La independencia de Cataluña

Han pasado cinco años desde aquel 11 de septiembre de 2012, embrión de un movimiento ciudadano a favor de una Cataluña diferente. Como catalán me pregunto: ¿en qué punto nos encontramos? La Generalitat dice que en los últimos kilómetros, el tramo más duro. Pero en las encuestas los más favorables acusan el cansancio y algunos abandonan. Falta convicción y decae la ilusión. Paralelamente, el apoyo ciudadano está lejos de ser mayoritario y parece que la meta no está cerca ante el posicionamiento del Gobierno. ¿Está siendo la Generalitat poco realista? Por otro lado, después de lo perdido estos años por tensiones con el Gobierno central, sería hora de obtener algún rendimiento para Cataluña. Si no, ¿cuándo? En el caso de no obtener nada, podría concluirse que el proceso no se habría preparado adecuadamente. ¿Quién se responsabilizaría? Sería pues de agradecer un ejercicio de responsabilidad política y reflexión previo a sacrificar las últimas reservas. Sería necesario no perder de vista nuestro seny català: ese sentido común y justa medida de las cosas expresadas en tono tolerante que caracteriza al pueblo catalán pero no tanto a los políticos que gobiernan aquí y allí.— David Ordóñez. Barcelona.

 Quieran o no los catalanes, existe una Constitución española para todos los españoles, incluidos los catalanes. Hay una ley, una norma. Esta semana han sacado en el Parlamento catalán su ley con las normas para independizarse. Yo, europeo, me pregunto: ¿mañana tampoco respetarán mis leyes y mis normas y sacarán sus leyes y sus normas?— Klaus Peter Emge. Mallorca (Baleares).  

Ante la gravedad del desafío secesionista, ha llegado la hora de actuar. Ya no se puede esperar más, pero hay que saber combinar la contundencia con la prudencia necesaria para no caer en su premeditada provocación. Esperemos que el Gobierno español, apoyado por los partidos constitucionalistas, sepa dar la respuesta adecuada. A mí, como a tantos, la rabia ante la desfachatez y métodos totalitarios de los sediciosos me pide contundencia inmediata, pero es muy importante mantener la cabeza fría ante su repugnante provocación, para no caer en la trampa que de manera tan mezquina y rastrera nos están tendiendo. No va a ser fácil.— Carlos Bravo Suárez. Barcelona.

Nacionalismo: estructuración de los pueblos y sus territorios que siempre ha generado insolidaridad, xenofobia y conflictos de toda índole, incluso bélicos. Una de las grandes deficiencias sin solución del ser humano. La historia es testigo de ello.— Francisco Soriano Martínez. Cáceres.