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Vigna del Volta 2007, apropiada lentitud

Leandre escorsell

CUANDO SE bebe un vino como Vigna del Volta 2007 es fácil olvidar todo, porque abre la puerta a la ausencia de tiempo y espacio. Beberlo es entrar en contacto con lo más íntimo de cada cual porque la comunicación con los sabores de la tierra y del primer otoño es inmediata. Da igual dónde se esté y cuáles sean las experiencias: Vigna del Volta hace que uno cierre los ojos, olvide cuanto sucede a su alrededor y viaje. Viaje a la esencia del orejón de albaricoque que reposa, agradecido, en una mullida masa de bizcocho: harina y levadura en muda conversación con la acidez de la fruta, con el sol y el dulzor en su piel. El taller del carpintero: la luz del atardecer, virutas en el suelo. Hay fragilidad y solidez, miel de azahar y libertad, fruta pasa y pájaros que viven el frenesí de la fermentación. Un vino que sabe a apropiada lentitud, y a artesanía.

IGT Emilia Malvasia Passito, con 13% de alcohol. Es un vino italiano naturalmente dulce hecho con pasas asoleadas de malvasía de candia aromática

(y 5% de moscatel). La fermentación

del mosto, espontánea, se detiene sola gracias al azúcar que conserva. Diez meses en barrica de roble francés y dos años en botella de 500 mililitros. Sin estabilizar ni filtrar. Precio: 32 euros.

Sensaciones. Elena Pantaleoni, alma de este vino, recuerda al cantautor Luca Carboni: con ella uno siente que todo sucede en el interior, que se puede viajar estando quieto y todo se puede perdonar.

A través del cristal. Tabla y rodillo de Luzio, y tres copas para vino dulce de Schott-Zwiesel.

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