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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las grietas del miedo

Habrá DUI, elecciones, 155 y un ambiente enrarecido en las calles que aprovecharán los populismos de uno y otro lado. Eso sí que es para tener miedo

Un trabajador saca del Palau de la Generalitat varias bolsas con documentos triturados ayer por la noche.
Un trabajador saca del Palau de la Generalitat varias bolsas con documentos triturados ayer por la noche.Carles Ribas

El miedo ha hecho acto de presencia en la cuestión catalana. A ambos lados, e incluso en algunos partidos que, como Podemos, creía que la ambigüedad le iba a aportar ventajas electorales en un futuro próximo. A medida que se va acercando el día D del 155, se ensanchan las grietas, tanto en el bando constitucionalista como en el independentista. Grietas provocadas por el miedo al fracaso, a las consecuencias electorales... O a la cárcel y a perder todo el patrimonio.

Entre los defensores de la legalidad democrática, la disputa está en si hay que mirar para otro lado si Carles Puigdemont convoca elecciones autonómicas sin renegar de los pasos dados hasta ahora, o si, por el contrario, hay que ser estrictos y mantener la intervención salvo que los secesionistas se retracten públicamente de su salto a la ilegalidad.

Inicialmente, tanto el Gobierno como el PSOE y Ciudadanos estaban dispuestos a aplicar una doctrina laxa frente al paso que pueda dar el presidente de la Generalitat. Pero el lunes, La Moncloa envió un mensaje claro: solo se frenará el 155 si los secesionistas vuelven a abrazar la ley, o sea, la Constitución. El miedo inicial a no ser eficaces en la intervención en Cataluña fue superado por el temor a quedar como un Estado fallido si no son capaces de restaurar la legalidad plena en España, tras haber conseguido todos los apoyos internacionales para ello.

En Ferraz, este último resquemor no existe, porque no son más que el primer partido de la oposición; y siendo responsables de apoyar a Mariano Rajoy en su lucha contra secesión, no lo son de su eficacia. Por eso, ha pesado más el miedo que les sacude el cuerpo cada vez que alcaldes o dirigentes del PSC, o líderes de Podemos, hacen el más mínimo amago de crítica frente a su política de Estado.

Al otro lado del Ebro, las grietas se ensanchan día a día. Dentro del Govern, en el PDeCAT y en ERC, todos ellos movidos por las manos que mecen la cuna del independentismo, que no son otras que la ANC, Òmnium y, por supuesto, la CUP. Hoy puede ser un día de dimisiones en el Ejecutivo catalán y de toma de la calle para jalear la declaración unilateral de independencia (DUI) e impedir la intervención efectiva de la autonomía.

Las grietas en Podemos, esta vez por la posición nacionalista de Pablo Iglesias, se gestionan de una manera diferente, como ha podido comprobar por segunda vez Carolina Bescansa. El sistema, desde el inicio de los tiempos del partido, es muy sencillo: se deja que se abra la grieta y se empuja al vacío a los críticos que han perdido el miedo al líder. Eso sí, las purgas se hacen con el espíritu fraternal que les caracteriza.

Con temor o sin él, de aquí al domingo se van a desencadenar todos los escenarios posibles, entremezclados. Habrá DUI (emboscada o no), convocatoria de elecciones, aplicación del 155 y un ambiente enrarecido en las calles que aprovecharán los populismos de uno y otro lado. Eso sí que es para tener miedo.

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