O Pando godello 2015, el aire de una audacia
NACHO GONZÁLEZ lleva cepas en el alma. Nunca creyó que el viñedo de su padre en Larouco (Ourense) estuviera realmente perdido. Lo recuperó con esfuerzo y fe, y ahora la bodega que hace sus vinos lleva ese nombre de guerra: La Perdida. El trabajo sigue siendo ingente por el tipo de cultivo y por cómo entiende la vinificación de sus uvas, pero a cada cosecha que pasa sus vinos crecen. Este godello de O Pando (con algo de dona branca) es un rayo de luz que pasea por el prado en primavera. Se va el invierno, pero la flor de la mimosa impregna todavía el aire de acidez y dulzor. Reviven en el vino las sensaciones de la manzana reineta, entre la madurez y el verdor. Y la tierra salpica la copa de amables hondonadas, de hinojo y de regaliz, de musgo y de humus. Levadura. Tiza en los dedos, tiza en la pizarra mientras el niño que fue recuerda el claro en el bosque.
Ficha técnica: La Perdida, O Pando godello 2015. Vino de mesa con 13,5% de alcohol. Un viñedo de godello de buena edad (treintañero) sobre suelo de arcilla y a 600 metros sobre el nivel del mar da nombre al vino. La cubierta vegetal y un cultivo por completo natural dan paso a una fermentación espontánea con los hollejos en tinajas de barro, y a un reposo (sin estabilización, clarificación ni filtraje) en barricas usadas de roble francés. Precio: 17,50 euros.
Sensaciones: Nacho González, viñador, asoma entre sus cepas como el genio protector del campo: atrevido y amable, con una sonrisa entre la gracia y la picardía. Sus vinos tienen la bondad de su ingenuidad.
A través del cristal: Base de rafia y portavelas de Catalina House, copas y botella de Cristal de Sèvres.
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