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Rufián Rufete 2015, beber una sombra

Leandre escorsell

PUEBLOS Y CIUDADES, caminos y viñas de la Sierra de Francia muestran la huella de las órdenes monásticas que trajeron a esta frontera los aromas y las tradiciones del norte y del este. La rufete sabe a viaje de siglos, tiene el aire que viene del norte del Ródano y encuentra en las laderas del Duero y en las terrazas de sus sierras una nueva entidad. La rufete en manos de un viñatero atento como Ismael Gozalo recupera sabores y cualidades: suavidad y sensibilidad, la mano del hombre y la sombra del pájaro en el bosque. Sabe a zarzamora y a tordos, a frutos rojos en el primer otoño. Su lenguaje traduce la armonía del mirlo, que intuye cómo cantar a un arándano rojo, cómo pasear entre oréganos en flor y cómo embellecer la violeta silvestre. Pureza y laurel, purificación e incienso esbozan las sombras de una ermita en el castañar.

Vinos Microbio de Ismael Gozalo, Rufián Rufete 2015. ­­Sin DO (en la Sierra de Francia), con 12,5%. Es un monovarietal de rufete, uva de la cuenca del Duero. Procede de un viñedo de Miranda del Castañar (Salamanca), plantado en 1951. No se trabaja mecánicamente: gravedad, pies y manos. Termina la fermentación en barricas viejas borgoñonas, donde pasa 10 meses de reposo. Precio: 19,70 euros.

Sensaciones. La verdad y la fuerza, la sinceridad y la fragancia están en el camino. Del noreste llegó la uva que convirtió a la rufete en mensajera de la fragilidad y la gracia. La sutileza es una sombra del pasado.

A través del cristal. Base y figuras de mármol de Habitat. Detrás, copa

de Stölzle; delante, copa de Eisch.

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