Raf Simons, el diseñador que conquistó Manhattan
NADIE QUERÍA perderse el desfile debut de Raf Simons para Calvin Klein. Fue el pasado 14 de febrero, y delante de las banquetas de las primeras filas charlaban animadamente editores, actores y fotógrafos. Ahí estaban Anna Wintour y Grace Coddington. También Sarah Jessica Parker, Julianne Moore, Naomie Harris y Gwyneth Paltrow. Más allá, Asap Rocky, Kate Bosworth, Diane von Furstenberg y Sofia Coppola. Reinaba la sensación de estar a punto de presenciar un momento histórico para la industria de la moda. La instalación del artista Sterling Ruby, con el que Simons ha establecido una colaboración de largo recorrido, otorgaba al espacio un cierto aire sepulcral. El diseñador decidió que la presentación se celebraría en los bajos de la sede central de la marca, el edificio neoyorquino en el que llevaba meses trabajando. Sus coordenadas, 205w39nyc, han bautizado la colección principal de Calvin Klein, de hombre y mujer, en un gesto que busca devolver la firma a su esencia.
“Sus trabajos giran en torno al concepto de identidad. Por eso le interesa la cultura juvenil”.
Con el conjunto que abrió el show, una camisa azul con bolsillos en el pecho y pantalones rojos, el belga (Neerpelt, 1968) colocaba a Calvin Klein 205w39nyc en la casilla de salida, rescatando la estética denim con la que la compañía se dio a conocer. La misma que provocó al mundo en 1980 con un anuncio protagonizado por Brooke Shields, en el que la actriz declaraba: “¿Quieres saber lo que se interpone entre mis Calvin y yo? Nada”. Como era de esperar, Simons se alejó de lo obvio y no se vio ni un solo logotipo, ese que, desde las gomas de los calzoncillos, se ha convertido en un icono moderno. A cambio, el diseñador serigrafió en las etiquetas de los tejanos y cazadoras la imagen de Shields levantando la pierna. Al compás de la canción This Is Not America, de David Bowie, Simons entregó una evocadora colección que superpone, desde la sutileza, geografías, elementos y personajes anclados en el imaginario estadounidense. “Me gusta cómo se ha acercado y ha analizado la identidad americana en sus primeras colecciones para Calvin Klein. De hecho sus trabajos siempre han girado en torno al concepto de identidad. Por eso su interés en la cultura juvenil. Los adolescentes están en pleno proceso de creación de su personalidad o en crisis, cosa que genera una energía —ya sea buena o mala— y puede ser una herramienta muy poderosa de cambio”, explica Kaat Debo, directora del Museo de la Moda de Amberes.
Como línea principal, 205w39nyc es el laboratorio del diseñador. Con una producción muy limitada, le sirve para definir el contenido que marcará la visión general de la firma.
Aunque antes de la entrada de Simons la firma funcionaba bien en las ventas (en 2016 generó más de 7.000 millones de euros de beneficios), su percepción de marca se encontraba muy diluida. El nombramiento de Raf Simons en agosto de 2016 como consejero delegado, además de director creativo, le puso al mando absoluto de la enseña con el objetivo de unificar todas las líneas bajo una misma visión y fortalecer así la marca a medio plazo. Y ya está manos a la obra. En mayo se conocía que Simons estaba también colaborando con Coty, la empresa que produce y distribuye los perfumes del grupo, una división fundamental dentro del modelo de negocio de la marca.
Para apuntalar su liderazgo, Simons nombró como segundo de a bordo a Pieter Mulier, su mano derecha desde que en 2002 empezara a trabajar para él en su marca homónima. Y para desarrollar su línea de denim ha fichado a la diseñadora de culto Luella Bartley, exresponsable junto a Katie Hillier de Marc by Marc Jacobs.
La expectación que ha despertado esta nueva etapa de la firma estadounidense se ha visto confirmada por el segundo desfile a las órdenes de Simons, celebrado a principios de septiembre. Queda claro que el belga tiene cintura para saltar de Dior, una de las casas más exclusivas de alta costura francesa, al gigante estadounidense.
“En Dior hizo un buen trabajo con las referencias, que recogían el legado icónico de la firma, al mismo tiempo que logró aportarle un aire muy moderno. No se veía retro, algo que es muy importante”, señala Valerie Steele, historiadora de moda y directora del Fashion Institute of Technology de Nueva York. Durante su estancia en Dior, Simons logró aumentar las ventas de la casa hasta un 60%. Con estos resultados sobre la mesa, el anuncio de su renuncia en octubre de 2015 resultó una auténtica sorpresa. El diseñador, no obstante, no había escondido un cierto descontento por la velocidad que impone la industria del lujo actual: “Cuando haces seis desfiles al año, no hay suficiente tiempo para la creatividad”, declaró entonces.
“Está muy claro cuándo Raf está feliz y cuándo no. Si está contento, sus colecciones son potentes”.
“Está muy claro cuándo Raf está feliz y cuándo no lo está. Si está contento sus colecciones son potentes; si no lo está, siente la rabia y la presión del sistema y sale corriendo o lo deja”, explica la consultora Linda Loppa, profesora de moda durante 25 años en la Royal Academy of Fine Arts de Amberes y una de las personas que mejor lo conocen. La belga fue responsable de que Simons, recién graduado en diseño de muebles, se animara a crear su propia marca: “Un buen diseñador siempre tiene interés por la arquitectura, la fotografía o el arte. Es normal que esa creatividad conduzca a veces hacia la moda. Le recomendé que no estudiara diseño textil, sino que empezara a fijarse en las prendas vintage y que intentara comprender los patrones y técnicas de las chaquetas o abrigos básicos. Él tenía un nivel demasiado avanzado como para perder cuatro años; estaba listo para la siguiente aventura”, apunta Loppa.
Las dos expertas coinciden en lo acertada que ha sido su elección como consejero delegado y director creativo de la enseña estadounidense: “Todo el mundo en la industria de la moda estaba muy emocionado. Raf es un diseñador muy excitante y Calvin Klein le permitirá hablar el lenguaje que más le gusta con una audiencia global”, opina Steel, a lo que Loppa añade: “Creo que es perfecto para el trabajo; la cultura juvenil y el arte han sido grandes inspiraciones para Raf Simons y ahora puede aplicarlos. Su imaginario es contemporáneo y nada nostálgico, por lo que el minimalismo de Calvin Klein puede ser agitado por un diseñador que conoce muy bien cómo hacer frente a la compleja innovación que necesita una empresa como esta”.
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