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Trump está enamorado del Despacho Oval

El presidente celebra el máximo número de actos públicos en su sala de trabajo

El presidente de EE.UU. Donald Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington (EE.UU.)
El presidente de EE.UU. Donald Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington (EE.UU.)AUDE GUERRUCCI / POOL

Donald Trump está enamorado del Despacho Oval. Sobre todo de una escena: él sentado o situado de pie detrás del escritorio, con gente a su alrededor y de fondo la vista a los jardines de la residencia. El presidente, obsesionado por su imagen, ha pedido a su equipo celebrar cuantos más actos públicos posibles en su despacho. El lunes exprimió al máximo ese deseo de grandeza institucional: congregó a una treintena de invitados —representantes de universidades negras con los que se había reunido en otra sala— para que se fotografiaran con él alrededor de su mesa. Apenas cabían todos.

El ritual se repite. Tras celebrar una reunión, Trump decide que en la parte del encuentro en que pueden entrar periodistas y camarógrafos la acción gire alrededor de su escritorio. Lo habitual, con Barack Obama de presidente, era que él y sus invitados fueran fotografiados donde se habían reunido y no que posaran alrededor de una mesa. Pero Trump busca imágenes victoriosas y explotar la fuerza visual de su nuevo puesto de trabajo.

La fascinación del republicano propicia escenas curiosas. A principios de febrero, el consejero delegado de Intel, Brian Krzanich, explicaba de pie, junto al escritorio del Despacho Oval, sus planes de inversión mientras Trump lo escuchaba atentamente sentado. El intento de mostrar una jerarquía de poder parecía claro.

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El presidente también ha celebrado tomas de posesión en su despacho, lo que solía tener lugar en otras estancias.

Como todo presidente, Trump ha redecorado el Despacho Oval. Es fácil detectar el estilo kitsch y opulento que define sus hoteles. Ha cambiado de rojo a dorado el color de las cortinas y los sillones. Ha llenado el escritorio que usan todos los mandatarios desde los años sesenta de papeles y periódicos.

Trump explicó a finales de enero que se quedaba pasmado observando su nuevo despacho de trabajo en Washington. “He tenido a gente que llega, entra aquí y simplemente quiere quedarse mirando un largo tiempo”, dijo, sobre el Despacho Oval, al diario The New York Times. El enamoramiento todavía le dura.

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