‘Popi’, la telonera de Ainhoa Arteta
HOLA, hola!”. En casa de Ainhoa Arteta, una cacatúa saluda a las visitas. Popi es la nueva mascota de la soprano. Pertenece a una especie que suele vivir entre 40 y 60 años. “Me va a enterrar a mí”, ríe la cantante, de 52. Como Popi es muy parlanchina, Arteta bromea con contratarla de telonera. También pueblan esta casa cuatro perros y tres gatos. Se está resarciendo de los años en los que no pudo tenerlos por su profesión. A los 18 se fue a Italia a estudiar con Ettore Campogalliani, profesor de grandes divos como Pavarotti y Renata Tebaldi. En sus ratos libres, Arteta echaba una mano en una perrera. “Rescataba y acogía a perros abandonados. Luego me fui a Estados Unidos y me centré en mi carrera”. Comenzó a despuntar en grandes teatros neoyorquinos como el Metropolitan hasta triunfar como Violetta Valéry, protagonista de La traviata, de Verdi. Entonces no tenía tiempo para mascotas. “Pero decidí tenerlas en cuanto pudiera”.
Los años de éxito la llevaron a forzar la voz hasta que tuvo que dejarlo en 2003. Para regresar a escena, volvió a estudiar la técnica. Ese mismo año se divorció del barítono Dwayne Croft y regresó a España con su hija Sarah. Reconstruyó su vida. Y adoptó a un mastín de 12 años al que llamó Gizon, que en euskera significa “hombre”. “Entonces era el único de la familia”. Ahora, su hijo Iker, de siete años, es el otro hombre de la casa. Arteta ha adoptado a otros tres perros –Moco, Triana y William– y tres gatos –Luna, Fígaro y Garfield–. “Desde niña, mi padre nos inculcó el amor por los animales. Llegué a criar a un pato. Siempre he querido que mis hijos conozcan ese mismo vínculo que ayuda a fomentar el respeto hacia los demás”.
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