18 conciertos celebrados en España que fueron un completo desastre
Lou Reed provocó el 'Motín del Mosca', Guns N'Roses enfurecieron al público, Liam Gallagher se fue del escenario... A veces, los recitales se tuercen
Asistir a un concierto es una experiencia por lo general fabulosa. Es un rato en el que te juntas con otros para cantar unas cuantas canciones y celebrar la música por encima de todo.
Y, por lo general, los conciertos salen bien. Pero no está garantizado: hay decenas de detalles que pueden cambiar el signo de los acontecimientos y provocar una súbita hecatombe. Que los músicos no tengan su mejor día, que el equipo técnico falle, que alguien tenga ganas de bronca, que el recinto no esté bien acondicionado o que las condiciones climáticas no sean (en el caso de las citas al aire libre) especialmente agradables.
Como en todas las fiestas, siempre parece que todo va a salir bien pero, también como en todas las fiestas, siempre está el desastre al acecho. Y cuando algo se tambalea, un recital puede terminar cayendo como el más endeble de los castillos de naipes.
Repasamos una veintena de casos en los que, efectivamente, lo que tenía que ser una celebración terminó mutando en una pesadilla. Conciertos que serían recordados por los asistentes y poco más, pero que el paso de los años ha convertido en legendarios por terminar siendo un desastre ingobernable.
LOU REED, en Madrid, 1980: El Motín del Mosca
El llamado "Motín del Mosca" es ya una leyenda de los espectáculos en directo en España. Se desencadenó cuando Lou Reed salió con una hora de retraso al escenario del Román Valero, estadio del Moscardó, en el barrio de Usera, Madrid (fue el 20 de junio de 1980). Unas 5.000 personas ya le estaban esperando de mal rollo. En este ambiente cortante llegó alguien y le arrojó algo al cantante. Un bote o una moneda, no hay consenso. No habían pasado ni veinte minutos y el músico se largó por donde vino. El mosqueo generalizado se disparó y acabó en disturbios y con pillaje de instrumentos. Algunos grupos de cierto relieve comenzaron su carrera gracias al material que saquearon de aquel escenario. No hubo bajas que lamentar de puro milagro.
"Graves incidentes de orden público, que ocasionaron algunos heridos de cierta consideración y provocaron la intervención de la fuerza pública, los bomberos y la Cruz Roja, siguieron en la medianoche del pasado viernes al concierto de rock más breve que se haya producido en la capital de España. La situación degeneró en una especie de batalla campal que pudo haber tenido consecuencias más dramáticas", relata la crónica de EL PAÍS. Una noche desastrosa que ya es mitológica.
DEEP PURPLE, en Madrid, 1985: el líder se larga del escenario
Segundo concierto en España del grupo inglés Deep Purple, titanes del rock duro. Es un año de especial éxito tras la reunión de la formación clásica para editar Perfect strangers (1984). La cita es en el estadio del Rayo Vallecano (el 17 de julio de 1985) y la excitación de la parroquia es la habitual en aquellos años en los que todavía no era tan normal que las estrellas internacionales visitarán nuestro país. Y por fin aquí llegaban Ian Gillan, Ritchie Blackmore, Jon Lord, Ian Paice y Roger Glover.
Sin embargo, el concierto fue poco más que correcto, sin alardes, aunque el ambiente lo convirtiera en especial. Fue al final cuando tuvo lugar el detalle que lo hizo, efectivamente, diferente a los demás: el líder de la banda, el guitarrista Ritchie Blackmore, abandonó el escenario cuando tenía que regalar a la concurrencia su riff más famoso, el de Smoke on the water. ¿Recibió un botellazo? ¿Problemas con sus colegas? Como de costumbre, los cronistas no coinciden, pero el guitarrista se largó y fue el teclista Jon Lord quien hizo el riff con sus teclados. Una interpretación lamentable a la que siguió el lanzamiento de todo tipo de objetos como colofón para una velada infaustamente inolvidable.
VAN MORRISON, en Madrid, 1988: estoy enfadado, así que no salgo
Capaz de lo mejor y de lo peor, las malas pulgas del León de Belfast eran ya famosas en 1988, cuando tenía 42 años. Y no tardó en hacer honor a esa fama en el Rockódromo de la Casa de Campo de Madrid, en pleno día de San Isidro (15 de mayo de 1988), cuando amenazó con suspender su recital en la segunda canción. Se marchó del escenario con un enfado monumental al darse cuenta de que tenía a su lado a un operador de cámara tomando imágenes para las pantallas gigantes puestas por la organización.
Cerca de tres cuartos de horas estuvo enrocado entre bambalinas, negándose a retomar la actuación, mientras su banda de acompañamiento de aquella gira de raíces celtas, nada menos que The Chieftains, se ganaban el sueldo ante el desconcierto generalizado. Para solventar el embrollo, a alguien se le ocurrió suprimir la señal de vídeo de las dichosas pantallas, consiguiendo así que Van reapareciera ante el público. Eso sí, solo los que estaban más cerca pudieron verle, pues las pantallas en cuestión se quedaron apagadas (el sonido tampoco acompañó). Interpretó una decena de canciones tradicionales irlandesas en penumbra y se largó.
JAMES BROWN. en Madrid, 1988: un mito por los suelos
Es habitual en el soul y el funk que, para cuando sale a la palestra el maestro de ceremonias, la banda lleve ya un buen rato caldeando el ambiente. No es tan normal que pase media hora enterita hasta ese esperado instante de eclosión emocional. Pero en octubre de 1988 (en la sala Jácara, de Madrid), poco después de protagonizar en septiembre en Carolina del Sur una espectacular persecución policial por la que terminaría siendo condenado a prisión (relacionada a su vez con el abuso de alucinógenos y tenencia de armas), aquel James Brown de 55 años no estaba para demasiados bailes.
"En los primeros noventa minutos, el cantante apenas había esbozado cuatro canciones", relató la crónica de Nacho Sáenz de Tejada en EL PAÍS, en la que destacó también su empeño en sacar chicas al escenario. Y aún describió un momento para el olvido: "El cantante intentó su paso de baile característico: salto, pierna derecha extendida hacia delante, pierna izquierda atrás y ¡al suelo! Levantarse fue más duro, y James Brown demostró que ya no está para muchos trotes". "¿Cantó James Brown?", se preguntó el cronista.
LOVE, en el FIB de Benicàssim, 2004: desafinando y borracho
Unanimidad entre los cronistas que asistieron al Festival Internacional de Benicàssim en verano de 2004 al señalar el concierto de los Love de Arthur Lee como uno de los más penosos de la historia de la cita castellonense. Resulta especialmente penoso que el propio músico explicara sobre el escenario las razones de su lamentable estado, tal y como relató Darío Manrique en Rolling Stone.
"Fue horrible. Salió borracho y estuvo todo el concierto desafinado. El mítico cantante Arthur Lee dijo medio sollozando que estaba muy triste porque se acababa de enterar de la muerte de Rick James. Y se había puesto a beber en los camerinos. Fue muy triste, la gente se iba progresivamente largando del concierto", escribió el crítico musical.
FESTIMAD, en Fuenlabrada, 2005: saqueos, destrozos y viento de pronóstico 'heavy'
Tras el exilio forzoso del fantástico Parque del Soto de Móstoles, Festimad se trasladó en 2005 al parque industrial de La Cantueña, un secarral a las afueras de Fuenlabrada, Madrid. El engorroso viento ya causaba desde primera hora molestias a los 25.000 asistentes. Pero cuando el escenario empezó a tambalearse durante el concierto de Fu Manchu, se desataron las hostilidades. Se apagó la música y se pedía calma mientras parte del público la emprendía a pedradas con unos coches de exposición a ambos lados del escenario. Cuando algún portavoz pedía calma desde dicho escenario, recibía también de todo.
Al cabo de un largo rato, el panorama era este: cabinas de tickets arrasadas, destrozos en las carpas, barras saqueadas y el mencionado coche de la marca de turno volcado en el suelo y destruido a conciencia. Mientras la facción violenta la liaba parda, cientos de personas se largaban ante la incertidumbre de que la música prosiguiera. Cinco horas después, Incubus tiraron de valentía y salieron al escenario en un ambiente enloquecido. Y lo domaron. The Prodigy terminaron tocando al amanecer con hogueras por todo el recinto. Las bandas sacaron adelante actuaciones heróicas y su música, por una vez, amansó a las fieras. Si no llegan a tocar, la debacle habría sido mucho más dramática.
GUNS N'ROSES, en Madrid, 2006: dos horas de retraso y encima chulito
Tras la diáspora de los miembros originales, había expectación por ver a Axl Rose y sus nuevos mercenarios (25 de mayo de 2006 en el Auditorio del Parque Juan Carlos I de Madrid). El único que no tenía prisa era el vocalista, que apareció con más de dos horas de retraso (¿se daba un baño en el hotel?, ¿cenaba opíparamente?; diversas versiones), cuando ya habían volado alguos asientos del auditorio e incluso los camareros se habían marchado al sobrepasarse la hora para la que estaban contratados. Esto último propició el asalto de las barras por parte del público, que optó por hacer de aquello un sírvase usted mismo. Por megafonía se pedía tranquilidad inútilmente.
Justo a tiempo para evitar que las hordas asolaran el lugar, aparecieron unos músicos que no estuvieron en absoluto a la altura de las expectativas. Por muy bien que hubieran estado (no fue el caso), no hubieran podido aguantar las comparaciones con los Guns N'Roses originales que la gente seguía idealizando. Bastante antes de que acabara, el recinto se iba vaciando para escapar en el último metro.
TV PERSONALITIES, en Madrid, 2008: un líder fuera de sus casillas
Cerca de ochocientos asistentes en el Parque del Paraíso del madrileño barrio de San Blas para disfrutar del festival Cultura Pop un primaveral día de abril. Se las prometían muy felices, pero el día terminó resultando frío en lo meteorológico y caótico en lo que al aporte de los ingleses TV Personalities se refiere, con su líder Dan Treacy básicamente fuera de sus casillas. Que vacilara al público que con razón le abucheaba fue solo la guinda de la parranda.
La crónica de EL PAÍS es cristalina: "Que saliera a tocar con la mirada perdida no presagiaba nada bueno. Primero fue que la guitarra no estaba afinada, luego que le molestaban las luces, y al final que parecía olvidarse de las canciones. Y cuando se acordaba su entonación casi hacía desear que mejor se hubiese olvidado. La cuestión parecía esperar a ver cómo iba a salir del atolladero en el que él solo se había metido".
COLDPLAY, en Barcelona, 2009: ¡no se ooooyeeeee!
Cuando la tecnología se empeña en sabotear un macroconcierto, lo destruye con saña. Eso lo saben bien los 55.000 asistentes al concierto de Coldplay el 4 de septiembre de 2009 en el Estadio Olímpico Lluis Companys de Barcelona. El grupo de Chris Martin padeció problemas de sonido constantes, derivados de un erróneo cálculo de las condiciones del lugar, que dejaba algunas zonas en relativo silencio. Por si fuera poco, en varios momentos el equipo fallaba y dejaba a medio estadio silbando como muestra de desaprobación.
Así lo relató EL PAÍS: "Los problemas técnicos -de los que Martin se disculpó al final con admirable vergüenza torera y que quiso compensar regalando discos (que efectivamente lanzaron unos empleados)- lastraron el concierto, cuyo sonido varió de intensidad en algunos tramos provocando que el público gritase '¡no se oye!' con notable determinación. Antes, en el comienzo del espectáculo, el sonido se interrumpió breves segundos en varias ocasiones".
MARILYN MANSON, en Madrid, 2009: esto no es el infierno, es ¡Disney!
Lejos, muy lejos, aquellos días en los que Marilyn Manson agitaba multitudes y era el chivo expiatorio de todos los males del planeta. A finales de 2009 (4 de diciembre) apenas fue capaz de congregar a 5.000 seguidores en un Palacio de los Deportes de Madrid con capacidad para 15.000. Quizá el calamitoso recital del festival Kobetasonic del verano anterior también influyera en su parroquia capitalina.
"Malas noticias a las puertas del infierno: Marilyn Manson ya no mete miedo. ¿Está el anticristo con su cruz astillada? Mayormente, sí. Eso, o que su chiste ha dejado de hacer gracia después de casi 20 años repitiéndolo. Lo peor es que parece no creerse lo que está interpretando. Antes, Marilyn Manson generaba una tensión en el escenario que te creías. Ahora es tan inofensivo que los que clasificaron con una 'S' la película Saw VI hubieran recomendado este concierto hasta a los fans de los Jonas Brothers", narró la crónica de EL PAÍS.
PLACEBO, en Cartagena, 2009: solo seis canciones y adiós
Seis canciones hicieron los británicos como estrellas internacionales del MTV Murcia Night, un concierto veraniego en Cartagena (26 de julio de 2009) en el que también estuvieron Second y Amaral. Durante su corta presentación, los Placebo padecieron repetidamente problemas técnicos que su líder Brian Molko no afrontó con demasiado buen ánimo. Tanto fue así, que se largó sin más y dejó estupefactos a los 30.000 espectadores.
Medios locales detallaron que el origen de su enfado estuvo en fallos en una de las entradas de un pedal del bajo. Algo que pudo subsanarse fácilmente, pues Juan Aguirre, de Amaral, les ofreció uno similar. Pero Brian Molko no estaba en plenitud de facultades y, aunque inicialmente aceptó salir de nuevo a tocar después de la actuación de Amaral, a última hora se negó, provocando un enfado morrocotudo entre los organizadores y público. Todavía se tuvo que sentir afortunado el público de Murcia: en un concierto en Viena solo permaneció en el escenario ¡cinco minutos!
OASIS, en el FIB de Benicàssim, 2009: Liam se va en medio de 'Wonderwall'
A la gira 2009 de Oasis solo le faltaba un motivo para que todo terminara estallando. Eso acabó por suceder en los camerinos de un festival francés el 28 de agosto. Poco antes, el 16 de julio, los hermanos Gallagher protagonizaron en el FIB de Benicàssim una velada en principio aceptable, bochornosa en su conclusión. Porque el grupo estaba cumpliendo, pero los problemas constantes de sonido terminaron minando su moral.
El momento crítico llegó cuando el cantante, Liam Gallagher, se marchó en mitad de su gran clásico, Wonderwall. Se supone que por problemas técnicos. Aguantó en el escenario su hermano Noel, que trató de sofocar los ánimos y silenciar el abucheo generalizado cantando un amago de Whatever que, bueno, funcionó como bálsamo. El propio grupo calificó la actuación en su web como una "pérdida de tiempo" y agradeció la entrega del público para evitar que fuera un desastre aún mayor.
DAVID GUETTA, en Valencia, 2011: al DJ le pillan el truco
El DJ francés David Gueta quedó al descubierto la noche del 24 de junio de 2011. Tuvo dos horas esperando al público congregado en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, que había pagado de 50 a 200 euros por cabeza. No fue por gusto, no, sino porque se vio obligado a regresar a su hotel para grabar de nuevo la lista de canciones por un fallo técnico. Todos ataron cabos. ¿Qué pasa, que pone una lista grabada y luego se dedica a mover las manos, pero sin crear música? Parece ser que sí.
La explicación oficial fue que todo se debió a un error en el software que Guetta debía utilizar en su espectáculo. Y, para solucionarlo, no tuvo otra opción que volver al hotel para reiniciarlo todo. Mientras parte del público gritaba y agotaba las hojas de reclamaciones, el parisino escribía en las redes sociales: "Mi tarjeta SD no funciona. He tenido que regresar al hotel para formatearla de nuevo y estoy copiando mi música mientras esperan 7.000 personas. Me siento como una mierda".
BAD RELIGION, en Oiartzun (Guipúzcoa), 1994: y el suelo se vino abajo engullendo al público
Noche de sábado estruendoso la del 24 de septiembre de 1994 con un triple cartel: Jingo de Lunch, Hamlet y Bad Religion. Las dos primeras bandas descargaron sin incidencias. Pero cuando los punk-rock californianos Bad Religion apenas habían interpretado una canción, el suelo de la discoteca Eme de Oiartzun (Guipúzcoa), a rebosar con más de 3.000 personas, cedió súbitamente engullendo a dos centenares de los asistentes. Afortunadamente, todo quedó en un susto bárbaro que, lógicamente, no fue culpa de la banda.
"La viga central y el encofrado de la pista de baile se vinieron abajo y abrieron un agujero de grandes dimensiones. Las escenas de pánico y los gritos convirtieron la sala de fiestas en un caos. Al ceder el suelo, casi dos centenares de muchachos y muchachas cayeron desde una altura de tres metros al garaje de la discoteca", relató el cronista de EL PAÍS, que cifró en 60 los jóvenes que fueron hospitalizados por roturas de huesos, esguinces, luxaciones y contusiones. Otros 50 sufrieron ataques de nervios.
FESTIVAL INTERNACIONAL DE BENICÀSSIM, 1997: el diluvio universal
A pesar de que los festivales se celebran principalmente en meses cálidos para evitar estropicios, hay ocasiones en las que, sencillamente, el desastre ocurre. Eso lo saben bien los asistentes a recientes ediciones del Arenal Sound (2015) o el Medusa Sunbeach (2016), por ejemplo. Pero el caso de proporciones más apocalípticamente bíblicas tuvo lugar en la tercera edición del FIB de Benicássim, allá por 1997.
Aquel año se celebró el "FIB del diluvio", como es recordado. La severa tormenta se llevó por delante parte del escenario y obligó a la suspensión de gran parte de las actuaciones previstas, de ilustres como Blur, Pavement o Veruca Salt. Más de 15.000 personas desafiaron a las inclemencias y aguantaron con la esperanza de que la música volviera a sonar. Pero no.
AMY WINEHOUSE, en ROCK IN RIO, 2008: el último suspiro de una leyenda
En el verano de 2008, tres años antes de su muerte, el personaje ya había engullido a la persona. Eso explica la curiosidad reinante en el Rock In Rio de Arganda (Madrid) aquella tarde del 4 de julio en la que Amy Winehouse se llevó todas las miradas. Lo importante es que estuvo allí y que miles de personas lo atestiguan.
Eso sí, mientras el gentío disfrutaba de su presencia, ella se limitó a un concierto de trámite con el que salvar los muebles de su anterior desastre en Rock in Rio Lisboa, donde actuó claramente perjudicada. Apenas una hora sin esforzarse vocalmente, como si pasara por allí sin saber muy bien por qué, con una sempiterna copa de vino tinto en la mano. Podría haber sido mejor, pero también mucho peor. Una historia funestamente conocida.
THE HORRORS, en Madrid, 2007: el cantante destroza el local
El madrileño Moby Dick Club ha pasado recientemente por una profunda transformación porque así lo han querido sus dueños. Pero en mayo de 2007 los británicos The Horrors estuvieron a punto de pegarle al lugar otro buen lavado de cara sin que nadie se lo solicitase. Y así convirtieron en legendario, de paso, un concierto que de ninguna manera estaríamos recordando ahora si no fuera porque su vocalista casi se carga el local.
Las hostilidades comenzaron cuando Faris Badwan, cantante de The Horrors, decidió bajar del escenario y meterse entre el público, para acto seguido colgarse de la (típica gran) bola de discoteca que decoraba el techo de la sala hasta arrancarla y lanzarla cual pelota hinchable de playa. La algarabía amenazaba con tornarse en motín, de manera que la dirección de Moby Dick optó por suspender el concierto cuando llevaba apenas media hora, apagando el sonido y las luces. No fue mala decisión, pues hubo varios heridos que tuvieron que ser atendidos por ambulancias.
LA POLLA RECORDS, en Madrid, 1986: algarada entre tribus urbanas
El nivel de violencia que se vivía en algunos grandes conciertos en España en los años ochenta es ahora tan legendario como real entonces. Uno de los ejemplos más proverbiales tuvo lugar la noche del 12 de mayo de 1986 en el Auditorio de la Casa de Campo de Madrid, con 60.000 personas congregadas para ver a La Polla Records, Obús y Bella Bestia. Un cartel temerario en una época en la que heavies y punkis eran archienemigos por definición.
Mientras La Polla Records descargaba, varias peleas en distintos puntos se desencadenaban al unísono, con vallas volando en el tumulto e invasión del escenario incluida. El recital se detuvo durante media hora hasta que los organizadores decidieron proseguir para que la turba la liara aún más. En total, 14 espectadores y ocho miembros de seguridad heridos, aunque los contusionados se contaron por decenas. El Ayuntamiento, gobernado por el PSOE, acusó al cantante Evaristo de incitar al alboroto con sus comentarios contra la policía. La anarquía era, más o menos, esto.
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