El traje y la corbata
EL PASADO 17 de febrero tuve el honor de entrar a formar parte del comité ejecutivo del Sindicato de Jugadores de la NBA (NBPA). El primer jugador formado fuera de EE UU que integra el órgano de dirección de esta histórica organización. Se conocen pocas cosas en España acerca de la NBPA. Creado en 1954, se trata del organismo más antiguo de los deportes profesionales estadounidenses.
Durante las reuniones del sindicato a las que he podido asistir, he visto cómo grandes estrellas de la liga se preocupan por el futuro de los jugadores más jóvenes y cómo mejorar una competición única en el mundo, dedicando tiempo y esfuerzo a defender los intereses de cada uno de ellos más allá de lo económico. El sindicato se preocupa principalmente por sus condiciones laborales, siempre tratando de alcanzar el equilibrio idóneo entre el espectáculo y la salud de los profesionales. Precisamente ahora se está hablando mucho de reducir la cantidad de partidos durante la temporada, ya que el promedio es de un encuentro cada dos días. Son varios los equipos –San Antonio ha sido uno de los pioneros– que dan descanso a algunos jugadores cuando el entrenador lo considera oportuno. Hace poco, el comisionado de la NBA, Adam Silver, ha comunicado a los propietarios que conviene evitar que deportitas importantes tengan que perder partidos por descanso. La asociación de jugadores ejercerá un papel clave en este asunto.
Una de las facetas que más me ilusiona y en la cual el sindicato se involucra mucho es la formación de los jugadores orientada a prepararles mientras están en activo para la vida después del retiro, dentro o fuera de nuestro deporte. Porque ya han sido demasiados los ejemplos de personas que, después de haber vivido el sueño de jugar en la NBA, han terminado mal ya sea a nivel económico o personal.
Cada año que pasa, la liga de baloncesto estadounidense es más global. Casi la tercera parte de los participantes proceden de países fuera de EE UU.
Cada año que pasa, la liga de baloncesto estadounidense es más global. Casi la tercera parte de los participantes proceden de países fuera de EE UU. Esa diversidad requiere tener representación en un órgano tan importante para el desarrollo de la liga y estoy muy orgulloso de haber sido elegido para representar a los internacionales. Debemos prestar más atención a la situación de jugadores que, por su origen e historia, tienen que afrontar situaciones poco usuales. Por ejemplo, los familiares o parejas de profesionales que no son ciudadanos americanos tienen muy complicado obtener un visado, ya sea de trabajo o de residente. Esto provoca que no puedan quedarse en el país toda una temporada. Pero precisamente la presencia del núcleo más cercano del jugador es uno de los elementos que le proporcionan estabilidad en un calendario repleto de partidos y desplazamientos.
La prohibición de visados, conocida como Travel Ban, causó preocupación en una liga que cuenta con integrantes de todas las nacionalidades y también oficinas en muchos países del mundo. Sería un paso muy importante poder regularizar la estancia de familiares de tantos jugadores internacionales. En mi caso, tener la posibilidad de estar con mi familia cuando llegué a Memphis a principios de 2000 fue un factor determinante.
Mi principal objetivo para los tres años de mandato en la NBPA es ser una voz para que tanto la liga como la Federación Internacional (FIBA) sean más conscientes de nuestra realidad. Deben construirse puentes entre la NBA y otras organizaciones para mejorar la coordinación entre organismos, especialmente de cara a las citas internacionales. He jugado muchos torneos con la selección española y sé lo que supone a nivel físico y mental compaginar con la debida preparación la temporada regular, los play off y una competición internacional. Quiero trabajar en un programa que acoja a los jugadores extranjeros que llegan por primera vez a la NBA y que quizás pueden sentirse algo perdidos en un nuevo país, con una lengua, una cultura y un estilo de vida diferentes. En esta línea, otra iniciativa puede ser la creación de programas educativos durante el verano para que los deportistas no foráneos puedan prepararse para afrontar la vida después del baloncesto con más garantías de las que tienen hoy día.
Siempre he pensado que mi misión debía ser crear puentes entre personas, comunidades y organizaciones. Últimamente he podido leer en la prensa que cambiaba la camiseta por el traje y la corbata. El atuendo es lo de menos, lo que tiene importancia es poder seguir trabajando para tener impacto dentro y fuera de la pista de baloncesto.
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