Santas madres
Ahora florece una liga de madres furibundas. Seres empeñados en considerar su condición como la unción suprema. Vocación sagrada, exclusiva y excluyente
Para lanzarse al ruedo de las madres hace falta valor, templanza y más moral que el Alcoyano (que para quien no lo sepa es un equipo de fútbol alicantino que se ganó fama de no arrojar la toalla ante la adversidad). Por eso me sorprendió el éxito de algunos libros escritos por novatas en el gremio asombradas por los cambios que supone tener un hijo. Espero que el hecho de hacer caja haya compensado su chocante sorpresa ante detalles obvios que no pasan desapercibidos para la mayoría de quienes deciden tener un hijo libremente. Mujeres conscientes de que hay momentos en los que los retoños ríen y en otros lloran como si se avecinara el fin del mundo, y que lo hacen desde que ven la luz por primera vez hasta que se apaga la de la madre que los parió.
Ahora florece una liga de madres furibundas. Seres empeñados en considerar su condición como la unción suprema. Vocación sagrada, exclusiva y excluyente. Féminas que han lanzado a las redes críticas perversas a algunas madres famosas recientes por salir a cenar con su pareja (la cantante Soraya Arnelas), por ir al gimnasio (la modelo Malena Costa) o por dar a luz con cesárea programada y no dar el pecho a su segundo hijo (la presentadora Tania Llasera). Ya es suficiente tarea pelearse con la conciliación, con una mala conciencia sustentada en modelos sociales caducos y con perseguir la igualdad de responsabilidad de los padres de las criaturas. Encima no vengan ustedes a dar lecciones de dedicación y a exigir que además de santas, las madres tengan que ser mártires.
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