Otro motivo para envidiar a la BBC

Elogiada y apreciada por su independencia informativa, por la calidad de su parrilla y por el servicio público que presta, la BBC ofrece un nuevo motivo para ser envidiada. La corporación británica de radio y televisión acaba de hacer públicos los sueldos de sus directivos y presentadores estrella. En un acto de transparencia sin precedentes ha detallado una lista con más de 200 nombres, encabezada por Chris Evans, que pilota Breakfast en la cadena BBC Radio 2 y fue anfitrión del mítico espacio televisivo Top Gear. Evans se embolsa 2,5 millones de euros al año, casi cinco veces lo que cobra el director general de la compañía, Tony Hall.

Entre los 43.000 empleados de la BBC, 96 presentadores y periodistas perciben más de 150.000 libras (170.000 euros) al año. Es decir, están mejor pagados que la primera ministra, Theresa May. Tras Evans, la segunda estrella más refulgente de la casa es el exfutbolista Gary Lineker (en torno a dos millones de euros).

Al margen del malestar generado en algunos de los afectados al ver desvelada su nómina, lo que ha desatado gran indignación ha sido comprobar la brecha salarial entre hombres y mujeres. Como se sospechaba, las presentadoras tienen remuneraciones inferiores a las de sus colegas masculinos. La mejor ubicada en la tabla salarial es Claudia Winkleman, que cobra alrededor de un millón de euros por conducir un concurso de costura y presentar Strictly come dancing.

Si algo hay que reprochar a la BBC es que la divulgación del polémico listado no haya sido voluntaria sino fruto de una decisión adoptada por David Cameron hace un año. Para justificar las cifras astronómicas que perciben sus figuras más emblemáticas, la corporación alega que el de la televisión es un mercado “muy competido”, en el que los operadores no pierden baza para intentar robarle a la competencia (a golpe de chequera) a sus líderes de audiencia.

Pese a las reticencias, la BBC ha cumplido con la transparencia que se debe exigir a un medio público de comunicación. Un ejercicio que contrasta con la apabullante opacidad que reina en la corporación RTVE, tan pública y tan estatal como la británica. Financiadas ambas por los ciudadanos —resulta indiferente si es mediante canon o a través de los Presupuestos Generales—, lo mínimo que se les puede pedir es que desgranen adónde va el dinero de todos.

Radiotelevisión Española podría empezar por explicar el fabuloso embrollo de la rueda y los espacios musicales de madrugada o los acuerdos que tiene con las productoras privadas. Debería esclarecer, por ejemplo, los entresijos de la gala solidaria Miguel Poveda & Amigos, cuya emisión está prevista para el próximo sábado. Y responder a algunas preguntas: ¿se respetará el contrato inicial? ¿Cuál será finalmente la productora que asumirá la gala? ¿Correrá TVE riesgos penales? ¿Habrá demandas judiciales y medidas cautelares? ¿Cuánto le costará a TVE el evento? La cuestión final: ¿alguien dimitirá?