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Retrato del monte Cervino

Nenad Saljic

LAS ESTRELLAS y las nubes mecidas por el viento modelan el aspecto de la montaña más famosa de los Alpes y una de las más peligrosas del mundo: el monte Cervino, también conocido como Matterhorn. El fotógrafo croata Nenad Saljic, profundamente enamorado de esta gran pirámide de piedra, ha capturado su metamorfosis durante varios años. Con su libro Matterhorn: Retrato de una montaña (premiado en los International Photography Awards 2016) rinde homenaje a la primera expedición que coronó su cima, en 1865. Liderada por el alpinista inglés Edward Whymper, aquella hazaña quedó marcada por la tragedia: la muerte de cuatro de los montañeros durante el descenso. El proyecto de Saljic surge de su sueño de juventud, en el que imaginaba que escalaba los 4.478 metros del Matterhorn (en alemán, cuerno de la pradera). Según el artista, cada instantánea capturada cuenta su propia historia. La magia puede aparecer por sorpresa o después de varios días de espera, por lo que hay que estar preparado en todo momento y probar distintas exposiciones para fijar el movimiento de las nubes. El croata asegura que valora sus fotografías más por lo que representan que por las condiciones en las que han sido tomadas. El paso del tiempo se condensa en cada imagen con el cambio de decorado provocado por las variaciones climatológicas. El sol y la lluvia acentúan el encanto de esta mítica cumbre que se eleva hacia el cielo en la frontera entre Italia y Suiza. Cautivador, el Cervino mira al mundo desde sus cuatro caras.

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