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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rajoy gana sin proyecto

El congreso del PP no ofrece ninguna idea nueva para los desafíos más urgentes

Mariano Rajoy, ayer durante el congreso del Partido Popular.
Mariano Rajoy, ayer durante el congreso del Partido Popular. CURTO DE LA TORRE (AFP)

Mariano Rajoy ha obtenido un triunfo arrollador en el congreso de su partido, convertido en una balsa de aceite capaz de sobrevivir a la corrupción y a cuantos problemas se le presentan en nombre de la estabilidad. El presidente del Gobierno y del PP tiene ahora las manos libres para liderar una fuerza política a la que sus dirigentes conciben como máquina destinada a ganar elecciones, favorecida por la dinámica de enfrentamientos en los partidos que podrían hacerle sombra algún día como alternativa.

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Sorprende, por eso, que Rajoy se limite a ejercer de conservador y de “perseverante” en las políticas que conduce desde el Gobierno. No hay nada nuevo en lo que ha dicho en el congreso. Tenía la oportunidad de definir un programa para España, de demostrar que dispone de una visión de futuro para un proyecto colectivo que, en vista de las circunstancias, sin duda estará muy marcado por el Partido Popular. Ha renunciado a hacerlo y solo reivindica mantener lo realizado desde el Gobierno y patriotismo de partido. Nadie va a discutir la necesidad de apostar por un crecimiento económico más solidario, pero todo se circunscribe, según el presidente, a no hacer “contrarreformas”.

En particular es relevante la posición sobre Cataluña. En medio del empuje de las autoridades separatistas, Rajoy solo habla de trabajar “para reconstruir la cohesión interna” en la comunidad sacudida por el independentismo. Reitera que no va a “tratar ni a comerciar sobre un proceso que conduce a destruir la soberanía nacional”, cierra la puerta definitivamente a un referéndum, pero no ofrece más que un impreciso e indeterminado diálogo sobre infraestructuras o financiación. Sobra tecnocratismo y falta calor político en ese frío planteamiento, si lo que se quiere es llegar a millones de catalanes inquietos por los movimientos separatistas.

Rajoy se equivoca al exhibir continuamente que lo único que hay que hacer es administrar burocráticamente el poder. Es verdad que los suyos le apoyan en este estilo de obrar, y que solo confía en una oposición razonable a corto plazo y en la recuperación de la mayoría absoluta para el PP en las próximas elecciones generales. A ello lo subordina todo.

Rajoy fortifica su posición personal a costa de reservarse lo que quiere hacer en los próximos años y de hablar de Europa como un lugar tan amenazado por los populismos que solo queda agarrarse al PP como tabla de salvación. Pura lectura interna de un problema que exige liderazgos activos a lo largo del continente amenazado, desde luego desde España.

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