Rabat celebra la vuelta del hijo magrebí a la Unión Africana
Marruecos organiza exposiciones, conciertos, proyecciones y eventos literarios durante un mes
Marruecos es un país en el que todo parece erigirse de la noche a la mañana: las obras faraónicas, los grandes eventos, las grandes decisiones. Así, unas semanas después de la inmensa alegría que se trajeron las autoridades de Addis Abeba, Etiopía, por la entrada del país a la Unión Africana (UA), se anunció la gran celebración de la vuelta a casa del pródigo hijo magrebí. La fiesta artística ‘L’Afrique en capitale’ (África en la capital o África en mayúsculas) durará nada menos que un mes, a partir del próximo 28 de marzo.
Un mes completo para decir que Rabat es la capital del país más orgulloso de ser africano. Porque orgullo es la palabra que no deja de pronunciarse de un tiempo a esta parte, a propósito de África y de la pertenencia. Y todo esto, cuando se ha abierto una nueva convocatoria para la regularización extraordinaria de extranjeros residentes ilegalmente en el territorio, especialmente destinada a los migrantes de la región subsahariana que suelen encontrarse, por años, de paso. Llega la primavera en un contexto nuevo, mientras las gentes del sur del Sahara rellenan formularios frente a la comisaría central.
“Queremos acoger a la familia africana, en línea con el discurso del Rey en Addis Abeba y en la de una hospitalidad que es la nuestra”, exclama Mehdi Qotbi, presidente de la Fundación Nacional de Museos, el organismo que lidera esta iniciativa en la que participan las instituciones universitarias más prestigiosas con sede en Rabat, las galerías de arte, los teatros, las salas de cine, los centros culturales y hasta los ferrocarriles, ya que los trenes del trayecto Casablanca-Rabat serán muros andantes para el arte gráfico callejero (en este caso, intervenidos por el artista y rapero marfileño Médéric Turay). El tramway rabatí estará vestido, a su vez, por el maliense Abdoulaye Konaté.
Serán 36 eventos en 18 espacios dentro de la ciudad que, recientemente, ha sido inscripta en el circuito mundial de ciudades Street Art friendly (acogedoras con el arte callejero) por la web especializada Artsy, detrás de Los Ángeles, Buenos Aires, Lisboa, Hong Kong y Melbourne. Esta vez, habrá una residencia de artistas visuales y, por supuesto, otros muros disponibles.
A propósito de muros y de las dos ediciones del festival de arte callejero Jidar, decíamos en este mismo blog que cuando se pinta una pared en el espacio público, alguien franquea una puerta, otro espacio se abre a los demás y a los múltiples sentidos de la nueva página por escribir, dibujar, rayar. Si esa puerta se cruza en el espacio público de un país musulmán, frente a los curiosos ojos magrebíes y con la buena disposición de los marroquíes a dar la bienvenida al extranjero, el éxito de este tipo de convocatorias está asegurado. Habrá atención, preguntas, muchas fotos y ganas de más. Porque en una cultura que promueve la discreción, el que alguien pueda expresarse a brochazos y en la alta voz de un mural a la vista de todos es, efectivamente, dejar una puerta abierta.
Una puerta abierta permitirá también ver hacia adentro, porque habrá más exposiciones en espacios de arte cerrados y consolidados, como el Museo Mohammed VI de Arte Moderno y Contemporáneo (que acogerá las muestras de Wahid Chehata y del congoleño Kouka Ntadi y el homenaje a dos grandes referentes de la fotografía africana recientemente desaparecidos: Malik Sidibé y Leila Alaoui); las galerías Bab Rouah y Bab El Kebir; la Villa des Arts y el espacio CDG, en el que dialogarán las instalaciones del artista maliense Abdoulaye Konaté con obras textiles marroquíes elaboradas por artesanos de Fez. Por su parte, en la Biblioteca Nacional se expondrán manuscritos antiguos que revelan la sutileza de la caligrafía árabo-africana y documentos cartográficos y filatélicos.
El oro y las mercancías por las que se ha intercambiado, así como las rutas de ese comercio en el desierto, serán objeto de una muestra en la sede central del Banco Al Maghrib. Ese trasiego comercial, entre una y otra ribera del Sahara, ha dibujado una cultura del intercambio. En esta exposición será posible descubrir el valor pragmático y simbólico de aquellos objetos, las vestimentas, el cuero, los lingotes, los papeles, la cerámica y la sal.
Diplomacia cultural es otra de las expresiones que cuelan los organizadores: “Rabat es la ciudad-luz a escala continental y desde aquí proponemos reflejar el arte africano hacia el mundo”, asegura Qotbi en la presentación. De ahí la relevancia del ciclo de conferencias que se desarrollarán en el Museo Mohammed VI de Arte Moderno y Contemporáneo y que arrancará el 6 de abril, con una jornada de estudio sobre el patrimonio común africano, con invitados como el antropólogo burkinés Sissao Alain Joseph; la directora de la Biblioteca Conmemorativa ‘Mamma Haïdara’ de Tomboctú, Haïdara Abdel Kader, y el director del Instituto Islámico de Dakar, Ka Thierno. El ciclo continuará el 13 de abril, con una jornada dedicada a las migraciones, la diáspora y la movilidad); el 20 de abril, con una mesa literaria llamada ‘Voz de mujeres’, y la conclusión está prevista para el 27 de abril, con un homenaje al poeta y político senegalés Leopold Sédar Senghor.
Reseñable, asimismo, es el festival de escuelas de cine del continente (del 10 al 15 de abril), con proyecciones y clases magistrales para los estudiantes, y que se desarrollará en los cines Renaissance y 7me. Art, las dos salas céntricas más convocantes para los cinéfilos de Rabat.
Por fin, la música y el fútbol, para abrir y cerrar la celebración que coordina Brahim El Mazned. Los músicos del mes de primavera africana son: el grandísimo compositor marroquí Aziz Sahmaoui, el grupo Jokko (con músicos marroquíes, senegaleses, mozambiqueños y marfileños), el ensemble africano de Majjid Bekas, el grupo senegalés África Bégué, Keso Ni Sisi (jazz y afrobeat de Brazzaville, Kinshasa y Abidjan) y Africa United (con músicos marroquíes y de las Islas Comores).
Rabat es blanca y está lustrosa, con el skyline jalonado de grúas (porque se construye y se construye la gran obra pública). Parece que de veras aspira a convertirse en la ciudad luz del continente al que ya no cabe duda que pertenece.
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