Cuanto más malo es este tipo en la ficción, mejor le va en la vida real
Patrick Gibson, que interpreta en la serie ‘The OA’ a un joven iracundo, es, en la calle, un chaval la mar de molón
A cualquiera que haya visto el primer episodio de la serie de Netflix The OA probablemente se le han quedado grabadas un par de secuencias. Y una de ellas quizás sea la escena de sexo adolescente más incómoda que ha aparecido últimamente en la pequeña pantalla. Un intercambio de todo menos romántico que le hace a uno sentirse inmensamente feliz de haber dejado atrás la primera juventud, por muy idealizados que se tengan los años de instituto.
“¡Me alegro de que sea esa la reacción!”, exclama Patrick Gibson (Dublín, Irlanda, 1995), intérprete de la mitad masculina de la escena y uno de los protagonistas de la serie. “Hay que sentirse incómodo con algo así. Vivimos en un mundo hipersexualizado y esas situaciones son habituales entre los más jóvenes. Es algo que hay que tratar para mostrar que la conexión más profunda entre dos personas no tiene que ser así”. Queda claro que este incondicional del cine de Almodóvar y Harmony Korine no cumple con los estereotipos del joven actor superficial.
Su imagen tampoco. Gibson, que se presenta como Paddy, llega a la cita en el bar de un hotel londinense con camiseta y gorra negras, pantalones caídos de skater y cadena de oro. Está haciendo un descanso del rodaje en Atlanta de The darker minds, basado en la primera novela de una trilogía distópica sobre una extraña plaga que está acabando con los niños estadounidenses. Y si no te suena su nombre pronto lo hará, porque también participa en otras dos producciones de televisión, La princesa blanca y Guerrilla, ambas en HBO España.
"Todo el mundo me decía que debía estudiar arte dramático, pero yo decidí que si esa iba a ser mi profesión, quería estudiar algo distinto y elegí filosofía. Me abrió la mente"
Jura que no puede dar detalles sobre otros proyectos que tiene en la agenda, pero ya sabe que no podrá tomarse vacaciones en una larga temporada: “No me importa, disfruto trabajando”, dice con su angelical sonrisa de diastema. Pero él mismo reconoce que nada de esto habría sucedido si Gibson no se hubiera metido en la piel de Steve Winchell en The OA, un chulito narcisista y violento en cuyo camino se cruza la misteriosa Prairie (Britt Marling, protagonista, creadora y productora de la serie), que ve algo en él que los demás se pierden. “Nunca consideré que Steve fuera un abusón”, explica el actor sobre su papel. “Nadie cree que interpreta al malo, salvo que te den el papel de villano de James Bond. Si los demás te encasillan, al final terminas mandando todo a la mierda y aceptando el rol que te han dado”.
Netflix ha confirmado que habrá segunda temporada, pero mientras vuelan las teorías sobre lo que realmente sucede en la primera entrega, Gibson se resiste a compartir sus conjeturas: “Yo tengo la mía, como todo el mundo. No sé si es la correcta y prefiero no decirla”. Sus conclusiones no son lo único que se calla Gibson. Para empezar, el actor comparte profesión con su padre, aunque prefiere no dar su nombre.
Una tiende a pensar que puede tratarse de Mel Gibson, por eso del apellido en común, pero ha quedado con su padre en el centro de Londres tras la entrevista y cuesta imaginarse a Braveheart esperando a su hijo secreto en un pub del Soho. Tampoco desvela el alias que utiliza como productor de música: “Lo que hago está ahí fuera. Prefiero aún esperar para firmarla, pero voy dando alguna pista. Al final alguien siempre termina atando cabos”, dice. Hace principalmente hip hop, su género musical favorito, y el que cree que escucharía Steve en The OA. De hecho, tuvo que preparar el personaje con apenas tres escenas, ya que el resto de la trama se mantenía en secreto hasta para los actores. Gibson creó una lista de canciones para su alter ego: “Con Jurassic 5, Souls of Mischief, Nas, mucho Nas, A Tribe Called Quest… y también artistas de trap”.
No hay duda de que cualquier actor habría matado por una carta de presentación como la de The OA. Una serie de argumento loco que incluye una pandilla de inadaptados y (atención, spoiler) bailes que transportan a otra dimensión. Si Stranger things amortigua lo sobrenatural con el colchón de la nostalgia, The OA hace añicos la narrativa televisiva convencional.
Gibson se sumergió al completo en lo insólito de la experiencia. Sin haber puesto un pie en una clase de baile tuvo que aprender movimientos de danza contemporánea ideados por Ryan Heffington, coreógrafo de vídeos de Sia como Chandelier. “Digamos que no los uso cuando voy de clubbing, pero hay gente que se ha puesto a bailar frente a mí por la calle. Yo sabía de qué iba la cosa, pero el resto de los transeúntes alucinaban. También me han pedido que les dé una paliza a lo Steve y me han perseguido por la calle. Es una serie muy especial. Lo que me atrajo de ella es que debajo de las rarezas hay mucha humanidad y eso ha calado hondo en los fans”.
Paddy empezó a actuar a los siete años, con un papelito en un cortometraje irlandés. Luego vinieron anuncios, un papel en Los Tudor, y a los 16 años, con Neverland, spin off televisivo de Peter Pan, que le hizo darse cuenta de que quería dedicarse profesionalmente a la interpretación. “Todo el mundo me decía que debía estudiar arte dramático, pero yo decidí que si esa iba a ser mi profesión, quería estudiar algo distinto y elegí filosofía. Hice dos años en el Trinity College de Dublín hasta que empecé The OA. Me abrió la mente y fue una oportunidad para hacerme grandes preguntas y pararme a pensar antes de lanzarme de lleno en la vorágine de la vida laboral”. Podría dar lecciones sobre Kant a más de uno de nuestros políticos, sin embargo, prefiere dedicar su tiempo a los filósofos contemporáneos, como Jason Silva: “Una gran mente que teoriza sobre arte y cine”, explica el actor.
"Vivimos en un mundo hipersexualizado y esas situaciones son habituales entre los más jóvenes. Es algo que hay que tratar para mostrar que la conexión más profunda entre dos personas no tiene que ser así", habla sobre una polémica escena de sexo en 'The OA'
Pero no todo van a ser dilemas existenciales. Gibson cultiva otros intereses como el gimnasio y la moda. Ha sido invitado a desfiles de Kenzo y Louis Vuitton, compra en el templo del cool Dover Street Market, de Rei Kawakuwo, y es un pin up incipiente para marcas indie. “Me gustan Opening Ceremony, Vetements, Supreme… Prada me hizo un esmoquin para la entrega de premios del cine irlandés y me lo quedé. Fue muy guay”, recuerda. ¿Le regalan muchas cosas? “No tantas como me gustaría. No te olvides de publicar esto”, bromea.
En su cuenta de Instagram da una idea de lo que tiene en su armario, o al menos en su maleta: sudaderas Thrasher, ropa interior de Supreme y combos al estilo hooligan de zapatillas Reebok y cazadora de cuadros de Burberry que describe con el comentario: ‘A tu madre no le caería bien’. “No tengo un look en particular. Aún estoy experimentando, creciendo y no me conozco lo suficiente como para proyectar una imagen determinada en Instagram. Me lo paso bien actualizando la cuenta, pero no pienso en los me gusta o en el número de seguidores. Lo trato como algo personal y entre colegas”.
Gracias, Paddy. Aunque no signifique mucho para ti, te has ganado nuestro like.
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