Noticias en tiempos de burbuja tecnológica
La mayor parte de los contendios que circulan por redes sociales y plataformas procede de los medios tradicionales
Michael Wade, experto en transformación digital, aseguraba hace poco en Cinco Días que la explosión de la burbuja tecnológica está cerca y será dolorosa. Pero de momento, la burbuja, si existe, para quien está siendo dolorosa es para los medios de comunicación tradicionales. Apenas cinco grandes empresas, entre ellas Google y Facebook, se han apoderado de dos tercios de toda la inversión publicitaria en el mundo, lo que está dejando sin oxígeno a los productores de información. Pero si han podido atrapar toda esa publicidad es gracias a ellos, pues la mayor parte del volumen de noticias y comentarios a las noticias que circulan por Internet y las redes sociales tienen como fuente primigenia a los medios tradicionales.
En el nuevo ecosistema, las plataformas y los medios han entrado en una relación de dependencia mutua, pero muy desigual: mientras una parte se queda con la mayor parte del beneficio que reportan los contenidos, la otra asume la mayor parte de lo que cuesta producirlos. Es cierto que los motores de búsqueda y las redes sociales han multiplicado la audiencia de los medios tradicionales hasta límites que ni sus más optimistas directivos hubieran soñado hace apenas unos años. Que la audiencia de este diario se cuente cada día por millones de usuarios no entraba en ninguna previsión antes de Internet. Pero al mismo tiempo, esas plataformas que tanto facilitan la difusión son las que lastran sus ingresos. Han introducido el virus de la gratuidad, de modo que el artilugio que permite el acceso tiene mucho más valor que el contenido.
Según el Digital News Report de 2017, apenas el 9% de los internautas paga por noticias digitales y solo un 11% estaría dispuesto a pagar en el futuro, ocho puntos menos que en 2016. El informe, dirigido por la Universidad de Oxford para el Instituto Reuters con la colaboración de la Universidad de Navarra en España, es el mayor estudio global comparativo que se realiza sobre consumo de información. La publicidad queda pues como la principal fuente de ingresos del soporte digital a que se ven abocados los medios, pero es insuficiente y está mermada por la competencia de las propias plataformas.
La buena noticia es que en 2017 se ha producido una notable recuperación de la confianza de los internautas en los medios informativos. España ocupaba uno de los últimos lugares. Ahora, el 51% confía en ellos, 17 puntos más que en 2015 y ocho puntos más que la media de los 36 países analizados. Los escépticos han pasado del 33% al 24% pero se encuentran en mayor proporción en las franjas de edad más jóvenes, que son precisamente los que más se informan a través de las redes sociales. Las plataformas facilitan la promiscuidad: el 60% de los usuarios consulta siete o más cabeceras informativas en una semana, pero con gran predominio de los medios tradicionales. Luego los contenidos que generan estos medios siguen siendo de gran importancia. La conclusión parece clara: tarde o temprano habrá que cambiar la correlación de fuerzas entre plataformas y medios y poner en valor lo que realmente importa: la información de calidad.
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