‘Gintonic’
España es el tercer consumidor mundial de ginebra por detrás de Filipinas y Estados Unidos
Qué calor y qué sed, gente. ¡Agua va! Pero yo quiero hablar de otros líquidos. Se llaman el agua tónica y la ginebra. Como saben, si se incrustan juntos en un buen vaso ancho ni grueso ni muy fino —los de sidra que yo compraba en la desaparecida Casa Aranzabal de San Sebastián eran perfectos— y se derraman con una sabia mezcla de delicadeza y ansia sobre una generosa montaña de piedras heladas y a eso se le añade una corteza de limón surge el milagro incandescente denominado gin-tonic. Quitémosle el guion. Gintonic.
El otro día, en un restaurante, con la pobre camarera llamando ya a su casa para decir que no iba porque se le iba a juntar el turno de las comidas con el de las cenas ya que había dos indeseables que no se iban ni a tiros, Michael Robinson, el mejor comentarista de fútbol de este país, soltó esta frase genial:
- Qué gintonics ponen en San Sebastián… Yo es que tendría que haber sido vasco.
Los vascos, en efecto, y los donostiarras en particular, le pegan al mejunje que es una cosa extraordinaria. Al tradicional, sobre todo, haciendo caso omiso a esas cartas con cuarenta y pico marcas distintas y no sé cuántos aditamentos posibles, que si pimienta, que si pepino, que si cilantro, que si maracuyá y que si la Tía Tula en bata cantando Marichu sube al monte y verás.
Pero no solo los vascos ven en el gintonic a Dios revelado. Le Monde, esa pieza de arqueología periodística tan bien escrita que a uno le entran a veces ganas de dedicarse a la cría de chinchillas en Canadá, informaba el miércoles pasado sobre cuáles son los primeros consumidores mundiales de ginebra. Agarrarse los machos.
Primer consumidor mundial en 2016 (y también primer productor mundial), Filipinas, con 157,3 millones de litros. Segundo consumidor (y segundo productor), Estados Unidos con 90,7 millones de litros despachados. Tercer consumidor (pero no tercer, ni cuarto, ni quinto productor), España. En 2016 nos soplamos 41,4 millones de litros de ginebra, siete millones de litros más que los británicos, inventores de esta bebida en el siglo XVIII. Nos sale una media de casi 0,9 litros por barba. Bueno, algún que otro hectolitro se lo zamparán los turistas extranjeros, vale. Pero no desvíe usted el tema, no se haga el loco, hágaselo mirar, feliz verano.
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