El dinero público es sagrado
Hay cosas que, por obvias, debería ser innecesario repetirlas, pero parece que con el dinero público habría que estar diciendo constantemente que con cada euro que se malgasta o se roba se está causando daño a toda la ciudadanía. ¿Nos detenemos a pensar los miles de millones de euros que se emplean en asuntos absolutamente innecesarios, que se defraudan o que se roban? Pues cada uno de esos euros hace que tengamos listas de espera insufribles en la sanidad pública, o niños que se ven obligados a dar clase en barracones, o personas dependientes que no son atendidas. Todos esos millones que esconden los ladrones en paraísos fiscales son menos médicos, menos profesores, peores condiciones de vida para muchísima gente. Y, mientras tanto, esos ladrones del dinero público no se privan de yates, vacaciones de lujo, áticos despampanantes y una regalada vida en todos los aspectos. Además, en los casos en los que se les descubre, suelen salir con penas ridículas y beneficiarse de todas las ventajas que les concede su condición y sus relaciones privilegiadas. El dinero público es, debería ser, sagrado.— Ángel Villegas Bravo. Madrid.