La marmita que cocina libros
El colectivo Abidjan Lit propone lecturas, desvela nuevos escritores, alienta el debate y despierta el apetito literario. Tan apasionados, que ya aglutinan a 50.000 seguidores en Costa de Marfil y más allá
Estamos en la sala Charles Diagne del periódico Fraternité Matin, en el barrio de Ayamé, en Abiyán (Costa de Marfil). Celebramos el tercer capítulo de #AbidjanLit, una experiencia revolucionaria y furibunda de animación a la lectura, la escritura y la reflexión. Corre el 17 de febrero de este año. Fuera, la capital económica marfileña sueña con un futuro emergente, inmersa en uno de sus atascos épicos. Dentro, la puesta en escena es puro ritual: una enorme marmita metálica que rebosa libros y fotos de escritores reverentemente pegadas en las paredes con cinta adhesiva... como Bernard Dadié, Achille Mbembe, Fatou Diome, Venance Konan.
Por supuesto, y como no puede ser de otra manera, entre las instigadoras de esta rebelión letrada resplandece Edwige Dro, como una amazona en un traje azul cielo rabioso, con la sonrisa pintada de carmín y las gafas caladas. Dro, escritora, bloguera y escrivista (entre escritora y activista) circula por la sala provocando con lecturas y comentarios, la pregunta siempre afilada en la punta de la lengua, la mirada divertida y el gesto juguetón del pez en el agua que disfruta de la inmersión.
También anima en redes sociales, su segunda especialidad tras la literatura. Abidjan Lit aglutina una comunidad digital de más de 50.000 almas entre Facebook, Twitter y Youtube, guiada por Dro, las consultoras en comunicación Sarah Mody y Sophie El-Hajaj, la escritora y emprendedora Laure Blédou (preseleccionada para el concurso panafricano de escritura Writivism 2016) y Cyriac Gbogou, el chef du village (jefe del pueblo) en el colectivo web marfileño.
"Abidjan Lit es un colectivo compuesto por cinco personas furibundamente apasionadas de la literatura, que hacen hervir a fuego lento las palabras y ponen los libros en el centro de las vidas y en el corazón de las ciudades", clama Dro en una entrevista posterior, concedida a Amadou Sabar Ba, en This is Africa. "La razón por la que lo hacemos es simple: nuestro objetivo es contribuir al desarrollo de la literatura en Costa de Marfil y el continente africano".
La secunda, vía correo electrónico y ya en el estreno de abril, una de sus cómplices, Laure Blédou. "Abidjan Lit es una ambición furiosa: dar ganas de leer, de escribir, poner la literatura en el centro de las vidas y el corazón de las ciudades, aunque tengamos que imponerla", precisa ella. "Queremos libros en todas partes: en los taxis, los bolsos, los patios y zonas comunes, al borde de la laguna, las piscinas, el mar, en los salones, las habitaciones de los niños y de los padres, ¡hasta en los baños!".
La iniciativa surgió en 2016, un año revolucionario literariamente hablando, en el que se produjeron el fenómeno editorial de Voici venir le temps des rêveurs, de Imbolo Mbue; la entrada de las letras negras en el Colegio de Francia con la lección inaugural de Alain Mabanckou; la atribución del premio Nobel de Literatura a Bob Dylan; el éxito de Petit Pays, de Gaël Faye; el centenario de Bernard Dadié o la exhumación de los escritos de Marie Vieux-Chauvert. Entre otras cosas.
Abidjan Lit se ha convertido en la marca encargada de organizar veladas literarias en el Sofitel Hôtel Ivoire, donde se han desentrañado las figuras de autores como Gaston-Paul Effa y Denis Labayle. Además, se echan a la espalda otros desafíos: la banda sonora literaria de una visita privada a una exposición de pintura o encuentros literarios en cafés y hasta en maquis, los populares bares marfileños. Tienen claro que los libros no pueden quedarse en las estanterías: tienen que salir a buscar lectores a la calle.
Mezcla
"Abidjan Lit es una brigada sin jefe que cocina las palabras en francés, inglés, nouchi (argot urbano marfileño), criollo de Reunión y bambara, con ayuda de una marmita sagrada", continúa Laure y se sorprende cuando se le señala que la brigada es mayoritariamente femenina, con sólo un hombre, Cyriac Gbogou, infiltrado entre ellas. "Es divertido, pero no nos habíamos dado cuenta. Hombres, mujeres, novelas, poesía, cómic, textos eróticos y antiguos... Creemos en la mezcla de géneros... ¡en la literatura y en la vida!", dice ella.
Los encuentros, llamados capítulos, son monográficos en torno a un tema concreto, con su propio y sugerente título. De momento, han organizado tres en Abiyán: el primero en Zone 4, el barrio libanés por esas cosas de la organización demográfica de la colonia y también el corazón tecnológico de la capital gracias a Ovillage; el segundo, en una tienda de artesanía de Cocody, el Petit Paris marfileño, y el tercero, denominado ¿Más sueños?, que se instaló en el borde del desorganizado, popular y a ratos peligroso Ayamé, en la redacción del principal periódico marfileño tras la independencia.
En esta última ocasión, divagando sobre cómo nos sueñan los otros y nos atrapan en la cárcel de la expectativa, la categoría o el prejuicio, cómo soñamos nosotros a los demás y cómo escapar o sucumbir al sueño europeo de muchos africanos, que suele convertirse en pesadilla. Armados con una batería de lecturas que se desgranaron en voz alta, en labios de los conjurados de la marmita: Gilles Deleuze, Jean-Loup Amselle y Elikia Mbokolo, JP Dozon, Achille Mbembe, Fatou Diome, Bernard Dadié, J. M. Coetzee, Kady Bamba, Felwine Sarr y Daniel Maximin, además de la proyección de una entrevista a Florent Youzan durante el cóctel posterior al evento.
"Elegimos los temas juntos, de forma colaborativa", explica Blédou . "Nos gusta decir que somos los literasitados. Inventamos esa palabra con la contracción de literatura y necesitados. Somos unos trabajadores feroces de la palabra. Elegir el tema no basta, hace falta definirlo después, darle un título, seleccionar lecturas y autores que van a alimentarlo, repartírnoslos", añade Blédou.
Después queda la parte logística: buscar una sede que rota, prioritariamente situada en lugares donde podríamos pensar que el placer de la lectura no tiene lugar. "Y aprovechamos para lanzar un llamamiento: buscamos un lugar que nos interesa muchísimo, una fábrica", añade Blédou, antes de precisar que cada capítulo significa semanas de preparación y que trabajan desde marzo en el siguiente, el 4, que se desarrollará el viernes, 12 de mayo. Todavía no se desvela el tema ni lo hará hasta horas antes de que instalen la marmita en una nueva localización. Secreto, sorpresa o como se quiera llamar, pero siempre con un espíritu lúdico y misterioso.
"Escuchamos con frecuencia el discurso de que los marfileños no leen o de que los africanos no leen", protesta Dro en su entrevista en This is Africa. Es una creencia extendida: alguien del público recordó en febrero una cita que viene a decir que, para que un africano no encuentre algo, basta con esconderlo entre las páginas de un libro. "Pedimos a los que participan en nuestros eventos que vengan con un amigo que afirme que no le gusta leer", insiste Edwige. "Y en cada capítulo, hablamos de libros con todos: desde el vigilante que se encarga de la seguridad al propietario del lugar".
Además, están las redes sociales, que se implican a fondo en cada capítulo compartiendo en Facebook, tuiteando y retuiteando, planteando preguntas y expandiendo ese amor furibundo por los libros en francés, inglés, español, alemán y pronto, lenguas africanas. "Nos definimos como activistas literarios", concluye orgullosamente Dro. "La particularidad de Abidjan Lit es que afirma alto y claro que Costa de Marfil y África leen y que la literatura crea valor".
Blédou puntualiza que Abidjan Lit es también una start up que propone la edición de textos, la redacción de artículos, paseos literarios "y 1.001 sabrosos servicios", por no hablar de un concurso literario para el mes de mayo y un festival literario a finales de este año que se anuncia "furioso".
Hablando de sueños grandes y pequeños, la gran ambición de Abidjan Lit es devolver a la capital económica marfileña su carácter de la encrucijada que fue para las culturas africanas y ponerla en el centro del mapa de la literatura del continente. De Egipto a Sudáfrica, desde el Cuerno que el continente clava en el pecho aturquesado del Índico hasta la paz insular de Cabo Verde.
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