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Ancestral 2015, acero y una sonrisa

fotografía de Leandre escorsell / Estilismo de Anna Vallès

ALBARIZA con el primer fresco de la mañana. Sol y humedad en la tierra y en la copa. Raíces y blancura de cal. Es la masa de pan que fermenta con lentitud y la levadura de París que hace su trabajo quedo, con apariencia amable pero sabor entre punzante y amargo. Yodo y verdor. El contacto del vino con sus lías durante un año en la botella: el vino fluye con cierto aplomo, con cuerpo y firmeza, carácter y acero. La flor del olivo en primavera y el jabón del aceite verde en el último otoño han sido convocados en la copa. Queso de oveja con romero y el arte de las flores en el campo. Recién cortadas y dispuestas en el herbario, sus páginas componen dibujos de belleza singular. Se mueve todavía su alma verde. Es un vino único, que atrapa, en una delicada y mínima burbuja, el carácter rugoso y ligero de la piedra que nació de un mar poco profundo.

Ficha técnica:

Alba Viticultores, Alegrías del Carrascal, Ancestral 2015

Sin DO, con 11,5%.  Es un monovarietal de palomino que procede del viñedo Las Alegrías, en el pago Carrascal (Sanlúcar de Barrameda). Empieza la fermentación espontánea en depósitos de acero y sin filtrar ni estabilizar, la termina en botella. Es un espumoso ancestral, pues, con un año de rima, degollado a mano y sin sulfitos añadidos. Precio: 28 euros.

Sensaciones

Un atisbo del primer pámpano verde en la cepa bajo un mar de cielo azul; un blanco deslumbrante azuzado por la brisa y la sal. Con un bizcocho de té verde. La alegría del hallazgo.

A través del cristal

Bandeja de metal cromado y candelabros de acero de Habitat. Copas para vino espumoso de la serie Quatrophil de Stölzle.

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