El falo del pecado que no produce orgasmos
Los 'Phallus' son unos hongos con forma de pene. Hay quien se los come, otros afirman que su olor produce orgasmos a las mujeres y la hija de Darwin los destruía por libidinosos
Era la época victoriana, y en los alrededores de la casa del naturalista más famoso de la historia crecía un hongo, para algunos, perturbador. “En nuestros bosques nativos crece una clase de seta, llamada en el vernáculo como Stinkhorn, aunque en latín tiene un nombre más grosero.” escribía Gwen Raverat, nieta de Charles Darwin, en sus memorias autobiográficas. Su nombre científico es Phallus impudicus y en España se le conoce por falo hediondo, “el nombre está justificado, ya que el hongo puede ser cazado solo por su olor” apuntaba Gwen. Tal como describe en el libro, fue su tía Henrietta quien inventó la cacería de susodicho falo: “Armada con una canasta y un bastón puntiagudo, una capa de caza y guantes especiales, olfateaba su camino en el bosque, deteniéndose aquí y allí, su nariz se crispaba, cuando captaba al olor de su presa; entonces al final, con un ataque mortal, caía sobre su víctima y metía su cadáver putrefacto en la cesta.” Al llegar a casa, Henrietta lanzaba la recolecta al fuego del salón “con la puerta cerrada; debido a la moral de las criadas” anotaba su sobrina. La hija de Darwin era conocida por su puritanismo y, bajó su criterio, los hongos fálicos debían ser exterminados; quién sabe si su forma impúdica o su olor fétido pudieran despertar libidos y pasiones.
Las similitudes de Phallus impudicus con el miembro viril no son pocas. En su fase madura, la parte superior tiene aspecto de glande y está cubierta por una capa viscosa de color verde conocida como gleba. Al licuarse, huele a carne podrida dado que produce cadaverinas y putrescinas (sustancias estrechamente relacionadas con la espermina y la espermidina, presentes en el semen). Este hedor aleja a los predadores, pero atrae a las moscas.
Al contrario que la mayoría de setas, las esporas no son transportadas por el aire y dependen de los insectos. Después de germinar, las hifas —los filamentos que conforman el cuerpo de los hongos— se expanden en el subsuelo. Luego crece el cuerpo fructífero inmaduro que tiene forma esférica u ovalada. Su misteriosa aparición de bajo tierra condujo a la creencia generalizada de que eran los “huevos del demonio”. Cuando la humedad impera, de los mismos genitales diabólicos crece el falo en un proceso semejante a una erección. En ambos casos, el levantamiento es mediado por un líquido presurizado - la sangre sostiene al pene, el agua, al hongo - dentro un cuerpo hueco y poroso. Es tal la irrupción, que unos investigadores de Cambridge especularon, basándose en un modelo matemático, que con la fuerza ejercida por tres falos hediondos se podrían levantar unos 400 kilogramos de peso. La velocidad tampoco es negligible; mientras muchas setas requieren varios días para completar la maduración, el falo hediondo en aproximadamente una hora puede alcanzar su altura media, unos 15 centímetros.
El olor nauseabundo del falo hediondo no seduce a los gourmets de las setas. Tampoco su posible toxicidad. No obstante, los “huevos del demonio” son comestibles. Cuando el falo es inmaduro, se pueden comer partes de las capas internas, ya sean crudas o cocinadas. Aparentemente, saben a guisante y en lugares como Francia y Alemania son consideradas una delicatessen. Especies similares se consumen en China. De hecho, el género Phallus se distribuye alrededor del mundo y existen varias decenas de especies, todas con la misma forma. De ahí el nombre científico que las une y su uso como afrodisíaco en diferentes culturas. En Montenegro, por ejemplo, los campesinos locales untan los cuellos de los toros con estos hongos para dotarlos de más fuerza.
Aunque el poder excitante de los Phallus parezca algo puramente simbólico y tradicional, hoy en día sus propiedades aún son motivo de controversia. En 2001 unos científicos de Hawái afirmaron en un estudio que el olor de una especie de Dictyophora (actualmente, clasificada como Phallus) produce orgasmos a las mujeres. Los autores del artículo apuntaron que compuestos de esta seta “podrían tener cierta similitud con los neurotransmisores humanos liberados durante los encuentros sexuales". El problema de este estudio es que, como mínimo, está mal hecho; la muestra es pequeña, el test no se reproduce en diferentes condiciones y no hay una evidencia clara de que los orgasmos sucedieran. Por otra parte, la "investigación" fue financiada por una compañía farmacéutica con intereses en el mercado del amor. Parece ser que los humanos queremos ver más allá de las analogías genitales, ya sea para atribuirles ideas pecaminosas o poderes afrodisíacos y, ya de paso, sacarles algún provecho.
Òscar Cusó(@oscarcuso) es biólogo, director y guionista de documentales de naturaleza, ciencia e historia. Ha trabajado en diferentes series y largometrajes para cadenas como la BBC, National Geographic o TVE.
Historias Naturales es una sección dedicada a las curiosidades científicas de los seres vivos. Una serie de reportajes donde se narran las historias que rodean a la flora y la fauna, desde sus leyendas y lunáticas concepciones hasta los descubrimientos más recientes. Un viaje del mito a la ciencia para descubrir las maravillas del mundo salvaje. El título de la sección juega con el plural para convertir la Historia Natural - concepción clásica de Biología - en cuentos, en relatos, en narraciones… en Historias Naturales.
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