Un dinosaurio en el escenario que hizo famoso a Clint Eastwood
El 'Europatitan eastwoodi' es un saurópodo de 25 metros de largo y 35 toneladas que vivió hace 125 millones de años en lo que hoy es la provincia de Burgos
Hace 125 millones de años, a principios del Cretácico, el mundo era mucho más cálido que hoy. Junto a la temperatura, los mayores niveles de dióxido de carbono y la humedad permitieron el desarrollo de una vegetación exuberante que permitió la aparición de animales inmensos. El último de estos gigantes que se ha conocido es el Europatitan eastwoodi, un saurópodo que podría alcanzar los 27 metros de longitud, pesaría 35 toneladas y alcanzaría con el cuello estirado ramas a 16 metros de altura.
El E. eastwoodi fue encontrado hace más de 10 años, en tres campañas de excavación entre 2004 y 2006 en el yacimiento del Oterillo II, entre las localidades burgalesas de Barbadillo del Mercado y Salas de los Infantes. Cerca de allí se rodó la escena final de la película de Sergio Leone El bueno, el feo y el malo, protagonizada por Clint Eastwood, que ahora ha dado nombre a la nueva especie. Ahora, un equipo internacional de científicos liderados desde el Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos) y la Universidad de Zaragoza ha descrito al dinosaurio en un artículo publicado en la revista Peer J.
Es probable que aquellos gigantes, un poco como Clint Eastwood, fuesen difíciles de batir en duelo, aunque también contaron con rivales excepcionales. “En aquella época había también depredadores muy potentes, como el Tyrannosaurus rex o el Spinosaurus, aún de mayor tamaño”, apunta Fidel Torcida, director del Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes y coautor del estudio. “Aunque también sabemos que crecían bastante rápido, tenían una etapa en la que podían ser depredados y sobre todo serían más accesibles las crías”, añade.
Los fósiles encontrados del dinosaurio, con muchos huesos dispuestos en la posición en que murió el animal, cuentan con piezas que dan una idea de sus dimensiones. Una costilla, el hueso más largo rescatado, mide 210 centímetros, las dos escápulas superan el metro y medio y una vértebra dorsal, pese a estar incompleta, alcanza los 70 centímetros de longitud.
Pese a contar con ventajas interesantes gracias a su tamaño, a la hora de enfrentarse a dinosaurios carnívoros o de alcanzar alimentos solo disponibles para ellos, también tenían algunos inconvenientes. Uno de ellos es que necesitaban ingerir una cantidad descomunal de comida, rondando su propio peso cada mes, más de una tonelada de vegetales cada día. Además, para no caer aplastados por su propio peso, contaban con una estructura ósea llena de aire y huesos esponjosos, que, según Torcida, pudieron darle cierta fragilidad. “Lo que parece que tendría que ser una masa sólida es como un panal de abejas. Esto podría darles algo de fragilidad, pero la masa muscular les podía ayudar a evitar fracturas. Es una estrategia que les dio resultado, porque hay muchas especies que tienen este tipo de huesos”, señala Torcida.
El E. eastwoodi vivió en un periodo similar a otro dinosaurio encontrado en la misma zona, el Demandasaurus darwini. Estas dos especies servirán para avanzar en el conocimiento de los posibles intercambios que se produjeron entre los grupos de dinosaurios de África y Europa. En aquella época se estaba cerrando el mar de Tetis, que ocupaba una región similar al Mediterráneo actual, pero a veces, en periodos de mil años, el nivel del mar bajaría y permitiría la comunicación entre los ecosistemas del norte y del sur. Torcida explica que ellos defienden la existencia de una ruta Apúlica, una especie de archipiélago que se movía desde la zona de Túnez hasta Europa y haría posible la llegada de animales de un lado al otro.
Pese a la relevancia del hallazgo, sus responsables lamentan que de momento no van a poder exponerlo al público. El Museo de Dinosaurios de Salas de los Infantes no cuenta con la infraestructura necesaria para hacerlo y Torcida y su equipo no se plantean mostrarlo en otro lugar. “Nosotros defendemos que el patrimonio tiene que estar en su sitio, por el valor educativo, pero también turístico y económico para una comarca deprimida”, señala. “La Junta de Castilla y León tiene un compromiso de hacer un nuevo museo y tiene que velar también por esta comarca”, concluye.
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