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Los carteros holandeses buscan reciclaje profesional

La reducción del volumen de cartas hace que las empresas de correo propongan alternativas

Isabel Ferrer
Un cartero, en la ciudad de Groningen, Países Bajos.
Un cartero, en la ciudad de Groningen, Países Bajos.Getty Images

Uno de los carteros de PostNL, la corporación que regula el servicio de correos en Holanda, había trabajado antes en una compañía de aguas, y pidió permiso a sus jefes para anotar las cifras del contador de un vecino que no estaba en casa cuando pasaron los encargados. Como el uso de correo electrónico ha reducido más de un 10% el volumen de repartos a domicilio, la pregunta no pasó desapercibida. PostNL destaca a diario a 20.000 efectivos y 3.500 vehículos, y tal vez pudieran hacer algo más por la comunidad. A fin de cuentas, son una figura familiar con un excelente conocimiento del barrio asignado. Así que en 2015 se puso en marcha un programa piloto que les permitía, con el acuerdo del usuario, fotografiar las cifras del medidor de agua para luego enviarlas al Ayuntamiento. También retrataban el estado de los contenedores de basura, la altura de la mala hierba que acaba separando los adoquines de las calles, o bien si las cortinas de una casa llevaban corridas varios días. Con las personas mayores, puede ser un signo de enfermedad o accidente doméstico. El ensayo fue un éxito, y en 2018 se ampliará a todo el territorio nacional.

“En las ciudades inteligentes todo gira alrededor de la tecnología, y queríamos aprovechar el factor humano”, ha dicho Rogier Havelaar, encargado del proyecto. Para que no haya errores, las fotos, tomadas con un smartphone, se envían al receptor oficial por medio de una aplicación específica. Si el vecino prefiere no ser importunado, solo recibe su correo, pero la buena acogida del ensayo muestra que los carteros —ahora para casi todo— son bienvenidos.

Las nuevas tareas son voluntarias, en horario laboral, y pagadas por separado, pero ellos no serán el largo brazo municipal. No impondrán multas, y para evitar roces, eludirán a los inquilinos que no pagan los recibos del agua. En Finlandia, en algunas ciudades los carteros también siegan la hierba. En Bélgica, echan un vistazo a los mayores en varias localidades. Hay menos cartas, pero pueden ser los ojos y oídos, amables, del barrio.

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