Del caos de Hostafrancs al infierno de Texas
Muy degradado tiene que estar el tejido social para que un jubilado asalte su sucursal


Jesús M.A., vecino de Hostafrancs, pensionista de 70 años, viudo, con problemas de próstata y espalda, es el protagonista de una historia desgraciada, aireada en Cataluña pero digna de conocerse en España y en la eurozona. El 9 de febrero, armado con una pistola detonadora, atracó su sucursal de Caixabank (la oficina en la que tenía su cuenta, compartida con su esposa fallecida Carme) y se llevó 1.200 euros. Dejó allí, como amenaza pueril pero efectiva, una fiambrera de plástico con un despertador dentro, como simulacro de bomba. Durante la semana asaltó además dos farmacias (en una de ellas exigió una caja de Viagra como compensación al escaso dinero que había en la registradora), una perfumería e intentó atracar otra oficina de Caixabank. La fijación con Caixabank tiene una explicación: el anciano tenía bloqueada la cantidad de dinero de su cuenta correspondiente a su esposa muerta en tanto no se tramitara el testamento. Está detenido, claro. Le pueden caer 20 años y los jueces han decretado prisión sin fianza. Hay riesgo de fuga, dicen. Las comparaciones son biliosas.
Jesús no es Dillinger ni Robin Hood, a pesar de los esfuerzos metaliterarios para asociar su hastío crepuscular con un entorno hostil e ininteligible a la mística de los holdups y de los bandidos generosos. Por lo general, su reacción amarga (¡hasta aquí hemos llegado!), mezclada con el hartazgo moral de soportar lo que no entiende, se ha ridiculizado (el abuelo pistolero) o sentimentalizado. Lo más probable es que caiga rápidamente en el olvido. Pero hay otra forma de examinar el caso de Jesús M.A. Muy degradado tiene que estar el tejido social, mucha angustia tiene que haberse infiltrado en el torrente emocional de las clases pasivas, mucha miseria tiene que estar oprimiendo la conducta de un pensionista, para que se decida a robar su propia sucursal.
Los signos de deterioro social están ahí; basta con unir la línea de puntos. El pensionista de Hostafrancs sigue una conducta muy parecida a la de los dos hermanos protagonistas de Comanchería (Hell or High Water), atracadores pertinaces de las sucursales texanas del banco al que tienen que pagar la hipoteca de su rancho. La espléndida película de David Mackenzie detecta y sublima el caos social poscrisis y lo expone como si fuera una enfermedad autoinmune. Un lupus socieconómico. Los estratos sociales aplastados por el reajuste económico y financiero, los huérfanos de la política expoliadora del trickle-down (escurrido) que alcanzará su cénit con Trump, tienen que sobrevivir en la miseria postapocalíptica canibalizando su entorno y extendiendo la destrucción en la medida de sus posibilidades. Que, como en el caso de Comanchería o de Jesús M.A., son escasas y los convierten en carne de cañón.
Warren Buffett, poco sospechoso de incitar a la subversión, proclamó en cierta ocasión desde su Sinaí particular una regla de conducta pragmática: "Siempre invierto en negocios tan buenos que hasta un idiota podría dirigir porque, antes o después, un idiota los dirigirá”. Ahora estamos en ese después, así en política como en economía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Discurso a la nación: Trump exagera sus logros económicos y se olvida de Venezuela
Vicky Colbert, socióloga: “Si los niños son diferentes, la escuela tiene que adaptarse a ellos, y no al revés”
‘Arancel’, la palabra del año para la FundéuRAE no habla solo de lengua, también de poder (y economía)
Claves de una cumbre que decide el futuro de Ucrania y Europa: ¿por qué es tan importante?
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”
- Carlos Alcaraz y Ferrero rompen tras siete años: “Llegan tiempos de cambio para los dos”




























































