ocurrido”, recuerda desde Greenpeace Mónica Parrilla. En cualquier caso, desde el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes subrayan que la vegetación “no arde por sí misma” y que es la mano del hombre la que está detrás de la mayor parte de fuegos.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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