Eijan su mejor colección de música antes de follar. No saben hasta qué punto la persona que los acompañe puede estremecerse con esa unión de música y sexo. El polvo puede ser mítico. Y esa canción los excitará para siempre.
Mi desconocimiento musical es demoledor. He sido un poco de todo dependiendo con quién follara. Todos y cada uno de los hombres de mi vida han ido dejando un germen musical en mí, lo cual no significa que todos los que me he follado hayan alcanzado esa categoría. Ese título lo alcanzan unos pocos de los amantes y follamigos habidos y por haber. Y digo "hombres de mi vida" porque no me enamoro de mujeres. Las hembras de mi vida y de mi cama, me aportan mucho, pero música solo una y sin sexo. Ni aunque me pase la playlist de sus fiestas.
Mi adolescencia la labré engolosinándome en el techno de finales de los 70. Despidiendo la universidad, me dejé mecer por el trip-hop de los 90. Estrené el nuevo milenio, dejando a un marido y poniéndome poperita con nocturnidad y alevosía brasileña. Leía y follaba desbordándome en cada párrafo, Y por supuesto con banda sonora propia; conocemos los motivos. Y justo cuando mejor me lo estaba pasando, más y mejor follé, me tocan el culo con una de Pink Martini... Doce años después de que me metieran mano escuchándola, si suena Amado Mío, El Patillas, se me restriega antes de que deje de sonar el arpa. Escucho esta canción y me siento Ava Gardner cuando se le restregaba Orson Wells. De todos los que tuvo, Wells es el que le envidio. Qué pena no haber coincidido una noche los tres por Madrid. De verdad, qué pena...
Pretty Woman lloró en la ópera y nos explotó en la cara. La primera vez que vimos la escena, gracias a nuestra incultura musical generalizada, la mayoría nos preguntamos "¿será tan mítica la ópera?" Sí, lo es. Los señores de Viena llevaban a sus amantes a la ópera las noches que no había estreno. Yo jamás había estado en un palco de ninguna ópera, pero me contaron esta historia en el reservado de uno de la ópera de Viena, mientras a mis pies sonaba L'elisir d'amore de Gaetano Donizetti. Y solo diré en mi defensa que comprobé la categoría musical del libreto sin que nadie distinguiera a los que estaban extasiados con la música. Sublime.
A este mismo examante tengo que agradecerle que me mostrara el Stabat Mater de Pergolesi antes de llevarme jamás a ningún palco. Es cosa de follamentes, sí. La música activa las neuronas y enciende la entrepierna, sin necesidad siquiera de entender ni la letra. La música excita. Y está más que estudiado. Sin embargo, también abruma: Para mí supone una desazón y un estrés inconmensurables aterrizar en una cama de alguien que se dedique profesionalmente a la música. Un cantante, un guitarrista, el bajo o el batería de un grupo. Un crítico de música, un profesor de piano, un saxofonista. El que quieran. No estoy a la altura; lo sé. Ser la esposa o la amante de Ismael Serrano, por ejemplo, no se lo deseo ni a mi peor enemiga... Quiero creer que Ismael Serrano sabe que me chifla. A mí siempre me ha encantado cruzármelo donde fuera; vinos, libros y hasta condiciones climatológicas adversas las manejo. Pero con Papá, cuéntame otra vez, (2002) jamás pude... Lo que te da una canción, te lo quita otra.
Incorporamos determinadas melodías a nuestro recuerdo y a nuestra vida y por tanto a nuestra sexualidad. ¿Acaso creían que Humphrey Bogart e Ingrid Bergman estaban indemnes a ello?
Esas notas musicales, que nos abren en dos, que nos reportan placer, nos gustan lo mismo que un excelente polvo y satisfacen. Es lo que hace que me ponga como una moto escuchando a los de Basildon. La música se convierte en mi amante porque los orgasmos suceden en el cerebro. Los que mejor lo han aprovechado han sido los hombres porque hasta que no se estudió el tema no aprendieron a separar orgasmo de eyaculación y esto último les reportó muchas satisfacciones en la cama: Ellos necesitan recuperarse después de eyacular; los que controlan ese momento ganan que la multiorgasmia no sea cosa solo de mujeres. Es la misma base del sexo tántrico y de los orgasmos expandidos.
Yo, mujer, madre, esposa y amante en la misma desbordante proporción, abordo camas en las que me estimulan la neurona, haciendo del sexo oral una delicia o chupándola como si no hubiera un mañana.
Si suman un nuevo tema musical a mi banda sonora personal e intransferible, imaginen...
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