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Gonzalo Herrero, el arquitecto español que manda en Piccadilly

Gonzalo Herrero, retratado  en la biblioteca de la RA.
Gonzalo Herrero, retratado en la biblioteca de la RA.Pedro Álvarez
Anatxu Zabalbeascoa

EL AÑO QUE que viene, la Royal Academy (RA) de Londres cumplirá 250 años. Además de notables pintores como Gainsborough, Turner, Constable o, más recientemente, David Hockney, entre los académicos siempre ha habido arquitectos. Ya los había entre quienes fundaron la institución artística más antigua de Reino Unido en 1768. Hoy Norman Foster, Eva Jiricna o Richard Rogers capitanean su representación. Tal vez por eso, la arquitectura va a ser la protagonista del aniversario. Lo cuenta Gonzalo Herrero Delicado (Navalmoral de la Mata, Cáceres, 1986), flamante nuevo comisario de arquitectura en la RA. Criado en Murcia, donde sus padres fueron a trabajar para Iberdrola, y titulado en Alicante, la trayectoria de Herrero ilustra en sí misma la reconversión de esta profesión.

Los más admirados por cada generación dicen más del mundo que de la propia arquitectura. De los modernos y los posmodernos se pasó al inesperado Rem Koolhaas, pero hoy son los sociales, los capaces de darle una vuelta al oficio, los que concentran la admiración. Herrero pudo trabajar en París para Lacaton & Vassal gracias una beca de la Fundación Caja de Arquitectos. Y está convencido de que todo lo que hizo al margen de la Escuela de Arquitectura —presentarse a concursos, organizar charlas o escribir para revistas extranjeras— lo enriqueció tanto como la propia carrera. Su trayectoria lo certifica. Fue la exploración de la capacidad de cambio que puede generar la arquitectura lo que le llevó a presentarse al puesto de comisario en The Architecture Foundation. Tenía 27 años, acababa de llegar a Londres. ¿Por qué lo eligieron a él?

En la entrada a de la RA.

Tomando un café junto a Piccadilly Circus, Herrero sostiene que la rentabilidad de la construcción enterró el perfil humanista de muchos profesionales. Y defiende que “la arquitectura también se construye desde la teoría y la crítica, y está presente en cada momento de nuestras vidas con impacto social, medioambiental y económico”. Por eso opina que “urge hacerla comprensible a la sociedad”. A eso se dedica. “En Londres valoran tus ideas y tu capacidad emprendedora antes que tu edad”, dice tras reconocer que la buena formación que reciben en España abre puertas en el extranjero.

A la Royal Academy of Arts llegó tras pasar por el Design Museum. El comisario jefe, Justin McGuirk, le ofreció trabajar en la muestra que inauguraría la nueva sede, Fear and Love: Reactions to a Complex World. Herrero defiende que esa exposición “ha convertido al Design Museum en una plataforma crítica de referencia”. Fue ese trabajo, cree, el que le abrió las puertas de la RA. Herrero ha ideado un programa de exposiciones que hacen pensar a la gente sobre asuntos arquitectónicos. No va a ser fácil. Sabe que no hay muestra de arquitectura que pueda competir con la visita a un edificio.

Su primera exposición, Futures Found, que analizaba los ideales utópicos, las condiciones sociales, culturales y políticas de la arquitectura británica de posguerra, acaba de clausurarse. Para 2018, será la relación entre arquitectura y tecnología la que busque entender esa profesión alterada por un mundo en perpetua construcción. Es la mayor preocupación de Herrero: hacer que su disciplina participe activamente en la sociedad. Confiesa que en algún momento le gustaría volver a España. Pero ese será el premio. Entre tanto, la investigación y la comunicación ocupan los días de este joven español con despacho de altura en Piccadilly.

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