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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Cuesta arriba

La entrada de 90 diputados de extrema derecha en el Bundestag es un desafío muy desestabilizador

Lluís Bassets
Angela Merkel llega a la sede de la CDU este domingo.
Angela Merkel llega a la sede de la CDU este domingo.Alexander Hassenstein (Getty Images)

Las elecciones generales de este domingo nos anuncian una cuesta muy pronunciada donde creíamos encontrarnos al menos con una llanura, en la que Francia con Macron y Alemania con Merkel, al fin sincronizados, reanudarían la marcha para refundar la Unión Europea, después de frenar a los populismos y de poner en cintura a los británicos en la negociación del Brexit. No va a ser así, porque el ascenso del partido de extrema derecha AfD reducirá los márgenes de acción de Merkel en la cancha europea. Vaya jarro de agua fría.

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La entrada de 90 diputados de extrema derecha en el Bundestag, por primera vez desde la fundación de la República, es un desafío muy desestabilizador. Invalida la gran coalición con la socialdemocracia, aritméticamente posible pero políticamente indeseable, pues convertiría al partido antisistema en primera fuerza de oposición y alternativa de gobierno con posibilidades de crecer.

Así es como la única fórmula viable es una coalición de tres colores llena de dificultades. Como los tres mosqueteros, son cuatro las fuerzas que hay que poner de acuerdo. La CSU bávara, coaligada con la CDU, es una formación independiente y de tradición más derechista, que siempre ha exhibido su obsesión por no dejar a nadie a su derecha. La consigna —que los ultras se queden dentro echando sus excrementos fuera antes que tenerlos fuera echándolos dentro—, no ha sido seguida por Merkel con sus políticas sobre los refugiados, que tantos reproches han merecido del presidente bávaro, Horst Seehofer.

Vigilada desde la oposición por la extrema derecha y desde dentro del Gobierno por el socio hermano de la CSU, la agenda europea de Merkel se verá fuertemente condicionada y necesariamente deberá moderar su ya escasa ambición. La creación de un ministro de finanzas, un presupuesto para el euro y un fondo monetario no está en los planes de los liberales. Merkel tendrá la ayuda de los Verdes, pero necesariamente impregnará su programa de un euroescepticismo cultivado tanto por bávaros como liberales. La protección de las fronteras, con un Schengen reforzado, suscitará mayor atención que los planes franceses de gobernanza política de la zona euro y no digamos la negociación del Brexit, en la que May no podrá contar, al menos de momento, con que Merkel aspire a ejercer una función moderadora.

Merkel espera tener mayoría de gobierno antes de Navidad. Dada la seriedad y el detalle de los contratos de coalición, el futuro alemán y de todos se juega en los próximos tres meses, el tiempo que tarden las cuatro fuerzas para cerrar un acuerdo que, bajo mesa, también habrá que coordinar con Macron, quinto socio de coalición exterior. El éxito no está asegurado, y no cabe descartar nuevas elecciones, que podrían castigar todavía más a los dos grandes partidos del establishment. Habrá que “dialogar, negociar y pactar”, según fórmula bien recomendable a todos, incluidos los que andamos perdidos en nuestros más polarizadores laberintos de la identidad.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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