La ciencia de los africanos

Nos encontramos en el pueblo de Manhiça, a 70 km al norte de Maputo (Mozambique). Seguimos acompañando a El Intermedio a conocer el día a día de uno de los proyectos más emblemáticos de la Cooperación Española y la Fundación La Caixa y al que podríamos llamar el hermano de ISGlobal: el Centro de Investigación en Salud en Manhiça (CISM), que celebró su 20 aniversario el año pasado.

06:30am. A ritmo de mercado y visita al hospital

A primerísima hora nos adentramos en el ajetreado mercado, lleno de olores, colores, voces y sonidos. Se hace impensable esta actividad tan temprana en España (al menos para nosotros). Las carreras frenéticas de los porteadores de caña de azúcar casi nos impiden grabar la toma.

Dejamos el mercado para ir a conocer otro espacio con gran movimiento: el hospital de Manhiça, en el que el CISM ha tenido un gran impacto. Donde a principios de los años 90 había un pequeño centro de salud, ahora hay un hospital que atiende a 163.000 personas y los 2.380 km2 del distrito de Manhiça.

Al comienzo de este siglo cerca del 35% de las consultas en menores de 15 años eran por malaria y alrededor del 25% de las muertes estaban asociadas a esta enfermedad. Hoy estas cifras han descendido al 9% y 1%, respectivamente.

Para contarnos esta historia de éxito nos reciben Quique Bassat, investigador de ISGlobal, y Hélio Mucavele, responsable de la clínica. Los dos son el claro ejemplo del valor de este proyecto de intercambio de conocimiento que alimenta el trabajo de numerosos profesionales sanitarios dentro del país, pero también sitúa a Mozambique como un referente para el mundo entero. Quique tiene una larga relación con el centro y reparte su vida entre Barcelona y Manhiça. Gracias al trabajo hecho en Mozambique ha conseguido publicar en las principales revistas científicas mundiales, y ha recibido numerosas distinciones, como estar entre los "diez jóvenes más sobresalientes" por la Joven Cámara Internacional (JCI). Por su parte, Hélio dirige la clínica con apenas 26 años y se prepara para hacer una estancia en Australia y volver a Manhiça, donde aplicar todo lo aprendido.

10:30am Salida con el equipo de demografía

Sin datos básicos de la población es imposible avanzar en la lucha contra las enfermedades. Nos vamos con el equipo de demografía del CISM que entra con sus tabletas digitales en cada vivienda de Manhiça, por muy remota que se encuentre. Acceden así a unas casas, la mayoría de cañizo, que cuentan con un número en la puerta que las identifica. Los trabajadores del CISM han colocado estas señales para poder realizar un censo que recoge nacimientos y muertes, así como las enfermedades que padece cada familia. Esta información es la base de muchos de los estudios que se llevan a cabo en el CISM.

Para conocer las causas de muerte, Quique nos habla del proyecto CADMIA que ha comprobado la eficacia y aceptabilidad de la autopsia mínimamente invasiva (MIA). “Antes, con la autopsia verbal, era muy difícil conocer de qué morían las personas en los países de renta baja. Hablabas con la familia y te decían, por ejemplo, que la causa era la enfermedad de la luna llena” nos explica el pediatra.

13:00h Visita al CISM, insectario y laboratorios

Llega el momento de adentrarnos dentro de las instalaciones del CISM, que basa su trabajo en tres pilares esenciales: la investigación biomédica, la formación y la asistencia clínica en el Hospital de Manhiça y centros de salud.

Finalizamos el día con el regalo improvisado que nos ofrece la escuela municipal de danza de Manhiça, nos encontramos por casualidad con un grupo de jóvenes bailando la danza tradicional del pueblo. Se mueven a un ritmo muy rápido, el mismo con el que avanza la sociedad de Manhiça.