Sangre centrifugada para curar las heridas
Un programa en Camerún innova en el tratamiento de úlceras tropicales y la formación de personal sanitario
“Es un método muy sencillo y económico, solo se necesita un centrifugador, una máquina que no cuesta mucho y que cualquier laboratorio, por pequeño que sea, la tiene”, comenta como equipamiento para curar úlceras Núria Pagespetit, que junto a su marido Jordi Homs, es fundadora de la ONG Infermeria Solidària per l’Africa (Insolàfrica). Basta con extraer un poco de sangre al paciente, centrifugarla y el resultado dividirla en tres. A continuación se toma la parte más cercana al plasma y se deja solidificar. Quedará como un gel que se extiende sobre la úlcera que a continuación se venda para protegerla. La operación se repite a los siete días y, así, en pocas semanas se cura lo que antes se tardaba meses e incluso años.
Las úlceras tropicales son lesiones necróticas dolorosas provocadas por infecciones bacterianas, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS). Son frecuentes en las regiones tropicales y subtropicales húmedas. Afectan preferentemente a los niños y jóvenes, y suelen localizarse en las piernas y los pies. En muchas ocasiones, se extienden y forman profundas lesiones que destruyen los músculos, los tendones e incluso el hueso. De ahí la importancia de una rápida intervención para curarlas. Ahora, la introducción de este método revolucionario en Camerún, que se empieza a aplicar de forma experimental, puede ser una rápida solución a este problema. La técnica la aprendió Pagespetit del Hospital de la Santa Creu de Vic (Barcelona) donde ha sido desarrollada.
El centro de salud que Insolàfrica ha abierto a principios de noviembre conjuntamente con Fundación Recover. Hospitales para África intenta, además de aplicar esta técnica pionera, implantar un sistema nuevo de atención al paciente donde este, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de los dispensarios de Camerún, sea el centro. Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil. Esta inauguración ha sido la culminación de un proceso que comenzó, oficialmente, el 26 de septiembre de 2013, aunque sus orígenes están en el primer viaje que realizó Pagespetit a Kribi donde trabajó como enfermera voluntaria en un hospital.
Era 2009 y dos cosas le sorprendieron durante aquel viaje: la falta de preparación de parte del personal sanitario, sobre todo el de las auxiliares clínicas, y la prepotencia con la que doctores y enfermeras trataban a los pacientes. “A mí me costó un año que las enfermeras se lavasen las manos antes y después de tratar a un paciente y al médico lo dejé por imposible. O las enfermeras llevan las uñas largas y solo trabajan con una mano, para no estropearse las uñas, incluso en los partos. O la falta de una cortina para dar intimidad al paciente. Aquí no se respeta eso. Esas cosas básicas que dan al cliente una atención especial, porque lo demás lo aprenden en la escuela: a poner una sonda, a curar… eso sí lo saben”.
Por eso, el primer proyecto de Insolàfrica en Kribi fue crear una escuela de enfermería y auxiliares de clínica. El recinto donde se encuentra está bien cuidado y muy limpio. Se compone de un edificio central y varias aulas construidas a partir de contenedores. Además, la nueva biblioteca está a punto de ser inaugurada, dotada de ordenadores y conexión a Internet para facilitar el trabajo a los alumnos. Hasta el momento, en la escuela se han graduado cuatro promociones de auxiliares y la primera de enfermería (en julio de 2017). Los primeros estudian un año y los segundos tres. En la actualidad hay 120 alumnos en formación como enfermero porque este curso se han suspendido las clases de auxiliar para reorganizarlas y posiblemente introducir otras formaciones nuevas como la de técnico de laboratorio.
La gran mayoría de los graduados del centro encuentra trabajo rápidamente a pesar de la escasez de empleo para jóvenes que existe en Camerún. Una de las causas de esto es la ética humana que se les transmite y que pone al enfermo y su dignidad por encima de todo. Además, el nivel de conocimiento que adquieren empieza a ser muy apreciado en muchos dispensarios y hospitales del país. Es el caso de Marie Ngo Nong alumna de la primera promoción de auxiliares de la escuela. Hizo las prácticas en la clínica privada del doctor Samuel Mba Mombe, en Kribi, y tras finalizar sus estudios fue contratada. Dice estar contenta de su trabajo. La enfermera Thérèse Sandrine Ngohand elogia su buen hacer con los pacientes. Tan contentos están en la clínica con ella y con las otras compañeras que hacen prácticas allí, que han pedido a la escuela currículos tanto de enfermeras como de auxiliares para el nuevo hospital que Mba construye en la ciudad.
Menos suerte ha tenido Julienne Nguiben, auxiliar de la tercera promoción que trabaja en el Hospital público de Kribi. Tras realizar sus prácticas allí, le ofrecieron trabajo. Lleva 10 meses contratada, pero no cobra. La excusa que le da el director del hospital es que todavía está aprendiendo. Por eso, cuando encuentra a Pagespetit le comenta su situación y le pide ayuda para encontrar empleo en otro centro.
Esta es una de las razones por las que la escuela ha creado una bolsa de trabajo con la intención de ayudar a sus alumnos a encontrar empleo. Los primeros beneficiados ya han tenido la oportunidad de hacer entrevistas en diversos centros de salud, entre ellos el que Insolàfrica acaba de abrir.
Se ha conseguido que la escuela esté totalmente en manos camerunesas
Una vez que han conseguido que la escuela esté totalmente en manos camerunesas y sea autosuficiente, Pagespetit y Homs se han atrevido a dar un nuevo paso: abrir un dispensario donde poner en práctica y mostrar la filosofía que les mueve. Para esta nueva aventura necesitaban mucha ayuda y la encontraron en Fundación Recover. Juntas, las dos organizaciones acaban de inaugurar el dispensario en el que cuentan con la colaboración de Joana Lizcano Mediavilla, una madrileña que se ocupa de la administración, y de su marido, el doctor Jean-Jacques Elobika que es el médico del centro.
“Es continuación del proyecto de la escuela. Primero formas y luego das los resultados de lo que has formado”, explica Pagespetit. “En la escuela hacemos mucho énfasis en la humanidad, el respeto, la comunicación con el paciente. Queremos demostrar que no es necesario mucho aparato para cuidar de una persona, hace falta limpieza, sencillez, buen trato y ser capaz. Lo que se hace en Europa se puede hacer aquí. Ahora en el nuevo centro podremos demostrar que con poco se puede ofrecer un servicio de calidad. También haremos promoción de la salud, enseñar cosas básicas como lavarse las manos o la fruta antes de comerla para prevenir muchas enfermedades”.
Recover garantiza la continuidad del proyecto y la asistencia técnica
La presencia de Recover en este proyecto garantiza la continuidad del mismo en el tiempo, más allá de la presencia física de Pagespetit y Homs, además de la asistencia técnica. Una iniciativa en la que se está poniendo mucha ilusión y no se escatiman medios para ofrecer el mejor servicio a los pacientes; entre ellos la informatización de todo el dispensario, lo que facilita la privacidad de los enfermos además de reducir tiempos de espera y la gestión del centro evitando la posible corrupción dentro de él. Este es un proyecto pionero impulsado por Recover. Si funciona bien, podrá ser replicado en otros dispensarios y hospitales del país.
Ejemplo de esta determinación a ofrecer servicios de la mayor calidad a sus pacientes es la introducción del método pionero para curar las úlceras tropicales que también aprenderán los alumnos de la escuela para poder aplicarlo en los centros donde trabajen en el futuro.
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