La rueda de la fama amenaza de nuevo a Selena Gomez
Después de tres meses en rehabilitación, la artista regresa a la primera línea con precaución extrema
Selena Gomez está de nuevo en la rueda de la fama. Y esto, para ella, significa peligro. Una enfermedad crónica y traicionera (el lupus), un agotamiento severo, el desgaste de ser la persona más observada del planeta (112 millones de seguidores en Instagram, la que más), sus relaciones con famosos siempre retratadas en portadas... Todo esto le llevó a desaparecer durante tres meses. Regresó en noviembre pasado, tímidamente. Y ahora va caminando, con paso trémulo. En lo personal acaba de confirmar que tiene un novio también famoso (el músico The Weeknd). Y en lo profesional está a punto de lanzar (como productora) una serie de calado social en Netflix. Con las giras, de momento, no se atreve. Su equipo de psicólogos no para de repetirle: con cuidado, Selena, el demonio acecha en cada esquina.
"No trato de obtener aprobación: ya no la necesito". Así de contundente se mostraba, delante de miles de flashes que la inmortalizaban recogiendo un premio, Selena Gomez (Texas, 24 años) después de un parón de tres meses, desde que el 31 de agosto anunciase que pretendía darle al pause.
Meses antes, había sido diagnosticada con lupus, una enfermedad autoinmune y crónica que, según ella misma confesaba, le causaba "ansiedad, ataques de pánico y depresión", y que provoca, como síntomas más frecuentes, alteraciones en la piel y en las articulaciones así como fiebre, daños renales y en el sistema nervioso. Tuvo que ingresar en una clítica de rehabilitación. Esta enfermedad obliga a medicarse y a cambiar el estilo de vida: dieta saludable, ejercicio físico, nada de alcohol o drogas y protección a los rayos ultravioleta.
Aquello marcó su punto de inflexión. "Quiero ser proactiva y centrarme en mi salud y felicidad. He decidido que la mejor manera de hacerlo es mirar hacia delante y tomarme un tiempo libre. Gracias a mis fans. Sabéis lo importantes que sois para mí, pero necesito enfrentarme a esto. Espero ayudar a otros a enfrentarse a sus problemas", explicaba. Canceló su gira, desapareció de portadas y actos públicos y ella, la reina de Instagram, dejó huérfana su cuenta.
Tuvieron que pasar tres meses y volvió la luz. Selena se dejaba ver en la gala de los premios American Music Awards (AMA) para recoger el galardón a la artista femenina favorita de pop/rock y aprovechó su discurso para abogar por la privacidad de las estrellas en las redes sociales. Se asomaba de nuevo a la fama, pero nada más... por el momento. Semanas después reivindicaba su papel como diseñadora de la firma de lujo Coach, de la que también es imagen, y promocionaba la serie de la que es productora y que estrenará Netflix el próximo 31 de marzo. Comenzaba a fraguarse su pausada vuelta a la palestra pública, más al borde del foco principal de la fama.
De la misma manera lo ha hecho con su vida privada. Como cuando, este pasado febrero, no apareció en los Grammy... pero sí en una de sus fiestas posteriores, concretamente la que organizó Rihanna. Lo hizo, sin fotos oficiales ni posados, acompañada de su nueva pareja, Abel Tesfaye, más conocido como The Weeknd, uno de los músicos que más discos vende en la actualidad. La relación se había confirmado en enero, después de un tiempo de especulaciones, gracias a 46 fotos que difundía la web estadounidense TMZ.
No tardaron en llegar los consiguientes titulares en relación a la reacción de la exnovia de él -Bella Hadid, hermana de la gran amiga de Selena, Gigi Hadid- y del exnovio de ella -Justin Bieber-. Han tenido que pasar un par de meses hasta que Selena y The Weeknd decidieran dejar de esconderse. Y eso supone, inevitablemente para ella, volver a entrar en la rueda de la fama.
Aunque ella cree medir bien el ritmo al que se mueve esa rueda. Sabe que su Instagram -la red social que la catapultó a la fama mundial y en la que sigue reinando- es minuciosamente inspeccionado cada vez que comparte una nueva foto. Muchas de las últimas, dedicadas a Por trece razones (13 Reason Why, en su título original), la serie de la que es productora y que se centra en el difícil tránsito de la adolescencia, a través de la voz de las reflexiones de una chica que se ha suicidado. Mientras, trascienden unas fotografías suyas, visiblemente desmejorada, y cuyo aspecto sus seguidores achacan al lupus que padece.
Nunca se vive tranquila siendo la mujer más observada.
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