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CLAVES
Columna
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Pedro o Pablo

Si derrotara a Iglesias, el mismo instinto político que ha llevado a Sánchez a la izquierda, le llevaría a buscar (de nuevo) el centro

Víctor Lapuente

Hay miedo a la radicalización del PSOE. Oposición radical al PP, confusión en torno a la cuestión territorial, acercamiento a Podemos y los independentistas, puños en alto cantado La Internacional…Los mensajes lanzados desde el 39º congreso del PSOE han inquietado a muchos españoles. Sin embargo, los partidarios de políticas moderadas deberían, paradójicamente, sentirse más tranquilos con este PSOE que con cualquier otro que hubiera podido emerger de su reciente travesía por el desierto.

Un PSOE discursivamente más radical ofrece, en la coyuntura del país, la mejor garantía de moderación para los próximos años. Idealmente, el mejor guardián de un progresismo gradualista sería un PSOE que saliera de su congreso con una agenda reformista y no rupturista.

Pero no debemos comparar la realidad con un ideal, sino con la alternativa más factible. Y esa alternativa era un PSOE que, dirigido por Susana Díaz, presentara un programa destinado al votante de centro, sociotecnocrático en economía y que enfatice la unidad nacional. Es decir, el PSOE que ha sido absorbido ya por Unidos Podemos y sus confluencias en las grandes ciudades y en las autonomías periféricas.

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En la España actual, la hegemonía en la izquierda pasa por lanzar un doble mensaje identitario hacia los desprotegidos por la crisis y hacia las comunidades históricas. Esto es lo que hacen, con éxito, Colau y Carmena, o lo que puede hacer Errejón en Madrid. Y lo que intenta Iglesias, aunque más torpemente, para el conjunto del país.

Sánchez tiene la ocasión de aprovechar el aún excesivo radicalismo de Iglesias para intentar reconquistar, al menos en las elecciones generales, feudos fundamentales para cualquier victoria socialista, como Cataluña, Zaragoza o Madrid.

Si derrotara a Iglesias, el mismo instinto político que ha llevado a Sánchez a la izquierda, le llevaría a buscar (de nuevo) el centro. La aritmética parlamentaria le empujaría a reeditar un pacto reformista con Ciudadanos. Mientras que un acuerdo Iglesias-Rivera es del todo imposible.

Hoy, una izquierda de Pedro es la vacuna más eficaz contra una izquierda de Pablo. @VictorLapuente

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